Limitaciones que impone el lenguaje

Formas
La primera dificultad que aparece en relación con el concepto Bien Común radica en el lenguaje y en la forma de pensamiento al que estamos acostumbrados. El primer estadio del pensamiento es la percepción. De hecho, la parte fundamental del pensamiento tiene lugar en el área de la percepción: “la realidad” nace en el área de la percepción, en donde “se conoce”. Es una construcción que depende por un lado de la percepción, o sea, de la forma en que funciona el cerebro y, por otro lado, de cómo condicionan dicha construcción el sistema de pensamiento que usamos y las emociones concomitantes. La percepción es un sistema auto-organizador de patrones, es un sistema activo, pero hay dos trampas que cierran el sistema: la trampa de la inteligencia y la trampa de la experiencia. El sistema tradicional de pensamiento se funda más en el lenguaje que en la manera de funcionar del cerebro y, por lo tanto, favorece los puntos flacos del sistema –como la excesiva polarización– y descuida los puntos fuertes –como los cambios de percepción y la creatividad–.
La percepción, para organizarse en forma abierta y libre, necesita suspender el pensamiento habitual. La utilización del pensamiento basado en el lenguaje produce muchos estragos –estrés– en relación con el propio cuerpo y la salud a costa de las emociones que son negadas, en las relaciones con otros –reforzamiento de los conflictos– y en la relación con el entorno –sirviéndose de él de manera disociada–. Porque el lenguaje, que fue desarrollado como medio de comunicación, se transformó en base del pensamiento, esclavizando el sistema de percepción. Si este pensamiento racional ha demostrado ser muy útil para avances técnicos, justamente porque cuenta con una sintaxis lógica sumamente compleja y poderosa, también ha demostrado ser muy peligroso para el cuidado apropiado de las necesidades esenciales del ser humano y del mundo. Porque mucho más cerca de la idea de Bien Común se halla el pensamiento simple, directamente conectado y abierto a los sentidos, y la posibilidad de permitir al sistema de la percepción que se deje llevar por los movimientos que vienen de la totalidad. Este pensamiento más natural –más primitivo– ha sido sofocado por el pensamiento digital basado en el lenguaje.
Pensamiento
La preponderancia de este último tipo de pensamiento en nuestra cultura, fundada en su altísimo potencial para los desarrollos tecnológicos encaminados a dominar la naturaleza, ha acarreado un costo enorme: el precio de querer dominar la naturaleza ha sido alejarnos de ella y sufrir todos los padecimientos ligados a ese alejamiento. Así, las personas más comunes pueden sorprendernos justamente por su extraordinaria forma de captar el sentido de lo común, el sentido poético y la información sistémica. Contrariamente, el pensamiento racional tiende a defender posiciones personales, grupales y sectoriales en oposición a otros y basándose en una necesidad de adjudicación de responsabilidades o distribución de culpas, bajo el dominio de una lógica de separación y enfrentamiento.
Nos hemos habituado a vivir anclados en la lógica digital que separa y excluye. El lenguaje nos ayuda a disociar y a conquistar el mundo, para servirnos de él. Para entender el concepto de Bien Común, conviene desentronizar la palabra y el discurso con sus círculos viciosos, para hacer lugar al cuidado emocional por medio de los círculos virtuosos que habilitan la atención sanadora hacia el propio cuerpo y hacia los vínculos con los otros, los seres significativos de los sistemas en los cuales nos nutrimos y vivimos. “La actividad cortical persistente (la narrativa justificatoria, el diálogo interno dirigido a la circulación de poder) interrumpe o inhibe la actividad límbicohipotalámica: la actividad de raciocinio abstracto fundada en el principio de contradicción impide incorporar o absorber apropiadamente la riqueza polifacética de la actividad emocional y de las opciones de conducta, disocia en lugar de integrar, separa el corazón de la cabeza, el cuerpo del alma, el hombre de la naturaleza, la materia de la energía, al individuo de la sociedad.
Razonamientos
Para que la cultura se vuelva más habitable y no termine asfixiándonos, tiene que ceder la lógica pétrea de los razonamientos lineales disociados que complica mucho la vida, porque tiende necesariamente al odio y al exterminio de aquello que vemos como un problema o un obstáculo para nuestros propósitos, sin considerar que la aniquilación de lo que nos resulta un problema, crea problemas mucho más definitivos y profundos que amenazan en otro nivel la integridad de lo sobreviviente, justamente porque la vida depende de circuitos interconectados que la mente disociada tiende a no reconocer (Bateson)”(5). En cualquier conflicto se puede observar cómo las posiciones asumidas por las partes tienden a oscurecer la percepción y la persecución de los propios intereses: “… en el ámbito de la comunicación el lenguaje verbal se complementa con el lenguaje analógico que posee una semántica más compleja.

Pero en el campo del pensamiento el lenguaje verbal se complementa con las emociones, y éstas tienden a reforzar el pensamiento, mientras que a su vez el pensamiento refuerza las emociones, en un círculo vicioso del cual es muy difícil escapar. La persona crea el pensamiento para respaldar su punto de vista más que para explorar otros. Esta sería la trampa de la inteligencia. Pero a su vez, el sistema de pensamiento basado en la palabra tiende a las separaciones, las distinciones, las categorizaciones y la permanencia –la lógica asociada está basada en la identidad, la equivalencia, la inclusión y el principio de contradicción–. Cuando apoyamos una hipótesis y sólo una hipótesis, basándonos en lo que ya ha ocurrido anteriormente, sólo podemos ver la evidencia tal como es estructurada perceptivamente por dicha hipótesis, y cuanto más obsesionados estamos con esa única hipótesis menos capaces somos de ver evidencias distintas o posibilidades de soluciones diferentes. Esta sería la trampa de la experiencia. Las dos trampas se refuerzan”(6).
Lenguaje
Conscientes de las enormes limitaciones del lenguaje y de la poderosa exclusión que producen el pensamiento y el discurso –siempre dirigidos a cuidar la identidad y la buena conciencia en la autobiografía que el sujeto se cuenta–, en los conflictos debemos orientarnos claramente hacia el bloqueo y la domesticación del discurso y del pensamiento conflictuador. “Vimos que el conflicto que no puede resolverse dentro del sistema de interacción en el que ha surgido denuncia una patología de la comunicación que se manifiesta en rigidez que traba el juego, denota limitaciones o errores de pensamiento que no permiten abrir opciones, alberga un desenlace dramático por la oposición interdependiente de las narrativas y muestra la imposibilidad de acceder a un cambio cualitativo. Para resolverlo hay que modificar la estructura de la comunicación, incorporar un pensamiento constructivo, reformular la narrativa de las partes y promover un cambio del cambio”(7).
O sea, que el dominio esclavizante del lenguaje nos aleja de nuestra necesidad esencial y primordial que es ser felices, amando y siendo amados en sintonía con la totalidad de la cual formamos parte. Existen técnicas muy antiguas y eficaces para soltar el lastre del pensamiento racional ligado al lenguaje y sumergirse beneficiosamente en la totalidad. Grandes maestros y líderes espirituales mundialmente reconocidos han enseñado estas técnicas y colaborado en estudios científicos que demuestran los beneficios indiscutibles para la salud y el bienestar que aportan las técnicas de respiración consciente y meditación. Han llevado su mensaje a las Naciones Unidas y a muchos otros foros y universidades, han alertado sobre la necesidad imperiosa de formar a los docentes, a los niños, jóvenes y adultos en las técnicas ligadas al conocimiento fundamental que se relaciona con la posibilidad de ir hacia nuestro interior por medio de la respiración para encontrar la infinita fuente de paz y felicidad que nos liga con el Todo.
Conocimiento
Lideran fundaciones y organizaciones que se dedican a difundir ese Conocimiento y las técnicas correspondientes. Por ejemplo, dijo Ravi Shankar en una conferencia para la ceremonia del cincuentenario de las Naciones Unidas: “Hoy veo que la crisis del mundo es una crisis de identidad… la identidad limitada lleva a la guerra. Tenemos que producir un cambio en nuestra identidad básica a través de la educación. En primer lugar somos todos parte de Dios, y en segundo lugar somos seres humanos. Este cambio sólo puede lograrse a través de un correcto conocimiento espiritual”(8).

Es importante destacar que el entrenamiento de esa capacidad de conexión no depende de una religión en particular: la espiritualidad está ligada al Todo, que es Puro Amor, las religiones son distintas formas de acercarse a ese Todo. Y esto se comprende a partir de una disciplina y práctica diaria de conexión con ese Todo. ¿Por qué si el Conocimiento existe, sus beneficios para el Bien Común son incalculables y su difusión es factible, estamos demorando tanto en adoptarlo en el nivel de la educación formal? La respuesta debe transformarse en una acción facilitadora: hay que conseguir la decisión, que suele ser una amalgama de convicción y osadía.
El lenguaje es una herramienta poderosa que utilizamos para comunicarnos y transmitir ideas, pero también tiene limitaciones inherentes que pueden afectar nuestra capacidad de expresar completamente pensamientos y conceptos:
- Ambigüedad: El lenguaje a menudo es ambiguo, lo que significa que una palabra o frase puede tener múltiples significados o interpretaciones dependiendo del contexto. Esto puede dar lugar a malentendidos y confusiones.
- Simplificación: El lenguaje tiende a simplificar la realidad. No siempre puede capturar la complejidad de un concepto o una experiencia. Por lo tanto, las descripciones verbales pueden ser simplistas y no reflejar la totalidad de una idea.
- Subjetividad: El lenguaje es subjetivo en el sentido de que está influenciado por la perspectiva y la experiencia de la persona que lo utiliza. Lo que una palabra o frase significa para una persona puede no ser lo mismo para otra.
- Limitación de vocabulario: Cada idioma tiene un vocabulario limitado en comparación con la variedad y complejidad de las experiencias humanas. Algunas ideas pueden ser difíciles de expresar si no hay una palabra específica para describirlas.
- Incapacidad para captar lo no verbal: Gran parte de la comunicación se lleva a cabo a través del lenguaje no verbal, como gestos, expresiones faciales y tono de voz. El lenguaje escrito o hablado no puede transmitir completamente estos aspectos de la comunicación.
- Incapacidad para expresar experiencias subjetivas: Las experiencias subjetivas, como emociones intensas, estados de conciencia alterados o sueños, pueden ser difíciles de describir con precisión en palabras, ya que a menudo carecen de un marco de referencia compartido.
- Incapacidad para representar la totalidad de la realidad: El lenguaje es una representación simbólica de la realidad y, como tal, no puede capturar completamente la riqueza y la complejidad de la realidad objetiva o de las experiencias humanas.
- Tiempo y espacio limitados: En la comunicación oral o escrita, hay limitaciones de tiempo y espacio. Esto puede llevar a la omisión de detalles importantes o a la simplificación de conceptos.
- Cultural y lingüística: El lenguaje está intrínsecamente vinculado a la cultura y la lengua de una comunidad. Esto puede hacer que algunas ideas o conceptos sean difíciles de traducir o comunicar a personas de diferentes culturas.
- Efecto de la traducción: Cuando se traduce de un idioma a otro, se pueden perder matices y significados culturales, lo que puede dar lugar a malentendidos o a la falta de precisión en la comunicación.
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🧩 Lenguaje como forma y filtro de la realidad
Toda lengua estructura el mundo de una manera particular. El lenguaje no es simplemente un medio para describir lo que existe, sino que moldea lo que somos capaces de percibir y pensar. Como decía el filósofo Ludwig Wittgenstein:
“Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.”
Esto implica que:
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Hay realidades que no podemos nombrar con precisión porque no existen palabras para ellas en nuestra lengua.
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Algunos conceptos quedan distorsionados por la traducción o por la falta de equivalencias exactas.
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Lo que no se nombra, a menudo queda invisible.
🌀 Formas en que el lenguaje limita:
1. Limitaciones estructurales
Cada lengua posee una gramática y sintaxis que condicionan cómo se construyen las ideas. Por ejemplo, algunas lenguas no hacen distinción de tiempo verbal, lo que cambia la manera de concebir el pasado o el futuro.
2. Limitaciones culturales
El lenguaje está impregnado de valores culturales. Ciertas palabras o expresiones reflejan ideologías, roles de género, prejuicios o visiones del mundo. Esto puede restringir nuestra apertura a otras realidades.
3. Limitaciones emocionales
Hay sentimientos o experiencias humanas que no pueden ser plenamente expresados con palabras. En muchos casos, el lenguaje racionaliza lo que es esencialmente irracional, como el amor, el dolor o el asombro.
4. Limitaciones simbólicas
Los símbolos lingüísticos son representaciones, no realidades. Esto crea una brecha entre lo que vivimos y lo que podemos comunicar. Decir “árbol” nunca será el árbol en sí, sino su idea, su representación.
5. Limitaciones políticas y sociales
El lenguaje también puede ser utilizado como instrumento de poder o exclusión. Las formas dominantes de hablar y escribir pueden reforzar jerarquías, invisibilizar saberes alternativos o imponer una única narrativa como «verdadera».
🔍 Consecuencias de estas limitaciones
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Reducción del pensamiento: Si algo no puede decirse, tiende a no pensarse. El lenguaje puede empobrecer la complejidad del pensamiento si se usa de forma rígida.
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Empobrecimiento de la experiencia: Nos limita a lo que podemos expresar. Vivencias profundas quedan sin voz.
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Malentendidos frecuentes: Dos personas pueden usar las mismas palabras con significados distintos.
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Dificultad para conectar: Cuando el lenguaje no alcanza, surgen silencios, confusiones o barreras en la comunicación emocional.
🛤️ Formas de ampliar el lenguaje (y el pensamiento)
Pese a sus limitaciones, el lenguaje es también un campo fértil para la creación y la liberación. Existen formas de ensanchar sus márgenes y hacer que trabaje a favor del pensamiento complejo:
🔹 Poesía y metáfora
La poesía nos permite hablar de lo que no se puede decir literalmente. Las metáforas abren mundos posibles y permiten sentir lo indecible.
🔹 Multilingüismo y diversidad cultural
Aprender otras lenguas nos da nuevas formas de ver la vida, de pensar y de nombrar. Cada idioma trae una cosmovisión distinta.
🔹 Arte y lenguaje no verbal
El arte, el gesto, el silencio y el cuerpo comunican cosas que el lenguaje verbal no puede. Lo no dicho también comunica.
🔹 Filosofía y reflexión crítica
Cuestionar el lenguaje, jugar con él, redefinirlo, nos permite reapropiarnos de nuestra manera de pensar.
🧩 El lenguaje como forma y frontera
El lenguaje no solo describe la realidad: la moldea. Las palabras que usamos, las estructuras gramaticales que elegimos y los conceptos disponibles en nuestro vocabulario configuran la forma en que pensamos y sentimos. Así, nuestras ideas, nuestras emociones y hasta nuestra identidad se ajustan a los marcos lingüísticos que hemos heredado.
“Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.” — Ludwig Wittgenstein
🔒 ¿Qué limitaciones impone?
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Limitación conceptual: Si no existe una palabra para una idea o experiencia, esa idea queda difusa o incluso reprimida.
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Limitación emocional: Hay emociones que ciertos lenguajes no nombran directamente, lo que dificulta su expresión o validación.
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Limitación cultural: Cada idioma contiene los sesgos, estructuras y visiones del mundo de su cultura de origen.
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Limitación en la ambigüedad: Las palabras pueden tener múltiples significados, lo que genera malentendidos o distorsiones.
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Limitación temporal y espacial: El lenguaje lineal muchas veces no puede abarcar procesos circulares, complejos o simultáneos.
🔄 El lenguaje como construcción de formas
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El lenguaje da forma a nuestras categorías mentales: bueno/malo, dentro/fuera, yo/otro.
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Las formas lingüísticas pueden ser abiertas (poéticas, metafóricas, simbólicas) o cerradas (técnicas, normativas, reduccionistas).
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Muchas veces, quedamos atrapados en formas rígidas que nos impiden ver nuevas posibilidades o significados.
🎨 Alternativas para ampliar el lenguaje
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Crear nuevos términos o usar metáforas cuando las palabras no alcanzan.
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Explorar otros lenguajes: artísticos, corporales, visuales, musicales.
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Practicar la escucha activa y profunda para captar lo que no se dice.
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Abrir espacio al silencio como forma de comunicación y sentido.
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Revisar críticamente los usos habituales del lenguaje: ¿desde qué lugar se habla?, ¿a quién incluye o excluye?