Planificación y coordinación.
Seguimiento
Como hemos comentado anteriormente, para que el seguimiento formativo sea efectivo es necesario realizar una planificación del mismo y que exista una adecuada coordinación entre los diferentes agentes que intervienen en la formación.
El/la formador debe planificar con antelación de qué forma va a realizar dicho seguimiento: tanto en lo que se refiere a sus alumnos/as (seguimiento del aprendizaje) como en lo referente a la propia programación de la formación (seguimiento de la enseñanza).
En el caso del seguimiento del aprendizaje; debe tener en cuenta la evaluación de los distintos tipos de aprendizaje (conceptuales, procedimentales y actitudinales) y de la motivación del alumnado. Además del grado de satisfacción del/de la alumno/a respecto a los aprendizajes y actividades que está realizando.
En el caso del seguimiento de la enseñanza; es necesario evaluar la adecuación de cada uno de los elementos de la programación (objetivos, contenidos, metodología, recursos, etc.) al proceso de enseñanza:
Objetivos: adecuación a las competencias formativas que se pretenden desarrollar en el curso.
Contenidos: adecuación de los mismos para conseguir los objetivos propuestos anteriormente.
Metodología: asegurar si se está promoviendo una metodología activa, participativa y adecuada para facilitar el aprendizaje.
Actividades, técnicas y recursos: adecuación a los objetivos, contenidos y metodología de aprendizaje.
Evaluación: el propio procedimiento de evaluación debe considerarse como un elemento más objeto de evaluación, en cuanto a determinar su grado de utilización para tomar decisiones y la participación de los/as alumnos/as en él.
Para llevar a cabo el seguimiento de todos los elementos que intervienen en el proceso de formación comentados anteriormente; tanto el seguimiento de la enseñanza como el del aprendizaje, podemos utilizar diversas técnicas:
observación directa: del alumnado, de los trabajos planteados, etc.
participación.
distintas pruebas para evaluar los aprendizajes adquiridos por el alumnado.
cuestionario acerca de la motivación.
cuestionarios de satisfacción del alumnado, etc.
El momento adecuado para ir realizando el seguimiento formativo suele ser cuando finaliza cada módulo o unidad didáctica del curso.
Esta labor no es sólo del/de la formador, sino de todos los agentes que intervienen en la formación, los cuales deben estar coordinados entre sí para hacer más efectivo dicho seguimiento y ayudar a mejorar la calidad de la formación, solucionando los posibles desajustes que se puedan llevar a cabo durante el proceso de implementación de la misma.
Estrategias de mejora y refuerzo.
El/la formador debe hacer uso en su labor docente de estrategias para adaptar las actividades formativas a las dificultades individualizadas del alumnado y ofrecer las ayudas pedagógicas necesarias.
El/la formador deberá introducir modificaciones o cambios en el programa formativo (objetivos, contenidos, metodología, etc.) para adaptarlos a las motivaciones, intereses y capacidades del alumnado; así como a la resolución de sus dificultades. Para ello, al/a la formador le ha servido de gran ayuda el seguimiento formativo a la hora de detectar las posibles dificultades de aprendizaje de su alumnado.
Entre las distintas estrategias de las cuales el/la formador puede hacer uso, destacamos:
A) Estrategias de apoyo y refuerzo:
Podemos obtener una mayor rendimiento y aprendizaje del alumnado si se fomenta un equilibrio entre las metas orientadas hacia el aprendizaje y las metas orientadas hacia el rendimiento.
Dado que el origen de la motivación se encuentra en los procesos interpersonales, en el contexto del aprendizaje conviene utilizar métodos cooperativos frente a los competitivos.
La conducta del/de la formador es un elemento decisivo para modelar la motivación del alumnado.
Conviene plantear tareas y actividades variadas y significativas; es decir, relacionadas con la vida cotidiana y experiencias del alumnado e incluir elementos novedosos, creativos, humorísticos, etc.
Es importante que el/la formador proporcione al alumnado retroalimentación adecuadamente.
Dar al alumnado la oportunidad de participar en las tareas y actividades para alcanzar los objetivos establecidos.
Conocer el nivel previo de formación del alumnado, ya que éste determinará en gran medida los conocimientos previos de que se dispone para afrontar el nuevo proceso de formación con éxito.
El alumnado con dificultades de aprendizaje suele presentar déficits que se focalizan en alguno de los tres ámbitos del aprendizaje (contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales) y una buena intervención pedagógica requiere de un diagnóstico previo.
B) Estrategias para la transferencia del aprendizaje:
La posibilidad de que lo aprendido aquí y ahora los podamos generalizar o utilizar en otro momento y contexto diferente, es lo que hace eficaz al aprendizaje. Por ello, el seguimiento formativo no sólo debe evaluar el grado en que los objetivos de aprendizaje están siendo alcanzados, sino también la generalización o transferencia de los mismos a situaciones nuevas.
Alguna de las estrategias que puede utilizar el/la formador para facilitar la transferencia de los aprendizajes son:
Diseñar las actividades de aprendizaje explícitamente, de acuerdo con los conocimientos previos del alumnado; para promover la reflexión sobre lo aprendido y su transferencia a nuevas situaciones mediante el planteamiento de problemas.
Proporcionar al alumnado estrategias de organización y elaboración de los contenidos, para promover su uso autónomo en nuevas tareas y problemas de aprendizaje.
Diseñar las actividades de aprendizaje combinando aquéllas que requieren la automatización de los contenidos o procedimientos con aquéllas otras que precisan de la reflexión e indagación para resolver problemas.
Diseñar las actividades de formación teniendo en cuenta que tengan la mayor similitud con los contextos o situaciones en los que luego se van a tener que poner en práctica dichos aprendizajes.
Diseñar las actividades de manera amplia y diversificada, proporcionando al alumnado una amplia variedad de contextos y experiencia de aprendizaje.
La planificación y coordinación son dos elementos clave en cualquier proceso educativo o formativo, ya que aseguran que los recursos, actividades y objetivos se alineen de manera efectiva:
Planificación:
- Definición de objetivos: Establece metas claras y específicas que se desean alcanzar en el proceso educativo.
- Diseño de estrategias y actividades: Desarrolla un plan detallado que incluya las actividades, recursos y métodos que se utilizarán para alcanzar los objetivos establecidos.
- Establecimiento de secuencia y cronograma: Organiza las actividades en una secuencia lógica y establece un calendario o cronograma para cumplir con los plazos.
- Adaptación a las necesidades: Considera las necesidades individuales de los estudiantes y ajusta la planificación para atender esas diferencias.
Coordinación:
- Integración de recursos: Asegura la disponibilidad y utilización eficiente de recursos como material educativo, personal docente, instalaciones, entre otros.
- Comunicación efectiva: Facilita la comunicación entre todos los involucrados (docentes, estudiantes, personal administrativo) para garantizar que todos estén alineados con los objetivos y las actividades planificadas.
- Seguimiento y ajustes: Supervisa el progreso del plan y realiza ajustes si es necesario para garantizar que se cumplan los objetivos de aprendizaje.
- Colaboración entre equipos: Coordina la colaboración entre diferentes equipos o áreas de trabajo para asegurar una experiencia educativa integral y completa.
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