Nuevas maneras de ser y vivir
Sintonizar
El mundo está cambiando aceleradamente y necesitamos sintonizar con lo nuevo que ocurre. Cuando pensamos y actuamos en aras de la gestación de nuevos líderes, no estamos sólo refiriendo a nuevas conductas de quienes se proponen y actúan como dirigentes sociales, políticos, empresariales…, sino que proponemos, también, cultivar las posibilidades de que cada uno de nosotros genere en su experiencia nuevas maneras individuales y colectivas de ser y vivir. Y esto como condición de posibilidad de la existencia de nuevos líderes sociales.
Necesitamos ser generadores, en nuestra propia experiencia, de una nueva forma de ser persona. Formas nuevas de existir que sintonicen con la actual situación del mundo. Con lo que esa situación posibilita y demanda. Individuos, cuyas motivaciones y acciones se orienten en un horizonte de sentido diferente al que dio forma al mundo que nos formó y que aún es hegemónico en nuestra sociedad. Un horizonte de sentido en el que resuenen, como faros orientadores, palabras como amor, alianza, calidad de vida, felicidad, alegría y goce de vivir. Un horizonte de sentido en el cual se valore cada vez menos el ser desde el tener, la importancia personal y el ejercicio del poder sobre cosas y personas. En el que, cada vez más, apuntemos a vivir y convivir afirmando conductas y vínculos organizados desde la alianza, no por el dominio, por la amistad, no por la competencia, por la felicidad y no por la importancia personal.
Co-creadores
Todo será muy diferente dentro de poco tiempo, y nosotros somos responsables de ser parte co-creadora de lo que ocurrirá en ese cambio. Por eso, también en el nivel existencial-personal, hablamos de “líderes emprendedores” porque se trata de gestar, en y desde nuestra propia experiencia, otra forma de ser y de experimentar la vida. Este es un plano fundante de la posibilidad de construir un mundo diferente. La creación ocurre y es en nuestra propia experiencia, como parte de un mundo nuevo que pugna por tomar forma también en lo social. Algunas ideas para apuntalar la reflexión Para potenciar nuestras posibilidades de operar en este camino, es conveniente entender el momento histórico que habitamos y poder comprender los cambios que vivimos, como parte de un giro radical entre dos etapas de la historia de la humanidad.
Quiero explicitar algunas ideas clave para apuntalar la reflexión que necesitamos transitar. Lo que consideramos realidad y lo que pensamos como la historia universal no es sino un devenir del mundo en distintas maneras de ser, distintas formas culturales de darse el mundo como real. El mundo guaraní y el mundo del Egipto Antiguo eran otros dos mundos diferentes entre sí y, también, cada uno diferente del nuestro. Los tres al mismo tiempo, realidades verdaderas dentro de los sentidos y paradigmas que los organizaban y hacían ser. Esta idea, en apariencia excesivamente filosófica para los objetivos de este texto, es fundamental para pensar cualquier cuestión en la actualidad. Esto es así dado que habitamos una época que se caracteriza por ser tiempo de crisis cultural radical, tiempo de transición entre dos eras del mundo. Es por eso por lo que pensar lo actual, lo que nos atañe y nos ocupa, requiere de pensar radicalmente en abierto. Eso hace necesario combatir con nuestras propias verdades cerradas o, lo que es lo mismo, con nuestras creencias en que las cosas son como nosotros las vemos, que siempre fueron así y que siempre lo serán, que sólo se trata de la evolución, el desarrollo y el progreso de lo ya dado.
Crisis social
La crisis social y existencial que todos experimentamos es la manifestación del final de una forma de ser de las cosas y de la vida. Se trata de los finales de la etapa histórica de Occidente, a la que se denomina “la modernidad”. Un tiempo que comienza a ser hace unos quinientos años. Fue el momento del nacimiento de una era, el mercantilismo utilitario, y de muerte de otra, el medioevo feudal. En este mundo, el sentido de utilidad productiva organiza el significado y la manera de ser de todo lo que es. Así, en él, la naturaleza se volvió materia prima y las personas, recursos humanos para la producción. Ambos, tanto la naturaleza como lo humano, son, en tanto, factores de producción. Es esta una cultura que se desplegó en el juego de tensiones entre dos sensaciones: miseria-pobreza, por un lado, y satisfacciónriqueza, por el otro. La idea de progreso económico fue la pancarta guía con que Occidente orientó la acción de las personas y su forma de ser tales en los últimos quinientos años.
El final de una ética. El desarrollo económico posibilitó la acumulación del capital y el desarrollo científico. El encuentro de ambos produjo lo que conocimos como la Revolución Tecnológica. Desde el punto de vista de la vida de las personas, una de las características principales de la tecnología es hacer menos necesario al hombre en las tareas repetitivas que implica la producción. O sea, se necesitan menos horas de esfuerzo humano para la realización de un número de tareas cada vez más amplio y, al mismo tiempo, se requiere de mayor imaginación y creatividad en quienes participan del proceso productivo. Este proceso se radicalizó en las últimas décadas, y con él, hoy se debilita el valor del trabajo como fundamento ético principal de la forma de ser persona. Se trastoca el registro sensual que lo tenía por fundamento de la dignidad personal. Como manifestación de la misma crisis, el esfuerzo individual y social perdió fuerza como dador de sentido a la vida de las personas y con ello perdió también potencia como organizador de la ética convivencial.
Calidad de vida
Una demanda informe de calidad de vida y felicidad interior nos bulle interiormente sin que nos sea fácil encontrar los caminos de nuevos posicionamientos que hagan más realizable, por nosotros mismos, nuestra propia demanda. Esto es lo que registramos como crisis existencial o cierta insatisfacción constante. Instalada esta crisis en nuestras vidas, necesitamos hacernos responsable de buscar y validar otros sentidos y otras formas de vivir, o seguiremos sumergidos en el apocamiento y la debilidad de nuestra experiencia. La crisis de sentido es crisis por realización de un sentido histórico. La lógica de este proceso es que la revolución tecnológica hizo posible la realización de lo que fue objetivo de la vida de las personas en el mundo productivista y con ello inició el camino de su final. Hay crisis por saturación de lo que fue sentido orientador: mayor productividad para mejorar las condiciones de la vida. Se abre así la necesidad y la posibilidad de transformar las formas de ser y vivir, y la ética misma que orienta la vida. Una transformación que asuma las actuales condiciones en que la vida ocurre.
Para ello será necesario atender la singularidad de la situación en que se encuentre cada persona, cada comunidad y cada sociedad, en este proceso global de pasaje de la era industrial a la era tecnológica. La globalización hace que nada ni nadie esté fuera de este proceso, pero las diferencias y singularidades de cada situación son enormes y deben tenerse siempre presentes. No servirán las recetas. Y las ideas generales sólo apuntan los ejes estratégicos principales; son imprescindibles pero no suficientes. Nuevos saberes alumbran el nacimiento de lo nuevo y necesitamos abrir a ellos nuestras conciencias y atenderlos en el diseño de nuestras acciones. Nos llegan de la mano de la filosofía, de las sabidurías espirituales, el viejo pensamiento oriental y más recientemente de la ciencia misma, liderada ahora por la física cuántica.
Enseñanza
De esas enseñanzas, quizás, la principal a tener en cuenta en lo que ahora intentamos pensar sea aquella que nos dice que no habitamos la Tierra, no estamos sobre ella, somos la Tierra, somos parte de ese Todo al que denominamos Tierra, del mismo modo que ella es parte de un Todo mayor que es el Cosmos. La primera importancia de este concepto de la nueva conciencia es que en tanto parte del Todo, estamos solidariamente implicados y somos solidariamente responsables de los males y de los bienes de su destino, y del destino de cada otra parte que lo componen, en primer lugar, de cada otro humano que lo habita. Creo que de eso nuevo que nos llega lo que más importa entender, sentir y atender en nuestras acciones, es aquello que se afirma en la frase “todos somos uno”.
En términos de los vínculos sociales, esto significa que la vida de cada uno de nosotros está impregnada por lo que le pasa a todos los otros que integran la sociedad que conformamos. Por esto es que con la expresión Nuevos Líderes convocamos a hombres y mujeres capaces de gestar en sus propias experiencias nuevas formas de ser y de hacer, que sintonicen con las condiciones de posibilidad que el mundo ofrece hoy. Maneras de sentir, pensar y hacer que nos hagan posible ejercer con dignidad las posibilidades de rediseñar nuestra existencia. Que nos hagan potentes para pasar de las formas de la individualidad sólo atenta a los intereses personales, a juegos propios y singulares pero, también, atentos a la situación y a la existencia de todos los otros.
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🌱 La sintonía como principio de adaptación
Sintonizar no significa simplemente seguir el ritmo, sino encontrar la frecuencia adecuada que nos permita coexistir en un mundo cambiante.
Es como una melodía en la que cada uno de nosotros juega un papel, pero todos estamos alineados hacia un mismo flujo, hacia un mismo objetivo.
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Sintonizar con el presente es reconocer lo que somos ahora, lo que vivimos y lo que necesitamos cambiar para mejorar.
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Sintonizar con el futuro es imaginar lo que podríamos ser, conectar con las tendencias emergentes y vivir de manera anticipatoria, ajustando nuestras acciones a lo que está por venir.
🌍 Sintonizar no es solo adaptarse, es también armonizar lo que está por venir con lo que somos ahora.
💡 Nuevas formas de ser: rediseñar nuestra identidad
Las nuevas maneras de ser surgen de la necesidad de adaptarnos a los cambios sociales, tecnológicos, emocionales y espirituales.
Ya no basta con ser simplemente uno mismo; ahora necesitamos ser lo mejor de nosotros mismos en un contexto que cambia constantemente.
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Sintonizar con la tecnología: Vivir con las herramientas digitales, pero sin dejar que ellas nos definan. La clave está en utilizarlas para potenciar nuestras vidas.
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Sintonizar con las emociones: Reconocer y comprender las emociones propias y ajenas nos permite vivir de manera más genuina.
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Sintonizar con la naturaleza: Desarrollar una relación más respetuosa con nuestro entorno es una nueva forma de ser, que implica ser parte del todo y no dominarlo.
🌱 Ser consciente de nuestra relación con el mundo natural es una de las maneras más poderosas de sintonizar con la vida misma.
🌍 Nuevas maneras de vivir: reconectar con lo colectivo
Vivimos en una época en la que el individualismo está dando paso a una conciencia colectiva. La nueva forma de vivir se basa en sintonizar con los demás, en buscar el bienestar común sin dejar de lado nuestras necesidades personales.
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Sintonizar con la comunidad: El sentido de pertenencia y el apoyo mutuo son claves para enfrentar los desafíos del presente y del futuro.
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Sintonizar con la diversidad: El reconocimiento de la pluralidad, las diferencias culturales, de género, raza y origen nos ayuda a ser más inclusivos y a crear un mundo más justo y equitativo.
🤝 La nueva manera de vivir no es ser individual, sino ser colectivo, donde el bienestar de todos importa.
🧘♂️ La sintonía interna: conectar con nuestro ser
No se trata solo de sintonizar con el mundo exterior, sino de encontrar la armonía interna.
La conexión con nuestro propósito, nuestros valores y nuestra autenticidad es clave para construir una vida plena y significativa.
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La meditación, la reflexión y el autoconocimiento son prácticas que nos permiten sintonizar con nuestro ser más profundo, reconociendo lo que realmente queremos y necesitamos.
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La autoaceptación juega un papel fundamental, pues solo al aceptar lo que somos podemos sintonizar con las oportunidades que la vida nos ofrece.
💡 La verdadera sintonía empieza dentro de nosotros, cuando alineamos nuestros pensamientos, emociones y acciones con lo que realmente somos.
🔄 Sintonizar con el cambio: una actitud abierta
Sintonizar también es aceptar el cambio como una constante. En lugar de resistirnos, debemos fluir con las transformaciones que la vida nos trae.
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Sintonizar con los cambios globales: Las crisis, ya sean ecológicas, económicas o sociales, nos invitan a transformar nuestra forma de vivir, trabajar y relacionarnos.
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Sintonizar con las oportunidades: Cada cambio trae consigo nuevas oportunidades de crecimiento, aprendizaje y transformación.