Motivar
Líneas maestras
La entrevista, por lo que vamos viendo, no consiste en un mero intercambio casual de opiniones guiado por la buena voluntad de los participantes sino que se ajusta a una estructura precisa que constituye la guía básica del encuentro y que se puede esquematizar de la siguiente manera:
• Explorar las desventajas de la situación actual
• Imaginar las ventajas de la situación deseada
• Generar optimismo para el cambio
• Asentar un compromiso
En cada una de estas fases es preciso tener en cuenta todas las consideraciones planteadas en los anteriores capítulos referidas tanto al entorno en el que va a tener lugar la entrevista (acogida) como a la actitud personal y técnicas a utilizar por parte del tutor u orientador encargados de llevarla a efecto (actitud de empatía que se concreta en la escucha refleja y preguntas empáticas).
Expedición
Se trata de que el orientador o la tutora retomen su papel de guías de la expedición y se sitúen al pie de la montaña con el alumno o la alumna concretos que van a guiar en su ascenso. Desventajas de la situación actual Con excepción de las entrevistas encaminadas a proporcionar al alumno o a sus padres algún tipo de información puntual, por lo general, los encuentros tutoriales van a tener lugar en relación a temas “candentes” referidos a la necesidad de cambio por parte del alumno o la alumna ya sea debido a su bajo rendimiento académico por falta de motivación para el estudio o a algún tipo de comportamiento problemático que, por lo general, suele estar también relacionado con una falta de motivación para el trabajo escolar.
El punto de partida, por lo tanto, va a ser una situación inicial que resulta problemática. La cuestión aquí consiste en que la alumna o alumno reconozca la naturaleza problemática de la situación a largo plazo ya que, por lo general, las consecuencias de los comportamientos del presente sólo se van a hacer evidentes a la larga mientras que, en el momento actual, los alumnos se van a estar “beneficiando” de las ganancias secundarias de su comportamiento indeseable: evasión del esfuerzo que implica llevar las materias al día, atención y admiración por parte de los compañeros a causa de su conducta desafiante, gratificación derivada de las actividades incompatibles con el estudio en las que el alumno se implica tales como salidas con los amigos, uso del ordenador o la consola, etc. El primer trabajo del guía, al pie de la montaña, ha de consistir en señalarle la cumbre a su compañero de viaje y acompañarlo en su propia reflexión sobre la necesidad de comprometerse con el esfuerzo que le va a suponer la escalada. No es posible ordenarle, simplemente, que se ponga en marcha ni podemos tampoco llevarlo a la fuerza, arrastrando.
Alumna/Alumno
Es la propia alumna, el alumno, quienes han de emprender su viaje personal y la función del tutor es acompañarlos, motivarlos y darles indicaciones sobre la senda más segura para alcanzar la cumbre. A poco que, en los primeros momentos de la entrevista, exploremos las circunstancias del comportamiento problemático de un alumno o su disposición para hacer frente al esfuerzo de progresar en su propio camino, resultará evidente el balance entre coste y beneficios al que nos referíamos. La primera fase de la motivación por parte del tutor, por lo tanto, va a consistir en ayudar al chico o a la alumna a que sitúe las cosas en una perspectiva adecuada, más allá de lo inmediato, para que se haga consciente de los costes que, a largo plazo, va a suponerle su comportamiento inadecuado actual y, al mismo tiempo, de los beneficios que puede alcanzar con un cambio de comportamiento así como del esfuerzo real –en términos de “incomodidad”– que va a necesitar llevar a cabo para alcanzar un objetivo realmente valioso a más largo plazo.
Recordémoslo una vez más, las herramientas del tutor en este punto inicial de la entrevista son las ya mencionadas anteriormente: escuchar, preguntar y reflejar con una actitud de empatía. Vamos a ver, a continuación, algunas de las múltiples cuestiones que la tutora o el orientador podrían utilizar en esta fase inicial de la entrevista. Reconocer las desventajas de la situación actual
• ¿Qué está pasando con (tus estudios, tu comportamiento, tu relación con los compañeros)?
• ¿A dónde te está llevando todo esto? ¿Qué estás consiguiendo, en realidad?
• ¿Qué es lo peor de? ¿Qué repercusiones negativas está teniendo todo esto para ti?
• ¿Qué te preocupa de la situación actual? ¿Qué es lo que no está saliendo bien en todo esto?
• ¿Qué te hace pensar que podrías necesitar hacer algo en relación a?
• ¿Qué problemas –que “rollos”– tienes o has tenido con?
• ¿Qué hay en tu (conducta, manera de estudiar, etc.) que otras personas podrían ver como motivo de preocupación?
• ¿De qué manera te preocupa a ti eso?
• ¿De qué manera te está impidiendo hacer lo que realmente quieres llevar a cabo en la vida?
• ¿Qué piensas que podría ocurrir si no intentas hacer algún cambio?
Sugerencias
Por supuesto, no se trata de establecer un cuestionario rígido sino tan sólo de esbozar una pequeña muestra de sugerencias que será necesario adecuar a cada situación específica. No hay que contar tampoco con que el alumno “caiga de la burra” a la primera (y si eso ocurriera, lo más probable es que se trate de un fingimiento o una estrategia para que lo dejen en paz). Cada pregunta es una llamada a la puerta. Algunas puertas se abrirán mientras que otras permanecerán cerradas. En todo caso, lo que encontremos detrás de cada puerta es el material que el alumno nos ofrece y que nosotros, tutores u orientadores, deberemos considerar poniéndonos en los zapatos del alumno, reflejando el sentimiento que percibamos por debajo de la forma que adopte la respuesta, orientándonos con los matices que las respuesta de nuestro interlocutor nos ofrezca y sin perder de vista la cumbre a la que queremos acceder por más vueltas que estemos dando en este momento, siguiendo al alumno en sus titubeos en la base de la montaña. Disponemos de algunos recursos para salvar esta primera fase centrada en las desventajas de la situación actua
Algunas estrategias para motivar:
- Conexión Personal: Conoce a la persona. Comprender sus intereses, metas y desafíos puede ayudarte a encontrar la mejor manera de motivarla.
- Establece Metas Claras: Ayuda a la persona a establecer metas realistas y alcanzables. Dividir metas grandes en pasos más pequeños puede hacerlas más manejables y menos abrumadoras.
- Proporciona Retroalimentación Constructiva: Reconoce el progreso y brinda comentarios positivos. La retroalimentación constructiva puede ser un gran motivador para seguir adelante.
- Inspiración y Modelaje: Comparte historias de éxito o ejemplos inspiradores que puedan servir de modelo a seguir. A menudo, ver cómo otros han superado desafíos similares puede motivar a alguien a hacer lo mismo.
- Fomenta la Confianza: Ayuda a la persona a creer en sus habilidades. A veces, la falta de confianza es lo que detiene a alguien, así que asegúrate de reforzar su autoestima.
- Apoyo y Empatía: Ofrece tu apoyo emocional. Escuchar activamente y mostrar empatía puede ser una gran fuente de motivación.
- Relevancia y Significado: Ayuda a la persona a comprender la importancia y el significado de lo que está haciendo. Conectar la tarea con sus valores o metas personales puede aumentar su motivación intrínseca.
- Celebración de Logros: Celebra los éxitos, por pequeños que sean. Reconocer los logros puede reforzar la motivación y fomentar un sentido de progreso.
- Crea un Ambiente de Apoyo: Si es posible, fomenta un entorno donde la persona se sienta respaldada y cómoda para tomar riesgos y aprender.