Pruebas bioquímicas y hematológicas
Valoración
Los análisis bioquímicos y hematológicos constituyen una parte importante de la valoración del estado nutritivo. En esa línea, se han desarrollado diferentes pruebas y ensayos que relacionan los niveles de ingesta con el metabolismo de los distintos nutrientes.
Las muestras se obtienen normalmente de sangre, orina, heces y a partir de biopsias o tejidos cuyo análisis permite valorar concentraciones de nutrientes (glucosa, lípidos, albúmina, minerales, vitaminas, etc), metabolitos (úrea, creatinina, etc) o enzimas implicadas en diferentes vías metabólicas (transaminasas, fosfatasas, glutatión reductasa, etc), índices relacionados con la utilización de nutrientes (hemoglobina y hematocritos, recuento de eritrocitos, transferrina, carga de triptófano, etc), así como posibles situaciones de inmunodeficiencia (fórmula leucocitaria, pruebas de hipersensibilidad, etc).
En algunos casos existen ensayos que combinan medidas antropométricas y bioquímicas (índice de creatinina-altura) y pruebas bioquímicas con informes dietéticos.
Algunos de los factores que deben tenerse en cuenta en la valoración del estado nutritivoa través de parámetros bioquímicos son la edad, el sexo, la herencia genética, las interacciones entre nutrientes y fármacos, así como la situación fisiopatológica. Otras limitaciones de estas pruebas son debidas a la ausencia de ensayos fiables y sensibles, así como las dificultades para establecer los valores límites en algunos nutrientes y delimitar las variaciones normales individuales.
En cualquier caso una prueba o análisis bioquímico para la valoración del estado nutritivo debe reunir las cualidades de sensibilidad, especificidad y respetabilidad.
Valoración del metabolismo proteico
La estimación funcional de los depósitos de naturaleza somática mediante pruebas bioquímicas se fundamenta en las determinaciones de eliminación urinaria de 3-metilhistidina, creatinina y del índice de creatinina-altura (ICA). La proteína visceral puede ser evaluada a partir de análisis de albúmina, transferrina y otras proteínas plasmáticas (prealbúmina, proteína que retiene retinol, etc).
Valoración del metabolismo hidrocarbonado
La glucemia basal tras pruebas de carga, junto con determinaciones de insulina y lactosemia, suelen ser los índices más comunes de valoración bioquímica del metabolismo y utilización nutritiva de los glúcidos.
Valoración del metabolismo lipídico
Diferentes estudios han indicado que los niveles de colesterol y triglicéridos junto con la valoración de las lipoproteínas, suelen ser de gran interés para detectar posibles hiperlipidemias y alteración de la utilización nutritiva de los lípidos.
Valoración de la utilización y metabolismo de las vitaminas
La detección de la ingestión inadecuada de vitaminas hidrosolubles del complejo B o de alteraciones en su metabolismo se lleva a cabo fundamentalmente por su cuantificación en orina, en sangre o en eritrocitos, y también evaluando la actividad funcional de algunas enzimas, donde estas vitaminas actúan como coenzimas o cofactores, como transcetolasa eritrocitaria (tiamina), glutatión reductasa (riboflavina), relación de transaminasas (B6) o excreción de metabolitos como metilnicotinamida (niacina), ácido metilmalónico (vitamina B12) o ácido iminoformil glutámico (ácido fólico).
Los niveles de vitamina C, incluidos en la dieta o en suplementos vitamínicos, pueden ser controlados en función de los valores de ácido ascórbico en sangre, orina y leucocitos.
La determinación de parámetros bioquímicos indicadores del estado nutritivo de las vitaminas liposolubles A, D y E también ofrece gran interés, ya que la insuficiencia de estos nutrientes suele ser relativamente común. La técnica de evaluación del estado nutritivo relativo a estas vitaminas, además de su cuantificación en plasma y orina incluye la determinación de fosfatasas alcalinas (vitamina D), la prueba de hemólisis eritrocitaria con H2O2 (Vitamina E) y la valoración de la proteína transformadora de retinol (Vitamina A). La vitamina K puede determinarse a través de pruebas funcionales (tiempo de coagulación).
Valoración de la utilización de minerales
Las técnicas de valoración del estado nutritivo con relación al hierro, para detectar las deficiencias nutricionales o alteraciones metabólicas, son muy variadas. Entre las más sensibles, y por tanto de elección, están las determinaciones de ferritina sérica y del porcentaje de saturación de la transferrina. También pueden utilizarse el valor hematocrito, la hemoglobina, protoporfirina, el recuento de eritrocitos y el hierro sérico como indicadores de la situación nutritiva respecto a este mineral, así como la fórmula eritrocitaria.
Aunque no existen pruebas bioquímicas rápidas y fiables indicativas de la ingestión de calcio o alteraciones en su metabolismo suelen utilizarse como índices indirectos el balance de calcio y el análisis de fosfatasas alcalinas.
La valoración bioquímica de zinc se basa en el estudio de los niveles plasmáticos o contenido de zinc en el pelo, mientras en el caso del yodo suelen utilizarse los niveles de proteína plasmática transportadora de yodo, el yodo urinario y pruebas de la función tiroidea. El resto de los minerales pueden evaluarse a través de la determinación de sus concentraciones en sangre u orina.
Pruebas de valoración de la respuesta inmune
También se suelen incluir, dentro de las pruebas bioquímicas, diferentes ensayos destinados a determinar la capacidad de respuesta inmune del individuo, ya que la malnutrición suele ir acompañada de fenómenos de inmunodeficiencia. Las técnicas de evaluación del grado de competencia inmunitaria constituyen un método muy interesante para evaluar, de forma dinámica y global el estado nutritivo.
Las determinaciones más frecuentes encaminadas a la evaluación de la capacidad del sistema inmune son la fórmula leucocitaria, el recuento de linfocitos B y T y pruebas de hipersensibilidad con diferentes antígenos como candidina, tuberculina (PPD), dinitrobenceno (DNTB), estreptocinasa-estreptodornasa (SK-SD), tricofilina, etc. Otras determinaciones interesantes, pero más complejas, son el análisis de las proteínas del complemento, de las inmunoglobulinas y el estudio de proliferación linfoblástica frente a diferentes mitógenos.
Las pruebas bioquímicas y hematológicas son herramientas diagnósticas clave que los profesionales de la salud utilizan para evaluar la salud general y detectar posibles problemas médicos:
Pruebas Bioquímicas:
- Función Renal: Evaluación de la función renal a través de pruebas como la creatinina y la urea en sangre.
- Función Hepática: Análisis de enzimas hepáticas como la alanina aminotransferasa (ALT) y aspartato aminotransferasa (AST) para evaluar la salud del hígado.
- Perfiles Lipídicos: Medición de niveles de colesterol total, LDL, HDL y triglicéridos para evaluar el riesgo cardiovascular.
- Glucosa en Sangre: Prueba para detectar diabetes o pre-diabetes.
- Electrolitos: Evaluación de niveles de sodio, potasio, calcio, entre otros, para mantener el equilibrio electrolítico.
Pruebas Hematológicas:
- Cuenta Sanguínea Completa (CSC): Evaluación de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas para detectar anemias, infecciones, trastornos de coagulación, entre otros.
- Hemoglobina y Hematocrito: Medición de la cantidad de hemoglobina y células rojas en sangre.
- Recuento de Plaquetas: Determina la cantidad de plaquetas en la sangre.
- Tiempo de Coagulación: Pruebas como el tiempo de protrombina (TP) o el tiempo de tromboplastina parcial (TTP) para evaluar la coagulación sanguínea.
Importancia:
- Diagnóstico: Estas pruebas ayudan a diagnosticar enfermedades, monitorear el progreso de tratamientos y evaluar la salud general del paciente.
- Prevención: Permiten detectar y prevenir problemas de salud antes de que se conviertan en condiciones más graves.
- Seguimiento: Son útiles para realizar seguimientos periódicos de la salud y evaluar la respuesta al tratamiento.
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