Traiga invitados a su curso
Clientes
To be an ideal guest, stay at home.
Para ser un invitado ideal, quédese en casa.
A veces los clientes nos encargan temas para los que personalmente no nos sentimos preparados. Como queda dicho en otro lugar del libro, no se debe aceptar un encargo para algo en lo que no nos sentimos perfectamente capacitados. La solución está en traer a nuestros cursos a otros formadores complementarios. Por ejemplo, a partir de una conferencia que pronuncié en la Confederación Empresarial de Ourense dentro del movimiento Galiza calidade sobre el tema Recursos humanos y calidad, algunas personas debieron pensar que yo era un experto en calidad, y a veces me han pedido que tocara estos temas. (L)
En esas ocasiones he incorporado a mis cursos a un compañero ingeniero industrial que ha trabajado como director de calidad para una empresa de automoción. Esto lo hemos hecho varias veces y siempre ha salido bien.
Sin embargo, en otras ocasiones hemos asociado a otras personas a nuestros cursos y los resultados no han sido tan buenos, y no porque no fueran profesionales competentes, que sí lo eran, sino por otros motivos, tales como que repitieran cosas que ya habíamos tocado nosotros o dejaran temas importantes por abordar.
Para evitar estos problemas, le resultarán de utilidad algunas consideraciones.
- Normalice el vocabulario. La misma idea puede expresarse con palabras distintas. Indique a la persona que ha de venir el léxico que utiliza usted, para evitar malentendidos.
- Clarifique con todo detalle los puntos que debe abordar, y pídale que le comente lo que piensa decir en cada uno de ellos. Nosotros solemos hacer esto en el curso de un almuerzo con el otro formador, lo que le quita rigidez.
- Hágalo partícipe de los tabúes y musts de la organización para evitar afirmaciones posiblemente inoportunas.
- Pídale que le entregue los originales de su material fotocopiado, o que le envíe los archivos por correo electrónico, con antelación suficiente para poderlo reproducir, y pregúntele si desea que el material se reparta anticipadamente, en el momento de su intervención o después.
- Averigüe qué medios audiovisuales desea emplear.
- Durante la exposición de su invitado, no se ausente usted. De ese modo podrá intervenir si es necesario y podrá echar un capote para enderezar la situación si se desvía el tema.87
- Pida a los participantes cuando evalúen el curso al final del mismo una calificación de la intervención de su invitado y hágasela llegar con sus comentarios.
Si observa estos puntos encontrará que suele ser una buena idea incorporar a sus cursos a un especialista en un tema que usted no domina profundamente. Todo cambio aumenta el interés y la atención de la audiencia y de este modo fomenta las buenas relaciones con otros formadores que no son directamente competidores suyos y que pueden a su vez invitarlo a usted a sus propios cursos.
Una anécdota personal
En mi actividad como profesor universitario en ocasiones he llevado a mis clases a personas que podían dar un valor añadido a mi curso, y así he traído a un piloto de líneas aéreas para que hablara de la toma de decisión de un comandante de vuelo; a un director de orquesta para que comentara cómo liderar y motivar a los músicos de una orquesta; a un negociador
policial para que hablara de la negociación en situaciones críticas de toma de rehenes, atrincheramiento, amenaza de suicidio, etc.
Estas colaboraciones son especialmente bien recibidas por los estudiantes universitarios, pero ponen al profesor en la obligación de recompensar de algún modo por las moles-tias al ponente. Como el tema de la retribución económica está fuera de lugar, y la gente está harta de llaveros con el escudo de la universidad y similares, mi procedimiento siempre ha consistido en: 1) hablar con la persona que deseaba traer al curso y conseguir su aquiescencia; 2) pedirle el nombre de su jefe inmediato y escribir a este una carta cortés con el membrete del departamento de la facultad para pedirle permiso para que don Fulano de Tal diera una sesión en la universidad, etc., permiso que siempre conseguí; 3) después de celebrada la sesión dirigir una carta de agradecimiento al director que autorizó a su colaborador para que viniera a mi clase, expresándole lo bien que quedó el acto y el buen lugar en el que el ponente había dejado a su empresa u organización. En algún caso incorporé alguna foto de la sesión. Las personas que traje siempre me agradecieron este detalle, que siempre mereció la felicitación de su jefe y en algún caso concreto algo más que una simple felicitación. No voy a explicar en qué consistió ese reconocimiento porque soy reconocido como persona discreta y porque no me gustaría que la gente pensara que para conseguir un ascenso basta con dar una charleta en la universidad… (L)
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