¡Miedo!
Actuación
Uno de los principales impedimentos para actuar de una manera efectiva y creativa es el miedo. ¿Por qué tenemos miedo? Buena pregunta, ¿no? Los Emprendedores, como todas las personas, tenemos miedo a muchas cosas, pero no a equivocarnos. ¿O sí? Por eso es clave que seamos personas humildes, única manera de asumir los propios errores, de reconocer que nos equivocamos.
La humildad nos acerca al otro. ¿Qué es lo peor que nos puede pasar cuando nos equivocamos? Asumir el error y sus consecuencias. Si actuamos movidos por la convicción de que estamos obrando bien, ¡adelante!, no hay por qué temer. El emprendedor enfrenta el miedo desde su mismo accionar. Hay un cuento que grafica lo que nos pasa cuando perdemos el miedo o, mejor aún, cuando superamos la barrera del miedo: Había una vez un grupo de gente caminando por una montaña muy alta. Ya casi al borde de un acantilado, decidieron mantenerse alejados.
Guía
Entonces, el guía les dijo: “Acérquense al borde”. Y ellos respondieron: “No, no…”. El guía insistió. “¡Acérquense al borde!”. Pero ellos lo miraron y se negaron. “¡Vamos, no tengan miedo!”, volvió a gritar el guía. Nuevamente la respuesta fue: “No”. Finalmente, y luego de escuchar al guía una y otra vez, se acercaron al borde y el guía los empujó. Y entonces ¡pudieron volar! En fin, lo que esta historia quiere mostrarnos es que tanto miedo a caer (o al fracaso, al ridículo, al que dirán, al perder económicamente) lo único que hace es paralizarnos, y un emprendedor paralizado… no es un emprendedor.
El miedo a equivocarnos se puede convertir en una oportunidad perdida para aprender. Cada cosa que no sale o no funciona es una oportunidad única para revisar lo que estamos haciendo y para volver a intentarlo. Es a partir de esa transformación, de ese continuo hacer analítico que se logran resultados favorables, y si uno mira hacia atrás, las equivocaciones pueden muchas veces computarse no como errores, sino como verdaderas posibilidades de cambio, de reorganización, de transformación. No triunfa quien no se equivoca, y no se equivoca quien no lo intenta. El sabor y el placer de haber hecho realidad nuestros sueños a pesar de los miedos y de los errores cometidos en el camino, nos dejan siempre la satisfacción más inmensa. Que se le caiga un ladrillito lego a un niño tiene una consecuencia de menor impacto que atropellar a una persona cuando aprendemos a manejar.
¿Están de acuerdo? Por eso, debemos ser conscientes de las consecuencias posibles de nuestros actos. En función de ello podemos plantear mecanismos que las atenúen o generar entornos apropiados para mitigar los riesgos de errores. Por ejemplo, podría aprender a manejar en una zona descampada, sin gente, sin árboles y sin otros automovilistas. Este escenario no va a evitar que salga un día a la ruta y que tenga un accidente, pero me va a permitir aprender practicando y equivocándome en un entorno sin mayores impactos.
Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.