Mirada Antropoepistémica
Acompañamiento tutorial
Ofrece al lector diferentes aspectos orientados a construir una fundamentación teórica que se trasluce como una mirada antropoepistémica sobre el acompañamiento tutorial en el contexto de la formación de tercer nivel. Así, se realiza una aproximación conceptual a las categorías de tutoría y acompañamiento; luego, a la luz de la experiencia sobre la práctica tutorial, se esboza la comprensión que de ellas se tiene. Para continuar, se aborda la actitud mediadora que se infiere del aporte de la pedagogía de la mediación, la cual ha sido una garantía para mejorar el acompañamiento a los estudiantes. Acto seguido, se plantean los argumentos que fundamentan la epistemología en diálogo con la antropología, con el fin de proponer una mirada antropoepistémica del acompañamiento tutorial.
Para comprenderla, se necesitan algunas disposiciones actitudinales que prioricen la empatía y el diálogo en el proceso formativo. Aproximación conceptual Resulta de interés ver que los procesos de enseñanza-aprendizaje en la Universidad de La Salle —de modo concreto, en el Doctorado en Educación y Sociedad que se dicta en la sede de Bogotá, D. C. Colombia— se centran en las necesidades y expectativas que los estudiantes plasman en una propuesta investigativa (proyecto), la cual constituye un punto de inicio para generar el proceso de cualificación necesario, que se atiende, de manera más expedita, cuando comienza la etapa de la tutoría. Por esta razón, las categorías de tutoría y acompañamiento merecen una indagación detallada, que se hará de forma separada por una cuestión metodológica, sabiendo que, en el contexto de La Salle, la tutoría y el acompañamiento hacen referencia tanto al estudiante como al profesor. Además, se han erigido como temas y medios relevantes no solo para garantizar la calidad, sino también la excelencia educativa en el programa.
Tutoría
¿Qué se entiende por tutoría? Rastreando el concepto La palabra tutoría procede del latín. En su raíz, posee tres núcleos que se determinan de la siguiente manera: tueri, que es sinónimo de proteger o velar; tor, que se puede definir como agente; y el sufijo ia, que significa cualidad. Por esto, se deduce que la tutoría es la autoridad que se confiere para cuidar de una persona. No obstante, esta delimitación conceptual no permite superar el significado polisémico de este término, lo cual ha llevado a realizar una variedad de investigaciones que ofrecen definiciones, clasificaciones y funciones distintas. Existen unos antecedentes orientados a desarrollar bases conceptuales y metodológicas sobre lo que se ha entendido por tutoría. López Gómez (2017) tiene un estudio riguroso sobre el concepto y su finalidad, en el que señala que esta ha sido una labor clásica del mundo universitario, afirmación que soporta con la rica literatura que existe sobre sus diversas significaciones y finalidades, en la que se destacan tesis de autores.
Autores
Fernández (2007), Aguilera (2010), García Antelo (2010), Amor Almedina (2012), Miraflores (2009), López Martín (2012), Pérez (2013), entre otros. Asimismo, se resaltan los proyectos de investigación de Vidal et al. (2001), Michavila et al. (2003, 2011), García Nieto et al. (2004, 2005, 2006, 2007), Torrego et al. (2005), Sancho Sora et al. (2006), y los artículos y monografías escritos en los últimos años por Álvarez González (2008), Boronat, Castaño y Ruiz (2005), Cano (2008), Cid y Pérez (2006), Feixas et al. (2010), Gairín et al. (2004, 2009), García Nieto (2008), García, Troyano y Martínez (2011), Lázaro (2008), Lobato, Del Castillo y Arbizu (2005), Pantoja y Campoy (2009), Román (2004), Sanz Oro (2009), Sobrado (2008), Solá y Moreno (2005), Zabalza y Cid (2006), entre otros.
Desarrollo
Pese a este desarrollo, se continúa indagando sobre su significado, lo cual evidencia que es un tema apremiante en la actualidad. En medio de la pluralidad de sentidos, y con consciencia de que no es un objeto de investigación consumado, se señala que, en el contexto educativo, la tutoría es un elemento personalizado e individualizador. Por lo general, esta va más allá de la instrucción formal y abarca todas las experiencias que permiten alcanzar una educación integral; en consecuencia, se considera una intervención contextual. Al respecto, Van Veen, Martínez Ruiz y Sauleda Parés (1997) expresan: “se debe subrayar como un atributo esencial en su delimitación conceptual la caracterización de la tutoría como una intervención muy contextualizada y específicamente diseñada” (p. 124). La tutoría genera procesos reflexivos que tienen presente la vida del estudiante y las motivaciones que lo han conducido a decidir su futuro a través de la formación académica. Además, implica diseñar un método personalizado que incentive y posibilite la culminación de la investigación que ha sido acompañada, mediante la didáctica —enseñanza-aprendizaje—, que se construye de manera individualizada y no puede ser modelo de imitación para otros estudiantes. Asimismo, supone una relación personal en la que la acción docente se circunscribe a una auténtica intervención educativa potenciada por el diálogo y la discusión.
Sobre lo expuesto, Alcón (2003) dice: “la finalidad de la tutoría es el conocimiento personal y académico de los estudiantes para ofrecerles procesos de reflexión. En este sentido, el diálogo y la discusión es [sic] la base de la acción tutorial” (p. 88). De este modo, la tutoría no se puede considerar solo una intervención contextual-académica, puesto que implica la existencia autobiográfica de la persona que está siendo guiada de manera integral, a quien se le debe facilitar el mejor aprendizaje para que cambie la realidad a partir de la problemática que ha podido identificar y que ha plasmado en una propuesta investigativa.
Apple
Desde esta perspectiva, Apple (1996) señala que la educación no se debe limitar a lo instruccional ni a transmitir conocimientos: tiene que trascender hacia la transformación de la realidad y el desarrollo personal, dado que, por medio de esta, se adquiere una comprensión de las dimensiones de la vida diaria, en la cual está inmersa la condición humana. Así, la tutoría también se comprende como un escenario de crecimiento mutuo entre el tutor y el tutorado, puesto que la experiencia indica que el primero entra en un proceso de desaprender lo aprendido para insertarse en la novedad que trae el segundo. Por lo tanto, la tutoría es una técnica personal y académica en la que el tutor hace referencia a: un profesor de carácter privado que auxilia, de forma individualizada y en diversos ámbitos, al desarrollo de un alumno, sin que ello signifique que está a cargo de un sujeto o que éste no tiene capacidades o autoridad propia. De tal manera que, en la tutoría, el mentor contribuye en el desarrollo del tutorado, sin perder de vista que este último también posibilita el desarrollo profesional del tutor.
Es así que ambos logran un crecimiento y conciencia personal, aún y cuando el objeto básico es el crecimiento del tutorado. (García-Córdoba, Trejo-García, Flores-Rosete y RabadánCalvillo, 2007, p. 42) Como se ha dicho que la tutoría es un escenario de crecimiento mutuo, no se puede perder de vista que esta tiene como objetivo desarrollar capacidades para el aprendizaje dirigidas a la solución de problemas y a la maduración intelectual del tutorado. Por consiguiente, el tutor acompaña al estudiante en el camino que le permite consolidar la construcción del conocimiento a la luz de su realidad existencial y social, es decir, lo guía de modo integral, debido a que, “más que enseñar, atiende, facilita y orienta al estudiante en su proceso formativo, pudiendo ser objeto de atención cualquiera de las facetas o dimensiones que inciden en el mismo (aspectos académicos, actitudinales, personales, sociales)” (Pérez Boullosa, 2006, p. 134). Grosso modo, se han ofrecido algunos aspectos de corte comprensivo sobre lo que se entiende por tutoría. Se resalta que quien la ejerce debe asumir una actitud de acogida, escucha, diálogo, libertad y autonomía, con el rol de cuidador, orientador, guía y acompañante.
¿Qué se entiende por acompañamiento?
Pedagogía
La pedagogía nació de la mano del niño al que llevaban a la escuela en la Grecia antigua. Un esclavo era identificado como un paidagogo, quien guiaba y acompañaba. Con esta comprensión se ubica el sentido de acompañar, que se amplía con lo que ofrece Ghouali (2007) al explorarlo. El autor afirma que significa: unirse con alguien para ir a donde él va y al mismo tiempo que él. Subyacentemente acompañar se define como el proceso que dinamiza tres lógicas: relacional, espacial y temporal. Del establecimiento de un vínculo primero sobre la base de una meta, se deriva la definición mínima de acompañar: ir con, ir hacia —que traduce conceptualmente relacionalidad y temporalidad—. La relación de acompañamiento es entonces definida por un conjunto de características propias: *Asimétrica: pone frente a frente al menos a dos personas de “desigual poder”. *Contractualizada: instaura una comunicación disimétrica en el fondo de paridad. *Circunstancial (temporal, ocasional): es apropiada “en un mundo dado”. *Co-movilizadora: supone que los partenaires 1 estén el uno y el otro en camino. (las cursivas son del autor) (pp. 208-209)
Es sugerente ver que Ghouali aborda el concepto de acompañar a partir de las tres dimensiones que posibilita el encuentro entre dos personas (relacional), en un contexto al cual le da sentido (ocasional) y en un tiempo histórico concreto (temporal). Esto permite entender que el acompañamiento es una acción que involucra la totalidad de la persona con unas coordenadas espaciotemporales (figura 1.1). Figura 1.1. Coordenadas espaciotemporales de la acción de acompañar Fuente: los autores. Al citar a Ardoino, Ghouali (2007, pp. 209-210) plantea algunas comprensiones sobre el acompañamiento desde el empleo que se le ha dado. En el campo de la música, este es una parte accesoria instrumental que completa una melodía y le da valor, lo que supone una relación armónica entre el acompañado y la persona que lo acompaña, así como un vínculo jerárquico en el que se acompaña al sujeto, quien da el ritmo de la melodía.
Por otra parte, en el ámbito deportivo existe el coach (entrenador), quien asigna los movimientos y capacidades, ve de modo simultáneo todos los aspectos de una competencia y debe integrar los eventos y adaptarse, lo que remite a la problemática del dominio, de la maestría, es decir, a la necesidad de reajustarse. En los campos jurídico y social, la palabra hace referencia a la noción de tutoría. En el sistema educativo, representa una relación adaptada y personalizada que se ha vinculado a los estudiantes frágiles y con dificultades. Desde el área semántica, la palabra acompañar se construye a partir de tres sinónimos: conducir, guiar y escoltar, los cuales remiten a tres registros semánticos del acompañamiento, a su vez, estos señalan unas prácticas que se identifican en los modelos tradicionales de educación (figura 1.2). Figura 1.2. Visión semántica de la palabra acompañar Fuente: los autores. De lo dicho se infiere que el acompañamiento supone una relación que capacita para comprender lo que el otro puede sentir a través del diálogo, lo cual da paso a una conexión que posibilita la unión con alguien; así, se entiende que este se asienta desde un nexo intersubjetivo, que implica empatía y disposición para caminar con el otro y acoger las transformaciones conjuntas.
Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.