Los formadores de docentes.
Trayectorias formativas Inés Lozano Andrade Introducción ¿Quién sabe lo que a ciencia cierta necesita conocer o tener un docente para ser bueno en su práctica?, ¿quién sabe cómo debe de ser formado ese docente?, ¿quién sabe lo que debe conocer, y no sólo eso, sino también tener como cualidades personales y habilidades, destrezas, el formador de ese futuro docente?, ¿quién sabe qué saberes, conocimientos, habilidades tiene un formador y cómo se ha formado?
Éstas y otras preguntas circulan y definen multiplicidad de reflexiones, ensayos, mesas de discusión y diversos escritos que se han atrevido a contestar una o varias de estas preguntas. Sin embargo, cabe aclararlo, todas son meras aproximaciones que difícilmente pueden ser generalizables. Por ejemplo, Vaillant (2006), en la elaboración de un estado del conocimiento sobre esta temática, concluye que un formador debe: …poseer una gran experiencia docente, rigurosa formación científica y didáctica, ser conocedor de las principales líneas de aprendizaje que la sustentan, apto para trabajar con adultos y, en definitiva, preparado para ayudar a los docentes a realizar el cambio actitudinal, conceptual y metodológico que está demandando el sistema educativo [Además de que] es un profesional capacitado y acreditado para ejercer una actividad de formación; posee conocimiento teórico y práctico, compromiso con su profesión, capacidad e iniciativa para aprender e innovar en su ámbito. También, en tanto que profesional, pertenece a colectivos que asumen principios y valores en relación con los beneficiarios de la formación (Vaillant, 2006: 16). Hoy, a más de 13 años de una reforma en las escuelas normales que ha mostrado serias dificultades para formar a un profesor reflexivo que tienda a mejorar su práctica día con Procesos formativos y prácticas de los formadores de docentes 20 día, y que menos aún, haya logrado desarrollar a un profesor investigador de su práctica, es cuando las autoridades se han manifestado por una nueva reforma que aparentemente permita resolver los vacíos y ambigüedades de los anteriores planes de estudio. Sin embargo, lo que está detrás de todo esto es la interrogante acerca de si la formación de los formadores es la más adecuada para lograr cualquiera de las intencionalidades que se proponga cualquier reforma. Al respecto, podemos mencionar en concordancia con Vaillant (2006; Vaillant y Marcelo, 2007), Sandoval, Harold y Blum (2009), Tejada (2002) y otros autores, que la investigación en torno a este campo educativo en específico es sumamente escasa, por lo cual existen pocos puntos de referencia al respecto. En el caso de México, es particular el estudio elaborado por Sandoval Flores (2009) titulado: “Los que forman a los maestros: una asignatura pendiente”, donde se plantea una serie de ideas que son importantes para comprender la formación de los formadores.
Al respecto, afirma que el análisis de la formación del formador en el caso de México debe considerar una serie de situaciones propias de este contexto, como son: la historia institucional y la historia de cada plantel, pasajes de desarrollo, el contexto regional, las características del nivel educativo para el que forman a los futuros profesores, las diversas orientaciones de política educativa y la influencia sindical, entre otros (Sandoval, Harold y Blum, 2009: 87). Con respecto a la política educativa, se dice que en particular dos eventos han repercutido en la configuración del desarrollo profesional del formador de formadores de las escuelas normales: t La decisión de considerar a éstas como instituciones de educación superior con las implicaciones que ello tenía al pretender que desarrollaran las tres labores sustantivas: investigación, difusión y docencia. Sin embargo, este cambio no se vio acompañado de políticas de superación académica para el personal existente ni de contratación basada en criterios que satisficiera las tres funciones requeridas por las instituciones de educación superior y aparte por las propias de una normal. Un segundo elemento de política educativa es el Programa para la Transformación y el Fortalecimiento Académico de las Escuelas Normales, de 1996. Éste se da en el contexto de las reformas que planteaban como necesidad principal la de formar a un docente reflexivo que respondiera a las necesidades del contexto. En este programa se propone que exista una serie de acciones destinadas a la formación del formador, sin embargo, como se señala, hubo retrasos en la presentación del plan de estudios completo, por lo cual se iba capacitando los profesores conforme iban saliendo los programas en extenso; esto implicaba que no había una visión global del plan de estudios; la capacitación en cascada. Los formadores de docentes.
Trayectorias formativas una de las formas privilegiadas por el Estado mexicano para capacitar al docente, siempre ha implicado que se generen distintos mensajes y significados por parte de los participantes, además de falta de tiempo, materiales, apresuramiento y otras problemáticas. En relación con la formación y origen profesional de los formadores, una encuesta reciente aplicada a docentes normalistas del Distrito Federal, arrojó la existencia de 40.1% de normalistas, 47.4% de universitarios y 12.5% de conformación mixta. Sandoval afirma que la palabra que mejor representa el funcionamiento institucional de la educación normal es verticalismo. Las autoridades federales, a contracorriente de una gran cantidad de instituciones nacionales y, sobre todo, de lo que ocurre en el mundo en cuanto a la formación docente, determinan las orientaciones, políticas, normatividades y, por supuesto, planes de estudios en este rubro. Los directores de las escuelas normales son electos por autoridades superiores y en ocasiones con negociaciones sindicales. Los directores generalmente asumen las políticas y se encargan de que las normativas sean cumplidas. Existe una presencia corporativa del sindicato muy importante que determina en gran medida muchas de las decisiones que se tomen en la institución. Por ejemplo, el sindicato tiene mucha importancia en las formas de ingreso del personal docente, ascensos y recompensas, nominación a puestos importantes dentro de la jerarquía institucional. Lo anterior resulta importante, una vez que se sabe que a nivel nacional, 82.7% de los profesores tiene el nivel académico de licenciatura, aun cuando no todos tengan título; 33% tiene estudios de posgrado y en muy bajo porcentaje estudios de licenciatura inconclusos, o sólo estudios de normal cuando ésta tenía un carácter de educación media.
A partir de aquí y tomando en cuenta la escasez que existe en torno a esta campo de investigación es como consideramos necesario incursionar en él con esta temática que nos permitiría ir conociendo respuestas a una serie de preguntas que nos planteamos como ejes de análisis:
¿qué circunstancias llevaron a estos actores a ser formadores de formadores?, ¿qué es lo que les hace pensar que pueden formar profesores?, ¿cómo se han formado como formadores y qué han rescatado de cada experiencia? Preguntas que, aunque ambiciosas, se intentan resolver a lo largo de este documento, aclarando que esto sólo es una aproximación contextual y finita al objeto en cuestión que nos posibilitará, en un futuro, profundizar en líneas en las que falte mayor análisis, o bien, que vayan emergiendo. El propósito es describir, interpretar y comprender cuáles son las construcciones simbólicas que los sujetos en cuestión han desarrollado a partir de su historia personal y laboral en torno a su formación como formadores. Para dar seguimiento a tal propósito, este trabajo se divide en tres secciones principales: un apartado teórico donde se debate Procesos formativos y prácticas de los formadores de docentes 22 brevemente en torno al concepto de formación de formadores y trayectoria formativa. Resulta relevante este apartado toda vez que es importante partir de una base para poder realizar una interpretación de las evidencias empíricas con referencia en fundamentos teóricos. En el segundo se trabaja en torno a los hallazgos obtenidos con los informantes de extracción normalista, quienes, de acuerdo con los hallazgos obtenidos, han tenido procesos formativos diferentes a los universitarios, de los cuales nos hacemos cargo en una tercera sección.
En cada uno de estos dos apartados se explicitan los procesos formativos seguidos y vividos de manera tendencial por cada uno de estos grupos vinculando lo anterior con el significado particular que cada uno de ellos tiene acerca de la docencia y de la formación. Finalizamos con unas reflexiones que pretenden realizar la función de síntesis. Sobre el concepto de trayectoria formativa Como en muchos de los ámbitos de las ciencias educativas, hablar de trayectorias nos remite a las ciencias naturales y exactas. La trayectoria ha sido un concepto empleado en la física y en la matemática que se ha extrapolado a las ciencias sociales con un significado similar, pero no igual. En las primeras, una trayectoria se refiere al recorrido que hace un cuerpo de un punto “x” a un punto “z”. Este recorrido se puede inducir, por tanto, es hasta cierto punto continuo, previsible y a fin de cuentas generalizable. En el caso de los humanos, las trayectorias son prácticamente lo contrario: azarosas e inciertas. Dan saltos constantes dependiendo de infinidad de factores. Por tanto, son discontinuas, difícilmente aprehensibles y analizables. Como afirmaba Jackson respecto al trayecto educativo: “…el transcurso del progreso educativo se parece más al vuelo de una mariposa que a la trayectoria de una bala” (en Contreras, 1997: 74). Son tan diferentes los significados que nos atrevemos a decir que en el caso de lo humano, la trayectoria es un concepto poco útil para su empleo, a menos de que se considere como una serie de circunstancias provocadas o azarosas, intencionales o casuales, que llevan a una persona a un cierto punto, momento o situación, en este caso, para ser formador de formadores. Existen en el ámbito de la investigación social diferentes conceptos en los que se emplea la palabra trayectoria: la académica, profesional, de vida y otras.
Nosotros optamos por el concepto de trayectoria formativa en tanto que nuestro interés es conocer cuáles han sido los procesos1 formales e informales que han tenido en cualquier ámbito 1 Entendemos por proceso a un conjunto de hechos concatenados que llevan de un momento y/o estado a otro. Es un devenir o un desarrollo de algo o alguien. En términos hegelianos, significa el desarrollo de algo que no ha llegado a ser, pero que ya ha iniciado el camino para ello. Los formadores de docentes. Trayectorias formativas de su existencia, sea personal, laboral, profesional, estudiantil, entre otros, y que, ya sean intencionales o casuales, en virtud de que han adquirido un significado y sentido, impactan en su formación como formadores. En este sentido, comulgamos con la idea de formatividad planteada por Honoré (1990) en tanto que este concepto explica todos aquellos momentos, circunstancias, hechos y reflexiones que pueden llevar a un sujeto a su formación. Por ello deslindamos de las ciencias naturales el concepto de trayectoria empleado de manera reificada en lo social como un continuo de sucesos que llevan de un lugar a otro, para considerarlo un constructo propio para el fenómeno que nos ocupa con las características ya señaladas. La metodología En este caso, el estudio se ha realizado con formadores de escuelas normales públicas en la ciudad de México y su zona conurbada. La investigación es de corte cualitativo y pretende desentrañar los universos simbólicos que los sujetos han construido con respecto a este objeto, es decir, las urdimbres de significados y sentidos que han construido en las experiencias y circunstancias formativas que han experimentado a lo largo de su vida escolar, profesional, personal, laboral, entre otras.
La técnica empleada para la recopilación de información se fundamenta en la elaboración escrita de relatos de vida en torno a las trayectorias personales y profesionales por parte de un grupo de formadores que asistió a dos diplomados en distintas escuelas sobre docencia reflexiva en los años 2008 y 2009.
Se recopilaron 32 trabajos al respecto con una extensión promedio de 15 páginas cada uno. Cabe aclarar que la selección de la población participante en estos diplomados fue azarosa y por voluntad propia, lo cual da como consecuencia que la información recabada tenga un nivel de validez alto, pues participaron de uno de los módulos cursados en donde se les solicitó, como parte de éste y del “hacerse reflexivo”, esta especie de autobiografía, en donde lo esencial era la descripción de su trayectoria como docentes haciendo alusión a las experiencias iniciales, sean familiares o de otro tipo, que les permitieron incorporarse a esta actividad, así como a la de profesores de escuelas normales. Los informantes considerados para esta investigación fueron 18 de extracción normalista, de los cuales 13 eran del género femenino y 5 masculinos; 14 universitarios, de los cuales eran 10 masculinos y 4 femeninos. En promedio tenían 45 años de edad, con 16 años de experiencia docente en la escuela normal y con 22 años de experiencia docente en general. El análisis de la información pretendió encontrar las categorías sociales que mostraran las tendencias significativas en la mayoría de los informantes. La intención en este Procesos formativos y prácticas de los formadores de docentes 24 análisis fue siempre la de encontrar los procesos, circunstancias o momentos formativos que los informantes señalan como significativos en su vida para poder llegar a ser formador de formadores. De tal manera pudimos encontrar recurrencias constantes a temas significativos en torno a la trayectoria formativa. Estas tendencias las pudimos hallar predominantemente al separar los resultados entre los informantes normalistas y los no normalistas, así como algunas categorías emergentes en torno a lo que significa la docencia y lo que significa la formación o ser formador de formadores, los cuales desarrollamos también. Los hallazgos Los formadores de extracción normalista La impronta familiar para la docencia Numerosos estudios han señalado que en México, los docentes de educación básica, aquellos que estudiaron en la normal, lo hicieron en gran medida por tradición familiar (Mercado, 2008).
Tal es el caso en buena parte de los formadores de extracción normalista, quienes en primer lugar estudiaron para ser profesores de primaria y, por tanto, han pasado una buena parte de su existencia impartiendo clases en este nivel. Después ingresaron a la Escuela Normal Superior para poder ser profesores de secundaria y posteriormente, de manera circunstancial en la mayoría de los casos, ingresan a la escuela normal como formadores. No es extraño que la mayoría de las formadoras que mencionó esto sea del género femenino, ya que a nivel internacional, inclusive, existe un proceso de feminización de la docencia. A modo de ejemplo tenemos el siguiente testimonio: “…Venida de una familia de maestros por tradición, inicié mi trabajo como profesora de un grupo de segundo de primaria cuando apenas contaba con la secundaria terminada. El inspector de zona era familiar cercano a mis padres”. Cabe aclarar en este caso que la docente en cuestión terminó sus estudios de normal inicial y normal superior, como era la usanza hasta hace pocos años, y a partir de ahí pudo desarrollarse laboralmente como profesora de secundaria. También cabe señalar cómo se hace mención de la tradición como una característica que ciertas familias desarrollan y que, aun en estos tiempos de riesgo y crisis, son capaces de promover la reproducción de esquemas familiares. Una recurrencia más o menos común la hacen las 25 Los formadores de docentes. Trayectorias formativas informantes hacia el papel importante que tuvo el padre en su decisión de dedicarse a la docencia. Un ejemplo de esto es lo siguiente: “Mi padre ha sido una persona determinante en mi vida y en mi formación profesional; siempre se preocupó por mi educación e inculcó en mí un alto sentido de superación y amor a la lectura y, por tanto, al estudio”. Como en este caso, en muchos otros se enfatiza en la poderosa influencia del padre —y sólo eventualmente la madre—, al ser los principales motivadores para orientar su carrera profesional por la docencia, ya que, se dice, los padres les enseñaron a leer y escribir aun antes de ingresar a la escuela, les motivaban para la lectura de literatura diversa, les motivaron para desarrollar esta ocupación, entre otras acciones, de tal manera que estas primeras experiencias de vida les marcaron un derrotero a seguir: la enseñanza.
Cuando se habla de la madre, se menciona su ejemplo como maestra y el típico mensaje que se da en el contexto familiar en torno a que dedicarse a la docencia es mejor: “…porque soy mujer… porque puedes trabajar medio tiempo y lo otro se lo puedes dedicar a tu familia… además, eso de que uno tiene más vacaciones y días feriados… pero sí, siempre estuvo eso de que es una profesión noble y yo veía que a mi mamá la querían mucho sus alumnos. Eso me llamaba la atención también…”. Algunos varones informantes se refirieron también a estas experiencias como importantes en su formación docente, sin embargo, con una tonalidad un tanto diferente, ya que se refieren a la tradición familiar de ser docentes como una posibilidad entre otras y que si se eligió esta profesión fue más orientado por cuestiones de corte instrumental debido a las satisfacciones de tipo material que se pudieran obtener con este trabajo y/o a aquellas satisfacciones simbólicas que implicaba el estatus de ser docente. “El primer acercamiento que tuve con la idea del ser docente fue al concebirme como hijo de un profesor normalista y aún catedrático de la Normal, en ese momento era mayor la idea de estatus que la comprensión real de la profesión docente”. En este caso, podemos percibir que el docente ya tenía una imagen de lo que implicaba ser formador de formadores en la escuela normal a través de su padre, y que además, esa imagen implicaba un cierto nivel de prestigio social que le acarreaba el ser no solamente un maestro de educación básica, sino además provenir de la escuela normal, que Procesos formativos y prácticas de los formadores de docentes 26 finalmente detentaba otro nivel y le garantizaba, cuando menos en un primer momento, un nivel social distinto. “Oye, vamos a sacar ficha para la vocacional, ¿vienes? No, yo quiero ir a la Normal, ésa que está por San Cosme. Ven… y pues fui a sacar ficha para la vocacional. Al cabo del tiempo, finalmente, me encontré con la Normal de San Cosme estudiando para profesor. La pregunta es por qué esa y no otra, bueno, tal vez se lo deba a mi padre, que tenía relación con la educación o a uno de mis hermanos que trabajaba en esa institución, a la que frecuentemente me llevaba a nadar o a jugar basquetbol…
Los formadores de docentes son profesionales especializados en la preparación y capacitación de futuros educadores. Su labor se enfoca en proporcionar las herramientas, conocimientos y habilidades necesarias para que los estudiantes que aspiran a ser maestros puedan desenvolverse eficazmente en el ámbito educativo:
Experiencia Educativa:
- Formación Especializada: Suelen tener formación avanzada en pedagogía, didáctica o áreas específicas de la educación.
- Experiencia en el Aula: Muchos han trabajado como docentes en escuelas antes de convertirse en formadores.
Conocimientos Pedagógicos:
- Metodologías de Enseñanza: Dominan diversas estrategias y técnicas pedagógicas para transmitir conocimientos a futuros educadores.
- Evaluación Educativa: Entrenan en técnicas de evaluación y seguimiento del aprendizaje.
Desarrollo Profesional:
- Actualización Continua: Se mantienen actualizados en cuanto a las tendencias y novedades en educación a través de cursos, seminarios y participación en comunidades educativas.
Mentoría y Acompañamiento:
- Guía a Futuros Docentes: Ofrecen orientación y apoyo personalizado durante la formación práctica de los futuros maestros.
Investigación y Desarrollo Curricular:
- Diseño de Programas: Participan en la planificación y desarrollo de currículos para la formación de maestros.
- Investigación Educativa: Contribuyen al desarrollo de nuevas metodologías y estrategias de enseñanza a través de la investigación.
Adaptación a Nuevos Retos:
- Enseñanza Online: Cuentan con habilidades para adaptarse a la enseñanza a distancia y el uso de tecnologías educativas.
Rol en la Formación Docente:
- Modelo a Seguir: Ejercen como modelo de referencia para los futuros docentes en cuanto a prácticas pedagógicas y valores profesionales.
Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.