Relaciones alumno-tutor:
Las relaciones entre formador y alumnos⁄as serán de tipo horizontal; es decir, el trato será de igual a igual, sin que por ello El formador deje de ser El guía y conductor⁄a del grupo.
Algunos de estos ejemplos en el que se da este tipo de relación podrían ser:
- El alumno debe saber utilizar las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (NTIC), adaptarse a los nuevos entornos virtuales, conocer y utilizar los nuevos recursos para el aprendizaje.
El formador debe proporcionar estos recursos y orientar al alumnado en su uso.
- El alumno debe desarrollar estrategias de exploración, búsqueda sistemática, etc.
El formador debe preparar a priori dichas estrategias y despertar en el alumnado la curiosidad y mantener su atención (El alumno debe, a su vez, observar atentamente e interesarse en lo que se le muestra).
- El alumno debe trabajar metódicamente, saber relacionar causas y efectos, realizar un trabajo intelectual intenso y continuo; en definitiva, tiene que ser un⁄a alumno autónomo, capaz de pensar por sí mismo.
El formador debe orientar y enseñar al alumnado a aprender a aprender.
- El alumno no puede dejar de lado el trabajo en grupo y la interacción con el resto de la clase.
El formador debe crear un ambiente necesario para que estas relaciones se lleven a cabo y solucionar los posibles problemas que surjan entre el alumnado. Es decir, se debe implicar en los trabajos y actividades del grupo.
- El formador debe motivar al alumnado, potenciar su autoestima, persistencia, afán de superación; así como enseñar al⁄ a la alumno a pensar de forma crítica y reflexiva.
El alumno debe potenciar todo lo anteriormente mencionado y actuar con creatividad, aportando nuevas ideas.
- El formador debe conocer las características individuales de cada alumno, diagnosticando sus necesidades de formación y diseñando un currículum adecuado cada alumno que lo necesite.
El alumno debe trabajar según su propio estilo de aprendizaje y utilizar las diversas técnicas de aprendizaje.
* además de lo señalado anteriormente, otras de las funciones del⁄ de la formadortutor son:
Ajustar sus clases atendiendo al nivel inicial del alumnado.
Informar a los⁄as alumnos⁄as de los objetivos y contenidos del curso.
Impartir sus clases atendiendo a las estrategias previstas; pero adecuándolas a las circunstancias de cada momento.
Realizar explicaciones de las módulos del curso para una mayor comprensión por parte de los⁄as alumnos⁄as.
Debe ser orientador⁄a y hacer un seguimiento constante de sus alumnos⁄as, ayudándoles a elegir en cada caso y situación las actividades más adecuadas.
Debe estar al día de lo que está enseñando a sus alumnos⁄as y renovarse constantemente.
Las acciones tutoriales.
Las acciones tutoriales están diseñadas para que el alumnado tenga un apoyo constante por parte de todos los⁄as profesionales encargados de la formación
(coordinadores⁄as, tutores⁄as, formadores⁄as…), a lo largo del período de estudio del curso.
La tutoría consiste, pues, en un proceso de acompañamiento durante la formación de los⁄as alumnos⁄as, que se concreta mediante la atención personalizada a un⁄a alumno o a un grupo reducido de los⁄as mismos⁄as, por parte de los distintos agentes encargados de la formación.
Una vez puesto en marcha el curso de formación, las interacciones que se establezcan entre formador-alumno determinarán, en buena parte, la calidad de las experiencias de aprendizaje que se ofrecen.
Competencias para la tutoría y seguimiento formativo.
La labor de tutorización y seguimiento que debe desempeñar El formador exige de el⁄ella una serie de competencias clave:
Habilidades de comunicación, para conseguir crear un entorno social agradable, en el que se promuevan unas relaciones óptimas entre los participantes, se desarrollen en ellos el sentido de grupo y se les ayude a trabajar hacia un objetivo común.
Capacidad de adaptación, a las condiciones y características de los distintos usuarios.
Orientación realista de la planificación: los niveles de autodirección que se espera que alcancen los⁄as alumnos⁄as requiere de un esfuerzo mayor que en situaciones de aprendizaje convencionales.
Mentalidad abierta, para aceptar propuestas, sugerencias, e introducir reajustes en la planificación del curso.
Capacidad de trabajo y constancia, en las tareas de seguimiento del progreso de cada alumno, facilitando un feedback inmediato.
Predisposición a asumir un rol polivalente, cuya orientación dependerá de las distintas situaciones: un segundo plano para facilitar el aprendizaje entre iguales, saber en qué casos es necesario intervenir y asumir un rol más directivo, etc.
Las relaciones entre alumnos y tutores desempeñan un papel crucial en el proceso educativo, ya que afectan directamente el aprendizaje, la motivación y el bienestar de los estudiantes. Una relación positiva y efectiva puede fomentar un ambiente propicio para el desarrollo académico y personal:
- Comunicación Abierta:
- La comunicación abierta y transparente es esencial. Los tutores deben estar disponibles para escuchar las preocupaciones y preguntas de los estudiantes, y los estudiantes deben sentirse cómodos compartiendo sus inquietudes.
- Confianza Mutua:
- La confianza es fundamental en cualquier relación educativa. Los estudiantes deben confiar en que los tutores proporcionarán orientación y apoyo, mientras que los tutores confían en el compromiso y esfuerzo de los estudiantes.
- Empatía y Comprensión:
- Los tutores deben mostrar empatía y comprensión hacia las necesidades y circunstancias individuales de los estudiantes. Comprender las fortalezas y desafíos de cada estudiante contribuye a una relación más efectiva.
- Feedback Constructivo:
- Proporcionar feedback constructivo es esencial para el crecimiento académico. Los tutores deben ofrecer comentarios específicos y alentadores para ayudar a los estudiantes a mejorar.
- Establecimiento de Metas:
- Colaborar en el establecimiento de metas claras ayuda a los estudiantes a entender lo que se espera y a trabajar hacia el logro de sus objetivos académicos y personales.
- Apoyo Académico y Emocional:
- Los tutores no solo brindan apoyo académico, sino que también pueden ofrecer apoyo emocional. Esto es particularmente importante en situaciones donde los estudiantes enfrentan desafíos personales o académicos.
- Desarrollo de Habilidades:
- Los tutores pueden ayudar a los estudiantes a desarrollar habilidades de estudio, organización y otras habilidades académicas y profesionales importantes para su éxito futuro.
- Motivación y Estímulo:
- Los tutores pueden desempeñar un papel clave en motivar a los estudiantes y estimular su interés en el aprendizaje. Reconocer los logros y esfuerzos contribuye a la construcción de una relación positiva.
- Flexibilidad y Adaptabilidad:
- La capacidad de los tutores para ser flexibles y adaptarse a las necesidades cambiantes de los estudiantes es esencial. Esto puede incluir ajustes en la metodología de enseñanza o la programación de sesiones de tutoría.
- Respeto Mutuo:
- El respeto mutuo es fundamental en cualquier relación educativa. Los tutores deben respetar las experiencias y perspectivas únicas de los estudiantes, y a su vez, los estudiantes deben respetar la experiencia y autoridad del tutor.
- Inclusividad:
- Promover un entorno inclusivo donde cada estudiante se sienta valorado y aceptado independientemente de su origen cultural, habilidades o identidad.
- Colaboración en el Aprendizaje:
- Fomentar una relación de colaboración donde tanto el tutor como el estudiante estén activamente comprometidos en el proceso de aprendizaje.