Todas las monedas tienen dos caras: cara y cruz

Existencias
«Si no tuviéramos magulladuras, la rutina de nuestras existencias no dejaría nada en nuestras memorias. Escribiríamos “biografías de páginas en blanco”… viviríamos en una rutina anestesiante y sería como estar muerto en vida.» B. Cyrulnik (2009) Siempre hay un antes y un después de un suceso traumático, y con frecuencia, deja en quién lo padece una huella imborrable que moldea su visión del mundo, limita su capacidad de entusiasmo y le hace más vulnerable a la depresión, a las enfermedades de corazón y a las úlceras de estómago. No obstante, parece que sólo una minoría de las personas que se exponen diariamente a las pruebas más penosas de la vida claudican o enferman (Echeburúa et al., 2003).

Todos conocemos personas para quienes el proceso de duelo da lugar a algún cambio saludable en su personalidad. Después de todo, la esperanza y el espíritu de superación forman parte del instinto de conservación y de supervivencia del ser humano (Rojas Marcos, 2002). Así lo han comprobado los profesionales que trabajan con personas víctimas de acontecimientos traumáticos, constatando a diario la gran capacidad de recuperarse, reconstruir, encontrar una nueva forma de existir, asumiendo lo vivido, sin olvidar ni negar la experiencia traumática, pero dándole un sentido. Incluso integrando esas experiencias como un material energético y experiencial que no hubieran podido llevar a cabo de otra manera.
Investigación
La investigación avala esta observación empírica, puesto que se demuestra que la mayor parte de las personas (del 50% al 85%) son capaces de superar de manera adecuada situaciones profundamente dolorosas como la muerte de un hijo, teniendo en cuenta que la superación también es un proceso de transición, no un estado (Bonanno y Kaltman, 2001; Pérez Cuesta y Nicuesa, 1999; citados en Echeburúa, 2005). Todo parece indicar que, a pesar de que las situaciones traumáticas amenazantes para la propia vida son sorprendentemente frecuentes, el porcentaje de las personas expuestas a ellas que sufren trastornos psicológicos como consecuencia de su impacto, es relativamente pequeño (por ejemplo, en Europa, la prevalencia del TEPT se estima en un 1,9% de la población según Alonso et al., 2004, citado en Vázquez, Castilla y Hervás, 2009), siendo la resiliencia la respuesta más frecuente (del 35% al 55% según investigaciones de Bonnano (2005), con un crecimiento postraumático constatable (Manciaux, Vanistendael, Lecomte y Cyrulnik, 2001).

En este sentido consideramos que, avanzando en el concepto que se barajaba inicialmente de la «invulnerabilidad», lo que podemos afirmar es que haber superado un obstáculo en la forma y manera que hemos expuesto, no implica quedar libre de estrés, presión o conflictos, puesto que hoy por hoy no es posible predecir acontecimientos a los que uno va a tener que enfrentarse en su devenir, aunque sí lo es definir algunos momentos de crisis completamente relacionados con el proceso vital en cada cultura. El hecho de haber vivido esta crisis no nos hace invulnerables en todas las facetas de la vida, pero parece que nos hace sentirnos más preparados para enfrentar nuevos desafíos. Además, las últimas investigaciones parecen demostrar que las respuestas frente a estos acontecimientos adversos son muy variadas. Y de entre ellas, la posibilidad de salir dañado es sólo una más. A partir del modelo de resiliencia de Richarsond et al., (Glantz y Johnson, 1999) y de las investigaciones de Bonnano (2011).
Estas dos caras se utilizan comúnmente para representar el anverso y el reverso de una moneda. El anverso suele mostrar la imagen de una figura importante, un símbolo nacional o algún otro diseño distintivo, mientras que el reverso suele tener un diseño diferente que puede incluir detalles como el valor de la moneda, inscripciones y otros elementos decorativos.
El uso de dos caras en una moneda es una convención que facilita su identificación y uso en transacciones diarias. La cara suele ser la parte principal de la moneda que muestra información importante, mientras que la cruz se usa para mostrar detalles secundarios. Estas dos caras son esenciales para garantizar la autenticidad y el valor de la moneda en la mayoría de las transacciones financieras.
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La Dualidad en la Existencia
1️⃣ Luz y sombra: No hay luz sin oscuridad, ni felicidad sin tristeza. La existencia está marcada por contrastes que nos ayudan a comprender mejor cada aspecto de la vida.
2️⃣ Éxito y fracaso: El éxito no existiría sin el fracaso como referencia. Cada caída es una oportunidad de aprendizaje que nos acerca más a nuestros objetivos.
3️⃣ Bien y mal: La moralidad y la ética nos muestran que cada acción puede ser interpretada desde diferentes perspectivas. Lo que para unos es correcto, para otros puede no serlo.
4️⃣ Orden y caos: La vida oscila entre momentos de estabilidad y momentos de incertidumbre. Ambos son necesarios para el crecimiento y la evolución.
5️⃣ Presente y futuro: Vivimos en el presente, pero constantemente proyectamos el futuro. La manera en que equilibramos ambos tiempos define nuestra experiencia de vida.