Qué lejos estamos, todavía
Lideres visibles
Si aceptamos provisoriamente estos enfoques, nos damos cuenta de que los líderes más visibles, los que aparecen más frecuentemente en los medios de comunicación, están muy lejos de comprender la complejidad sistémica de los fenómenos actuales y manejan un menú reducido y primario de elementos, que no es funcional para ayudar a procesar la complejidad.
En muchos casos, además, producen daño en la comunidad, ofreciendo atajos y parches en forma reactiva, actuando como apagadores de incendios pero casi nunca como agentes preventivos del incendio, llegando a ser, con llamativa frecuencia, los que avivan el fuego arrojando más elementos combustibles. Recordemos el tema del campo en lo doméstico, el tema de los docentes, que lleva más de cincuenta años de conflicto crónico con huelgas repetidas, pérdidas de días de clase y caída de la calidad educativa.
Diferentes formas
Si queremos ir un poco más lejos, pensemos de qué manera los líderes con peso internacional ayudan a generar luchas recicladas de diferentes formas, produciendo daño, desconfianza e inseguridad. Así podríamos mencionar infinidad de desaciertos que, aunque parezca mentira, suelen ser más el producto de la impericia que de la mala intención.
Afirmo esto por comprobación directa en el procesamiento de conflictos, desde los que habitualmente tienen las parejas hasta los que son catalogados como de una gran complejidad institucional. Nos cuesta tanto aceptar la impericia de nuestros líderes, que preferimos creer que son decisiones maquiavélicas, porque nos parece menos doloroso y menos peligroso a que la impericia sea la causa principal del desaguisado.
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