¿QUÉ PELIGROS HAY DETRÁS DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS?

PELIGRO O RIESGOS
Habría que distinguir dos peligros o riesgos asociados al uso de las nuevas tecnologías. Uno de esos peligros tiene que ver con el mal uso que se puede hacer de esta herramienta. No es que de por sí sea mala, todo lo contrario, simplemente la manera de usarla deja mucho que desear, ocasionando problemas a otros y complicaciones para uno mismo; por ejemplo, utilizar la mensajería o los chats para insultar, propagar falsos rumores y difamar. El segundo peligro es más personal y hace referencia a la vulnerabilidad del sujeto frente al uso de esta herramienta, de manera que el uso puede llegar a convertirse en un abuso. La fascinación que las nuevas tecnologías ejercen entre el público en general y especialmente entre los más jóvenes, ha puesto de manifiesto una serie de problemáticas derivadas de un uso abusivo.
Son usos problemáticos que hoy por hoy todavía no están reconocidos como patologías en los manuales de psiquiatría, pero curiosamente cumplen la mayoría de los criterios típicos de la adicción a sustancias y no quita que en el futuro sean considerados como trastornos conductuales. Se manifiestan en el sujeto como falta de control sobre esa conducta, con la necesidad imperiosa por estar conectado a Internet, con interferencias serias en la vida diaria del sujeto y la imposibilidad de abandonar dicha conducta, a pesar de que al sujeto le gustaría dejarla ((Echeburúa, Labrador y Becoña, 2009). Veamos el primero de los peligros. Hace referencia al uso inadecuado o mal uso que podemos hacer de las nuevas tecnologías. Fueron muchos los que profetizaron que con la llegada de Internet y el ordenador se desbancaría la televisión; algunos incluso lo vieron con buenos ojos, ya que se ofrecían posibilidades más activas y creativas para el individuo. Pasado el período de prueba podemos decir que las nuevas tecnologías de la comunicación no han desbancado a la televisión, la «ventana mágica» no ha perdido protagonismo entre los menores, que siguen pendientes de sus programas, potenciado por una amplísima oferta de canales, de televisión a la carta, donde se pueden recuperar programas no vistos.
Tiempo
Pero, ¿de dónde sale el tiempo que los menores dedican a uno y otro medio? Evidentemente ha disminuido el tiempo que dedican a la lectura, juegos en la calle y practicar deportes. La llegada de las nuevas tecnologías y su implantación masiva en los hogares, está propiciando cambios en el consumo del tiempo libre. Se dice, por ejemplo, que han disminuido las quejas a los ayuntamientos y los comunicados a la prensa por parte de asociaciones de padres y vecinos para aumentar los parques, las canchas en los barrios o la reparación de desperfectos. Es curioso visitar estos lugares de esparcimiento y ver lo vacíos que suelen estar, incluso en lugares donde la población infantil y juvenil es considerable. Los menores se quejan de que ya no se reúne gente para hacer partidos, llevan su propio balón y se hartan de tirar tiros a su padre, que hace de portero. Efectivamente, las nuevas tecnologías han absorbido gran parte de nuestro tiempo de ocio, pero no solo eso, sino que están diseñadas para controlar y consumir buena parte de ese tiempo.
A menudo, la posibilidad de interrumpir una actividad, como puede ser un juego y salir de él, no depende al cien por cien del jugador, es más, muchos juegos no permiten cesar la partida al instante, sino que lo subordinan a una serie de pasos, objetivos o metas; de manera que si abandonas antes de tiempo, pierdes lo logrado hasta ese momento. Claro, uno se lo piensa. Imaginemos, por ejemplo, a una madre que llama a su hijo a cenar y este le suplica que le conceda más tiempo porque ahora no puede dejarlo, que cenará después. Consecuencia: los hijos se quejan de que sus padres no lo entienden y los padres se lamentan de que sus hijos no les hacen caso. Otra cuestión tiene que ver con las características y posibilidades que ofrece el ciberespacio, su estructura y diseño exige mucha atención y entrega por parte del usuario, enseguida se ve envuelto en otra dimensión, olvidando por un rato su realidad cotidiana, evadiéndose de los problemas que le estresan y de las responsabilidades que le agobian.
Dimensión
Bucear en el ciberespacio supone entrar en otra dimensión en la que la realidad cotidiana es desplazada por otra realidad elaborada a la medida de cada uno. Las posibilidades que se ofrecen para evadirse, olvidar, ignorar e incluso huir de los problemas de la vida cotidiana son muchas y al instante. Lo más característico es que el individuo se muestre ausente, con la mente en otra parte, imbuido en ese mundo que acapara su atención e interés y del que le resulta difícil prescindir, incluso aunque reciba estímulos externos significativos. En esta situación es arriesgado pedir cosas puntuales y responsabilidades; así por ejemplo, si la madre pide a su hijo que vaya a buscar el pan para comer o apague el fuego pasados 10 minutos por ir ella, probablemente se le olvide. En esas circunstancias tenemos dificultades para atender, procesar y recordar órdenes. Además, el entusiasmo que las nuevas tecnologías despiertan llega a acaparar el interés de los menores hasta ocupar su pensamiento en desarrollar estrategias o trucos para un juego, por ejemplo, pudiendo interferir y afectando a otras tareas, como atender en clase, concentrarse en lo que está leyendo o hacer los deberes a prisa para ponerse a jugar.

Por otra parte, es evidente que se está produciendo un desplazamiento de la vida social de los menores hacia el campo de las nuevas tecnologías. El tiempo que pasan conectados así lo indica, son las redes las que tienen un protagonismo importante como moldeadoras de sus perfiles sociales e incluso de su personalidad. Es muy curioso que aunque se vean en el colegio a diario, los intercambios distendidos los hacen cada vez más a través de Internet, suelen decir «después te llamo» para hablar de lo que en el colegio no comentan. Con frecuencia llegan a idealizar este nuevo contexto relacional; no es para menos, ya que en él hacen amistades, establecen contactos, se emocionan, disfrutan; pero al mismo tiempo sufren desengaños, traiciones, infidelidades, acoso e incluso agresiones que les resultan difíciles de asimilar. Todo esto también les hace sufrir por la falta de aceptación, por la pérdida de su autoestima, de su prestigio social e imagen, provocando una nueva tensión emocional que podríamos calificar de «depresión on-line». Esta tensión puede ser más agresiva por el hecho de poderse ejercer al amparo del anonimato y por ser una forma de relación no presencial.
Características
Estas características generan una falsa idea de seguridad, mostrando más atrevimiento en los desquites que se hacen y quizá también mayor predisposición para aceptar propuestas de internautas que resultan ser lo que no mostraron y saber más de esos menores de lo que ellos mismos imaginaron. Esta nueva forma de relacionarse en la que la presencia «vis a vis» no es un hándicap, puede acarrear problemas en el futuro de llevarse a cabo de forma reiterada y en detrimento de otras formas presenciales. En la Universidad de California ya se han alzado voces de inquietud, pues creen que el uso abusivo de las redes sociales puede afectar al adecuado desarrollo de determinadas emociones humanas, se habla de la compasión y la admiración (González, Merino y Cano, 2009). Todo ello tiene que ver con la expresión corporal de los estados emocionales, aspecto ausente cuando la relación no es presencial, pero imprescindible en las relaciones humanas, no en vano somos la especie con más logros en inteligencia social y ello tiene que ver mucho con la expresión e interpretación de las emociones.
¿Cómo captar e interpretar las emociones a través de las nuevas tecnologías? De cara al futuro los humanos probablemente estaremos menos dotados de habilidades para captar expresiones emocionales que resultan fundamentales para la empatía y para la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Como dice el proverbio árabe: «Quien no comprende una mirada, tampoco comprenderá una larga explicación». Puede que de cara al futuro y sin pretenderlo nos hagamos un poco más egocéntricos a pesar de tener mucha comunicación entre nosotros. Dado que las nuevas tecnologías son un producto reciente y muy joven, tiene necesidad de ser moldeado, en algunos casos, corregido en aquellos aspectos actitudinales que resultan de mal gusto. No faltan las voces que se alzan señalando que los jóvenes se están hartando de la ironía, la grosería y los comentarios sarcásticos que predominan en la red. La dureza y crueldad de muchos comentarios debería pasar de moda y proponen la posibilidad de incluir etiquetas en esos contenidos para que, por un lado, filtren lo indecente y permitan retuitear lo que de amable y respetuoso hay, pero siempre que sean los propios usuarios los que determinen el flujo de la circulación.
Protocolos
De la misma manera que existen normas y protocolos del buen hacer, así como manuales donde se explican e ilustran, deberían ir surgiendo blogs cuyos contenidos hagan alusión a lo que se debe o no hacer en las redes sociales. En ello está en juego la calidad de las redes de intercambio y la viabilidad de las mismas. Esto exige un cambio de actitud frente al uso de las nuevas tecnologías, tratando de poner en prácticas «las buenas intenciones» como criterio para circular libremente por la red. El segundo de los peligros hace referencia a la capacidad de las nuevas tecnologías por crear dependencia, llegando a condicionar la vida del usuario en torno a esta actividad de manera casi exclusiva. El deseo de tener al alcance aquello que más interesa de la red puede arrastrar al sujeto a invertir mucho más tiempo del que sería deseable. El individuo puede llegar a sentirse preocupado por el tiempo invertido e intentar marcarse límites que incumplirá de manera reiterada. Con frecuencia se le hace tarde alcanzando altas horas de la noche sin sentir cansancio ni sueño, quedando en evidencia su falta de control y repercusiones en sus rutinas diarias; cuando esto sucede podemos intuir un uso problemático y estar cerca de una patología derivada de un uso abusivo.

Es entonces cuando suelen aflorar una serie de inconvenientes que afectan a su entorno, tales como la necesidad de solicitar ayuda especializada, que con frecuencia parte de la familia al comprobar la imposibilidad del individuo de dejarlo por sus propios medios. Esta característica tiene cierto parecido con la progresiva tolerancia que se desarrolla en la adicción a sustancias. La persona se da cuenta de que el tiempo dedicado es excesivo y desea limitarlo sin llegar a cumplir tal propósito; como consecuencia el individuo tiende a mentir o justificar el tiempo que está conectado cuando se le recrimina por ello. Dentro de las muchas propuestas que se ofrecen a través de Internet, algunas parecen tener mayor capacidad de dependencia que otras, entre las que generan más apego están los chats, el manejo de material pornográfico, juegos on-line y de apuestas (Becoña, 2010). Aunque los manuales oficiales de psiquiatría, como el DSM IV-TR y el CEI-10, no contemplan todavía el excesivo apego a las nuevas tecnologías como una patología adictiva, en general se acepta que hay bastantes señales de alarma apuntando a una conducta difícil de erradicar.
Carácter
Una de esas conductas es buscar excitación de carácter sexual a través de la red, lo que se conoce como cibersexo. Se busca bien estableciendo un contacto a distancia con otra persona, generalmente desconocida, a través de mensajes, chatear o webcam o, también, mediante el uso de material de contenido sexual: fotos, vídeos, etc. El anonimato es uno de los factores que más potencia este tipo de adicción, favorecida por la accesibilidad al medio, privacidad y burla de limitaciones legales, como la edad. Entre los muchos inconvenientes que tiene este tipo de adicción es que absorbe muchas horas a lo largo de la semana. Los menores suelen ser usuarios exploradores que buscan estos contenidos por curiosidad o para recrearse, generalmente de manera ocasional y como experiencias que no alcanzan a interferir seriamente en sus vidas, ya que no llegan a ser consumidores compulsivos. Sin embargo, pueden verse implicados como consumidores «voyeristas» de estos contenidos, como víctimas.
Facilitar fotos o exhibiciones a través de la webcam puede hacerlos víctimas de otros sin ser plenamente conscientes del alcance y la repercusión de lo que hacen. Tanto es así que ya han aparecido denominaciones específicas para este tipo de problemas y se habla del «grooming» o acoso sexual a través de Internet. Generalmente es un adulto el que intenta establecer un control emocional sobre un menor, con el fin de obtener concesiones de índole sexual. El proceso se inicia con una relación amistosa tendente a ganar la confianza del menor hasta llegar a una dependencia emocional, en la que el menor es más vulnerable al chantaje del adulto. Otro problema específico es el «sexting», que consiste en el envío de material de contenido erótico o pornográfico. Tiende a ser más frecuente entre las mujeres jóvenes que envían imágenes captadas por ellas mismas con la webcam o teléfonos móviles, las cuales tienen la ingenua intención de divertir, pero que a veces acaban en manos de desconocidos que las intercambian, las manipulan y utilizan como chantaje cuando consiguen la dirección o identidad de sus víctimas.
Actividad
Otra actividad peligrosa que se está extendiendo por Internet es el acoso, también conocido como «ciberbullying». El término hace referencia a la presencia de comportamientos agresivos e insultantes contra otra persona a través de las nuevas tecnologías. El muestrario de acciones puede ser amplio: insultos, humillaciones, amenazas, bulos, fotos comprometidas, datos, spam, suplantar la personalidad, etc. Esta práctica ya constituye un quebradero de cabeza en los centros escolares por el anonimato que facilita la red y su puesta en marcha desde cualquier lugar, generalmente fuera del centro escolar. La víctima lo es en sentido doble, de manera presencial, notando el vacío, los comentarios y el desprecio de sus compañeros en el colegio o la calle; y también es víctima de manera virtual, sin llegar a ser plenamente conocedor de todo lo que se está tejiendo en la red a sus espaldas.
Acusaciones, burlas, insultos, amenazas y vejaciones están proliferando en la red como nuevas modalidades de acoso, auspiciado por un cierto anonimato, desinhibición y pérdida del pudor que proporciona la red, infundiendo en los menores una sensación grande de libertad. ¿Esta sensación de libertad tiene un límite? Pensamos que sí, el dolor ajeno. En el caso de que estas acciones, conocidas como cibersexo y ciberbullying, sean realizadas por adultos, son constitutivas de delito; cuando se trata de menores tienen un tratamiento especial, lo que representa una muestra de su gravedad y del daño que pueden llegar a ocasionar a las víctimas (Valedor do Pobo, 2011).
Las nuevas tecnologías han traído consigo una serie de beneficios y avances significativos en diversos aspectos de la vida moderna. Sin embargo, también han planteado ciertos riesgos y desafíos que es importante tener en cuenta. Algunos de los peligros y preocupaciones relacionados con las nuevas tecnologías incluyen:
- Privacidad: El aumento de la recopilación de datos personales en línea plantea preocupaciones sobre la privacidad. La información personal y los datos financieros pueden estar en riesgo de ser robados o utilizados sin consentimiento.
- Ciberseguridad: Las amenazas cibernéticas, como virus, malware y ataques de hackers, pueden afectar tanto a individuos como a organizaciones. La pérdida de datos o la interrupción de servicios en línea son posibles consecuencias.
- Adicción: La tecnología, en particular los dispositivos móviles y las redes sociales, puede ser adictiva. El uso excesivo de estas tecnologías puede tener efectos negativos en la salud mental y el bienestar.
- Desinformación y noticias falsas: Las redes sociales y la facilidad de acceso a la información en línea han dado lugar a la propagación de noticias falsas y desinformación. Esto puede tener un impacto negativo en la percepción de la realidad y en la toma de decisiones informadas.
- Amenazas a la seguridad en línea: Los ciberdelincuentes pueden perpetrar delitos en línea, como el acoso cibernético, el robo de identidad y el sexting. Estas amenazas pueden tener graves consecuencias para la seguridad y el bienestar de las personas.
- Distracción: Las tecnologías móviles y las notificaciones constantes pueden llevar a la distracción en situaciones importantes, como la conducción o el trabajo. Esto puede resultar en accidentes y disminución de la productividad.
- Impacto en la salud mental: El uso excesivo de las redes sociales y la exposición constante a la perfección aparente en línea pueden contribuir a problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión.
- Impacto en el empleo: La automatización y la inteligencia artificial pueden cambiar la dinámica laboral, lo que podría resultar en la pérdida de empleos en ciertas industrias.
- Impacto en las relaciones personales: El excesivo uso de la tecnología puede afectar las relaciones personales y familiares, ya que las personas pueden estar más enfocadas en sus dispositivos que en las interacciones cara a cara.
- Dependencia tecnológica: La dependencia de la tecnología para tareas cotidianas, como la comunicación, las compras y el entretenimiento, puede hacer que las personas sean menos autosuficientes en ciertos aspectos de la vida.
- Problemas éticos y morales: La tecnología plantea cuestiones éticas, como la inteligencia artificial y la automatización de decisiones importantes. También hay preocupaciones sobre el uso de tecnologías en vigilancia y control.
Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.
📌 Principales Riesgos de las Nuevas Tecnologías
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🔐 Privacidad y Seguridad de Datos
- Robo de información personal por hackers o filtraciones de datos.
- Uso indebido de datos por empresas y gobiernos (vigilancia masiva).
- Peligro de robo de identidad en redes sociales y servicios digitales.
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🧠 Impacto en la Salud Mental y Emocional
- Adicción a la tecnología: redes sociales, videojuegos y dispositivos móviles.
- Aumento de la ansiedad y depresión por la comparación en redes sociales.
- Exposición al ciberacoso, con consecuencias psicológicas graves.
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📉 Dependencia y Reducción del Pensamiento Crítico
- Exceso de información en Internet dificulta la capacidad de analizar y reflexionar.
- Noticias falsas y desinformación pueden manipular la opinión pública.
- Pérdida de habilidades sociales por la falta de interacción cara a cara.
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⚠️ Riesgos en la Ciberseguridad
- Ataques de phishing y virus informáticos que afectan a empresas y personas.
- Riesgos en transacciones digitales, fraudes financieros y estafas en línea.
- Suplantación de identidad y exposición a delitos digitales.
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👁️ Falta de Regulación y Control Ético
- Inteligencia Artificial (IA) sin regulación puede generar discriminación algorítmica.
- Uso de tecnología de reconocimiento facial que invade la privacidad.
- Falta de control sobre el uso de datos biométricos y la toma de decisiones automatizada.
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🛑 Peligros para Niños y Adolescentes
- Exposición a contenido inapropiado (violencia, drogas, pornografía).
- Mayor riesgo de contacto con depredadores en línea y grooming.
- Influencia de tendencias peligrosas y retos virales en redes sociales.
📌 ¿Cómo Minimizar los Riesgos?
✅ Ciberseguridad: Usar contraseñas seguras y autenticación en dos pasos.
✅ Educación digital: Aprender a diferenciar noticias falsas y proteger la privacidad.
✅ Regulación del tiempo en pantalla: Evitar la sobreexposición a pantallas.
✅ Supervisión en menores: Fomentar un uso responsable de la tecnología en niños y adolescentes.
✅ Uso ético de la IA y big data: Exigir transparencia y regulaciones para evitar abusos.