Regáleles unas fotos

Regáleles unas fotos

Formación

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¡Qué se marchen los fotógrafos!

Al principio del curso o sesión de formación usted puede hacer unas fotografías individuales de los participantes. Puede decirles que les agradará tener un recuerdo del curso. Si hace usted las fotos cuando están sentados y con su nombre ante ellos tendrá una galería fotográfica de todas las personas que participaron en el curso, lo que de paso le servirá a usted para aprenderse los nombres de los participantes asociando nombre y cara.

Si usted imprime estas fotos y, después de la primera pausa, las fija con un adhesivo suave en el flip-chart y les indica que pueden recogerlas, se facilita extraordinariamente la relación posterior.

También puede usted enmarcarlas en estos marcos que venden en las tiendas del Todo a cien y poner las fotos ya enmarcadas en el puesto que ocupaba cada uno de ellos antes de la pausa, de modo que a su regreso se encuentren con el obsequio.

Si toma usted más fotos a lo largo del curso, puede colgarlas en su página web, de modo que puedan verlas y bajarlas si lo desean. Pero antes, por aquello de la ley de Protección de Datos y por respeto a la intimidad, les tiene que pedir permiso por escrito.

El permiso mejor es que firmen haciendo constar su DNI en una hoja en la que ponga algún texto del tipo de autorizo a don N.N. a publicar las fotos en las que yo aparezco, tomadas en el curso Tal en la página web www.supágina.com

Quizás le parezca excesiva esta burocracia, pero cabe que alguna persona se moleste por no haberle pedido permiso para publicar sus fotos, y esta autorización escrita le cubre a usted las espaldas ante posibles reclamaciones.

Por otra parte, las personas que van a ver sus fotos tienen que visitar la página web de usted, con lo que se acrecienta el efecto publicitario de la misma.

Es cierto que los asistentes a un curso de formación no son los que lo contratan a usted, pero son los que transmiten su satisfacción o insatisfacción al departamento de formación, tanto oralmente como al rellenar el cuestionario final. Por eso a usted le conviene tenerlos contentos.

El diploma

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An investment in knowledge pays the best interest. Una inversión en conocimiento ofrece el mejor interés.

Rara vez, en mis años como formador de empresas, me he encontrado con buenos sistemas de evaluación de los conocimientos. Parece ser que, según cierta regla no escrita, el aprendizaje de adultos no debe ser tan riguroso como el de los niños. No obstante, el reconocimiento a la formación recibida, deseado y deseable, es unánime. Algunas empresas tienen mecanismos formales para reconocer las horas empleadas en la mejora de una técnica o una habilidad. En nuestro caso, le animamos encarecidamente a cuidar y reconocer el trabajo que se haya realizado en el aula por los participantes en su formación.

La palabra diploma es una de las más antiguas de nuestro idioma y se refiere a un documento importante, generalmente algo que valida o acredita cierto grado o nivel académico que se han logrado. En muchos casos, también se usa para reconocer logros más humildes, como un concurso de decoración de balcones o el premio de una fiesta de disfraces.

Usted también puede confeccionar su diploma con buen gusto y pulcritud. En el Anexo le ofrecemos un modelo que quizá le sea útil. Tan solo le ofrecemos un consejo: No se pase. Los diplomas, generalmente, los otorgan las instituciones y tienen un formato más solemne, generalmente apaisado, como los antiguos pergaminos que contenían los fueros, bulas y privilegios. Frente a ellos, y en función del tipo y naturaleza de la formación, quizá sea suficiente con un certificado en el que se haga constar que don Fulano de tal y tal, con DNI tal, ha cursado con aprovechamiento un programa determinado.

Le encarecemos que cuide con unción el nombre de sus alumnos: escríbalos adecuadamente en los documentos: no se salte una tilde, no trueque un Juan María por un José María y no dé por hecho que una Ángeles tiene que ser necesariamente María de los Ángeles. Por asuntos mucho menores han caído programas enteros.

Si la institución organizadora –diferente a la suya– ya otorga sus propios diplomas al final del programa, y usted quiere terminar su parte de una forma divertida, le recomiendo que se haga con unas cartulinas en DIN A4 y confeccione sus propios diplomas macarrónicos para reconocer a los alumnos de su parte las horas que han pasado con usted. Así, si el número de participantes y ambiente del grupo así lo piden, puede entregar diplomas personalizados «al más preguntón», «a la mejor intervención», «al más competitivo»… Usted lo bordará si, además, instaura unos premios con denominación propia: Premio Cicerón al más elocuente o Premio Naranja al más simpático. Apelo a su habilidad social y su inteligencia emocional para no meter la pata. En estos asuntos, hay una tendencia, al menos en muchos de nosotros, a «venirnos arriba». En cierta ocasión, sobre la marcha, me quedé sin denominaciones de premios en una clase de veinticuatro directivos cuando solo me quedaba uno por entregar y se me ocurrió entregar el premio «Lucas Herrero», ¿a quién?, al alumno Lucas Herrero. Hilaridad general y puerta grande. (C)

 

Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.

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