Nutrición durante la lactancia

Primeros años 

La nutrición durante los primeros años de vida es de singular importancia para el crecimiento y desarrollo corporal, así como para la prevención y tratamiento de diversas situaciones patológicas.

En este sentido, la alimentación durante la lactancia debe incluir un aporte adecuado de proteínas, lípidos, minerales, vitaminas y agua para cubrir las demandas propias de la formación de nuevos tejidos, el mantenimiento de las funciones basales y el gasto energético. 

El aporte de nutrientes en el primer año de vida viene condicionado por el grado de desarrollo morfológico y funcional de algunos órganos y sistemas y por las necesidades específicas de esta etapa, que son críticas para el mantenimiento de un óptimo estado nutritivo presente y futuro. 

La capacidad respiratoria, la actividad cardíaca y la regulación neuroendocrina presentan características específicas en el recién nacido. 

Nutrición durante la lactancia

La madurez fisiológica de las funciones renales y del tracto gastrointestinal puede tardar varios meses en alcanzarse. Así, el ácido gástrico y la producción de pepsina alcanzan los niveles del adulto cuando el lactante tiene unas seis semanas de edad, mientras que la actividad de la tripsina también está reducida aunque resulta adecuada. 

La absorción de aminoácidos alcanza el nivel del adulto a los 2 o 4 meses, si bien hasta los seis meses existe mayor permeabilidad a las proteínas macromoleculares, aumentando las posibilidades de sensibilización alergénica. La amilasa salival es normal en el lactante a término, pero la amilasa pancreática y las disacarasidasas no alcanzan los niveles de adulto hasta los 6-9 meses, aunque la lactasa aumenta muy rápidamente después del nacimiento inducida por la ingestión de lactosa. 

La lipasa pancreática y los niveles de ácidos biliares están disminuidos respecto a los valores del adulto, lo cual puede conducir a una malabsorción de hasta el 35% de las grasas en los lactantes normales. 

Por último, la capacidad funcional del riñón no está plenamente desarrollada para excretar sustancias nitrogenadas y sales a lo largo de la lactancia, por lo que en la nutrición se debe tener en cuenta la carga renal de solutos generados.

Recomendaciones generales

Durante la lactancia la mujer necesita mayores cantidades de prácticamente todos los nutrientes (energía, proteína, todas las vitaminas, calcio, fósforo, magnesio, cinc, cobre y selenio) para la producción de leche.

Esta debe aportar la energía, los nutrientes y el líquido que el bebé necesita.

Es importante:

  • Aporte extra de energía: + 500 kcal/día. Durante los 3‐6 primeros meses la madre suele producir unos 800 ml de leche al día. La energía necesaria para ello procede del aporte extra de calorías a partir de la dieta, pero también de los almacenes de grasa acumulados durante la gestación y de la energía ahorrada por cambios en la tasa metabólica y también por una vida más sedentaria. Este consumo extra de energía, a partir de una dieta variada, garantiza el aporte de minerales y vitaminas. Un 50‐60% de la energía debe proceder de hidratos de carbono y menos de un 30‐35% de grasa (principalmente monoinsaturada, 12‐17% kcal).
  • Aumentar en 25 g/día los requerimientos habituales de proteína, establecidos en una mujer adulta en unos 41‐43 g/día (total: 66‐68 g/día). El consumo de proteínas de alto valor biológico debe suponer un 12‐20% de la energía total consumida. Para sintetizar 1g de proteína de leche materna se necesitan 2g de proteína disponible en la dieta.
  • Aporte extra de calcio: +700 mg/día (4‐6 raciones de lácteos al día). Las principales fuentes de calcio de la dieta son la leche y sus derivados (yogur, queso, etc.). Los pescados pequeños, como las sardinas enlatadas o los boquerones fritos, cuando se consumen enteros (con las espinas), algunas hortalizas y leguminosas y los alimentos fortificados contienen también cantidades apreciables de este mineral.
  • Cuidar especialmente el aporte de líquidos: 2,5 ‐ 3,5 litros/día.
  • Aporte extra de ácido fólico: +100 mcg/día (total 500 mcg/día). El ácido fólico se encuentra en las verduras de hoja verde (espinacas, acelgas), hígado, legumbres y cereales fortificados. Hay que tener en cuenta que se destruye fácilmente por el calor y el oxígeno, por lo que es recomendable minimizar el tratamiento culinario en las verduras. Una buena opción puede ser tomar las espinacas en ensalada o salteadas ligeramente en la sartén.
  • Cuidar el aporte de vitamina D. Esta se encuentra principalmente en los pescados grasos, huevos y lácteos.

La leche materna es un sistema complejo en que los hidratos de carbono se encuentran en solución, los lípidos en emulsión y las proteínas en suspensión coloidal en una fase acuosa dispersante, donde coexisten moléculas hidrófilas (fosfatos, lactoalbúmina, etc) e hidrófobas (caseína, colesterol).

La composición de la leche materna difiere tanto cuantitativa como cualitativamente de la leche de vaca. Así, el contenido de proteínas y de sales es más elevado en la leche de vaca, el nivel de lípidos es semejante en ambas y el de hidratos de carbono es superior en la leche humana. 

Nutrición durante la lactancia

Por otra parte, existen diferencias en  la distribución del nitrógeno proteico y no proteico y en el contenido de lactoalbúmina, caseína y otras proteínas. El nivel de ácido linoleico y de oligosacáridos es superior en la leche materna, así como el de algunas vitaminas (A, E, C y niacina). 

La disponibilidad de algunos minerales como el calcio, el hierro y el cinc suele estar aumentada en la leche materna. En determinadas circunstancias, a partir de los cuatro meses puede considerarse la posibilidad de administrar suplementos de vitamina D. 

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Durante el período de lactancia, la madre necesita una dieta nutritiva para proporcionarle al bebé los nutrientes necesarios a través de la leche materna:

1. Ingesta Calórica:

  • Aumento Calórico Moderado: Se recomienda un aumento de aproximadamente 500 calorías por día en comparación con las necesidades calóricas preembarazo.

2. Nutrientes Clave:

  • Proteínas: Importantes para el crecimiento y desarrollo. Se encuentran en carnes magras, huevos, legumbres, productos lácteos y nueces.
  • Calcio: Esencial para la salud ósea. Fuentes incluyen productos lácteos bajos en grasa, vegetales de hojas verdes y pescados enlatados con espinas comestibles.
  • Hierro: Importante para la producción de hemoglobina. Se encuentra en carnes magras, pescado, legumbres, cereales fortificados y vegetales de hojas verdes.
  • Ácidos Grasos Omega-3: Importantes para el desarrollo cerebral del bebé. Se encuentran en pescados grasos, semillas de lino y aceite de canola.

3. Hidratación:

  • Consumo de Agua: Mantenerse bien hidratada es crucial durante la lactancia. Se recomienda beber suficiente agua durante el día.

4. Alimentos a Evitar o Moderar:

  • Cafeína y Alcohol: Limitar el consumo de café y evitar el alcohol o consumirlo con moderación.
  • Pescados con Alto Contenido de Mercurio: Evitar pescados de agua profunda como el tiburón o el pez espada, ya que pueden contener niveles altos de mercurio.

5. Planificación de Comidas:

  • Comidas Equilibradas: Mantener una dieta equilibrada y variada con una combinación de frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables.

6. Suplementos:

  • Vitamina D: Algunas mujeres pueden necesitar suplementos de vitamina D, especialmente si no se exponen mucho al sol.

7. Asesoramiento Profesional:

  • Consulta con un Profesional de la Salud: Hablar con un dietista o un profesional de la salud puede ser útil para obtener orientación específica y personalizada sobre nutrición durante la lactancia.

 

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