Líder con autoridad y Líder autoritario
Combinaciones
Las posibles combinaciones que acabamos de mencionar nos permiten distinguir básicamente dos tipos de liderazgos: El líder tiene autoridad cuando por ser quien es los demás se la confieren independientemente de la existencia o no de poder. Estos líderes no necesitan el poder para conseguir la adhesión de los otros; es más: la consiguen a pesar de no tenerlo. ¿Cómo logra una persona que los demás le confieran la calidad de líder con autoridad? ¿A través de qué cualidad consigue este liderazgo? ¿Cómo lo hace? El líder con autoridad cuenta con una virtud que lo hace muy potente: su capacidad de influir en los demás. ¿Y cómo logra esta influencia? Mostrándose como es, comunicando claramente sus valores, creencias, emociones e ideas.
De esta manera logra, sin imposiciones (aun teniendo poder), la genuina adhesión de aquellos que lo reconocen como líder. Es que únicamente a través de la influencia se respeta en el otro su posibilidad de ser. Poder elegir voluntariamente la propuesta de otro es lo que nos une a él, ya que este hecho constituye la manifestación más clara de respeto. El liderazgo con autoridad es el arte de que el otro haga lo que es necesario o conveniente para todos, pero en libertad. La autoridad es, en definitiva, influencia en beneficio mutuo. El líder influirá sobre el pensamiento, las emociones y las acciones de las personas. Buscará, a través de su palabra y de su ejemplo, construir vínculos basados en la confianza, principal elemento de relaciones humanas libres y maduras. Como dice Rafael Echeverría, “todas las relaciones sociales que no se basan en la fuerza requieren sustentarse en la confianza”(3).
Confianza
La autoridad descansa en la confianza porque ella es la única que sostiene la voluntad de las personas para seguir relacionadas con el líder. Para Kant, las personas estamos dispuestas a cumplir una norma sólo si se da alguna de las siguientes posibilidades: si hemos participado en su construcción, si existiendo desde antes la aceptamos como propia o si confiamos a otro su formulación y este hace lo convenido(4). Para que ocurra cualquiera de estas posibilidades es indispensable la libertad y la confianza. Sólo aceptamos obedecer cuando nuestra libertad está a salvo, cuando consideramos que nuestras opiniones y emociones son tenidas en cuenta. El líder con autoridad enfatiza los acuerdos esenciales alcanzados por medio del consenso, nos presenta los mejores caminos para llegar a buen puerto y equilibra lo que necesitamos hoy y mañana.
Cuando el líder con autoridad cuenta además con poder, sus posibilidades de acción se potencian y multiplican. Autoridad y poder, juntos, constituyen la máxima posibilidad de realización. Pero el arte de liderar se vuelve más difícil aún ya que el líder deberá ahora ser muy cuidadoso con el ejercicio de su poder. El equilibrio, la mesura, la reflexión deberán ser características permanentes de su ejercicio. Por eso, el poder se ejercerá sólo en determinados momentos, cuando haya que tomar decisiones impostergables, en situaciones de crisis o emergencia. El líder con autoridad se nutre de la inteligencia de los demás, utilizando el poder como excepción, consciente de las consecuencias inevitables de su desequilibrado ejercicio (debilitamiento de las relaciones personales, desmotivación, oposición, deslealtad, etc.).
Libertad
Cuando la utilización del poder se incrementa en desmedro de la libertad de los demás, el líder deriva progresivamente hacia el modelo autoritario. En este proceso, el líder va dejando de lado la utilización de su capacidad de influencia para incrementar su capacidad de imponer, hasta que la orden se convierte en el método dominante. El poder se manifiesta cada vez más de manera frontal y explícita. El primer síntoma de esto es la actitud de los demás a ocultar sus verdaderos pensamientos como consecuencia de una emoción que aumenta día a día: el miedo.
El miedo avanza ante las posibles consecuencias del disenso. Está claro que esta forma progresiva no es la única, ya que muchos líderes autoritarios lo son desde su inicio. Si tomamos conciencia de esta posibilidad de mutación, nos daremos cuenta de que nadie está ajeno a las tentaciones del poder, incluso, los bien intencionados. En nuestros días, el líder autoritario no está bien visto (salvo circunstancias excepcionales) ni por los miembros de una organización ni por la opinión pública. Por ello, el autoritario se manifiesta en general de una manera sutil, valiéndose de distintas formas de manipulación que encubren sus verdaderas intenciones. Se somete al otro a través del engaño o la confusión. Esta manera de actuar crea, en la opinión de Marie-France Irigoyen, “… una lógica del abuso de poder en la que el más fuerte somete al otro. La toma del poder se lleva a cabo mediante la palabra. Se trata de dar la impresión de conocer mejor las cosas, de detentar una verdad, ‘la’ verdad. El discurso del perverso es un discurso totalizador que enuncia proposiciones que parecen universalmente verdaderas.
Objetivos
El perverso ‘sabe’, tiene razón, e intenta que el otro acepte su discurso con el objetivo de arrastrarlo a su terreno”(5). Para lograr esto, el autoritario se valdrá de sus herramientas preferidas: la imposición, el descrédito, la descalificación, el aislamiento del otro, la inducción al error, la falta de comunicación, la división. El autoritario comprobará su éxito al constatar finalmente la eliminación del espíritu crítico y el aniquilamiento de cualquier diferencia. Ya es casi imposible dar una opinión independiente y disentir, el miedo se apodera de todos, y los frenos al poder se hacen cada vez más frágiles.
En este increscendo, el líder autoritario se va aislando progresivamente hasta perder el sentido de la realidad, ya que nadie le puede decir lo que verdaderamente está ocurriendo. La pérdida de su autoridad es día a día más visible (salvo para él) mientras su debilidad aumenta, aunque disfrazada detrás de un poder que ejerce de una manera cada vez más manifiesta y hasta desafiante. Pero el miedo (la principal herramienta del poder disfuncional) no se sostiene indefinidamente; el líder autoritario podrá aprovecharse de él – incluso incrementarlo– pero hasta el punto de saturación o hasta el momento en que las relaciones de fuerza cambian. Es sólo cuestión de tiempo. ¿Por qué se abusa del poder? ¿Por qué se elige esta forma en vez del diálogo y la negociación que, sin duda, llevan a resultados mucho más positivos y duraderos? ¿Qué esconde el autoritario?
Imagen de fortaleza
Detrás de una cuidada imagen de fortaleza, el líder autoritario es una persona narcisista, miedosa e insegura que tratará de no exponerse, levantando un muro que lo preserve de los riesgos del desacuerdo. La libertad del otro le da pánico, por eso convierte en enemigo a cualquier sospechoso de estar en desacuerdo con él. Un aspecto crítico y relevante del poder es determinar cuándo al poder político le falta autoridad. Dice el filósofo argentino José Luis Galimidi que esta situación se da cuando la gente siente que el funcionario o el sistema político no están al servicio del bien común.
Porque el servicio a la comunidad es el objetivo incuestionable de la política, el norte del gobernante que ejerce una verdadera autoridad más allá del poder que le otorga la ley. Ley sin autoridad es, para el ciudadano, voluntad autoritaria. Esto se llama crisis de representación. Si no me representan, entonces no veo por qué tengo que obedecer(6). El verdadero servicio comunitario del político debiera ser todo aquello que le permita al ciudadano crecer en todo sentido. Este servicio es lo que legitima la autoridad del gobernante.
Los términos «líder con autoridad» y «líder autoritario» se refieren a dos estilos de liderazgo distintos que involucran la relación entre un líder y sus seguidores:
- Líder con autoridad:
- Un líder con autoridad es alguien que ejerce el liderazgo basado en su conocimiento, experiencia, habilidades y la confianza que sus seguidores tienen en su capacidad para guiar y tomar decisiones acertadas.
- Este tipo de líder tiende a ser respetado y seguido por elección, ya que sus seguidores reconocen su competencia y habilidades. El líder con autoridad suele ser un ejemplo a seguir y actúa como una fuente de orientación y apoyo.
- Este estilo de liderazgo se basa en la influencia positiva y la aceptación voluntaria por parte de los seguidores. Los líderes con autoridad trabajan en colaboración con sus equipos y fomentan un ambiente de respeto y confianza mutua.
- Líder autoritario:
- Un líder autoritario, por otro lado, es alguien que ejerce el liderazgo de manera dictatorial y controladora. Toma decisiones unilaterales y espera que sus seguidores obedezcan sus órdenes sin cuestionarlas.
- El líder autoritario tiende a utilizar su posición de autoridad para mantener el control y tomar decisiones sin considerar la opinión de los demás. Puede imponer reglas y restricciones de manera inflexible.
- Este estilo de liderazgo a menudo se basa en el poder y la jerarquía, y puede llevar a un ambiente de trabajo o una dinámica de grupo en la que los seguidores se sienten desempoderados y no tienen voz en el proceso de toma de decisiones.
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🧭 1. Líder con autoridad: legitimidad, respeto y confianza
La autoridad no se impone: se construye. Un líder con autoridad es aquel que ha ganado el respeto del equipo a través de su ejemplo, coherencia, conocimiento y humanidad. Su liderazgo es legítimo, porque las personas lo reconocen como guía.
🔑 Rasgos de un líder con autoridad:
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Inspira con su conducta
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Escucha y dialoga
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Decide, pero también consulta
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Asume responsabilidades
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Promueve la autonomía del equipo
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Se enfoca en el desarrollo de las personas
Este tipo de liderazgo genera confianza, compromiso y sentido de pertenencia. Se basa en el poder que otorga el reconocimiento mutuo y la capacidad de generar vínculos reales.
⚠️ 2. Líder autoritario: control, miedo y obediencia
El líder autoritario, en cambio, basa su poder en la imposición. No lidera por influencia positiva, sino por coerción. Utiliza el miedo, la amenaza o el castigo como formas de mantener el control.
🔒 Rasgos de un líder autoritario:
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No tolera la crítica ni la diferencia
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Centraliza las decisiones
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Limita la autonomía del equipo
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Prioriza la obediencia ciega
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Castiga el error, en lugar de aprender de él
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Mantiene el poder a través de jerarquías rígidas
Aunque en ciertos contextos puede generar resultados a corto plazo, el costo emocional, creativo y relacional es muy alto: desmotivación, rotación de personal, desgaste y falta de innovación.
🔄 3. Combinaciones y zonas grises: el líder en tensión
Entre estos dos extremos, pueden darse múltiples combinaciones y transiciones:
Estilo híbrido | Características principales | Riesgos y oportunidades |
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Autoritario con buenas intenciones | Tiene visión y valores, pero impone su camino sin dialogar | Puede frustrar al equipo por no permitir participación |
Con autoridad pero estructurado | Lidera con firmeza y ética, pero mantiene ciertos límites jerárquicos | Necesita trabajar la escucha para ser más flexible |
Flexible pero inseguro | No impone, pero carece de claridad y firmeza | Puede generar confusión o falta de dirección |
Transición de autoritario a guía | Comienza a ceder el control para generar confianza | Requiere paciencia y habilidades relacionales |
Estos matices muestran que el liderazgo no es una categoría cerrada, sino una práctica en evolución, que puede aprenderse y transformarse.
🔍 4. ¿Cómo reconocer si lideramos con autoridad o de forma autoritaria?
Algunas preguntas guía para reflexionar:
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¿Mis decisiones generan confianza o temor?
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¿Escucho activamente las opiniones del equipo?
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¿Reconozco errores o los oculto?
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¿Promuevo la autonomía o prefiero que todo pase por mí?
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¿Me respetan por lo que soy o me obedecen por lo que represento?
🌱 5. Camino hacia un liderazgo con autoridad verdadera
Para fortalecer una autoridad sana y transformadora, el líder puede:
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Ser coherente entre lo que dice y hace
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Aceptar que no tiene todas las respuestas
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Desarrollar habilidades de comunicación y escucha
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Compartir el poder sin perder el rumbo
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Cuidar de sí mismo y del equipo por igual
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Cultivar el respeto, no exigirlo