Las pausas
Arte de trabajar
The art of relaxing is part of the act of working. El arte del descanso es una parte del arte de trabajar.
Como decimos en varias partes de este libro, en la formación rige un principio que dice: el cerebro no asimila lo que el trasero no aguanta. Algunas personas que desempeñan trabajos que los mantiene la mayor parte del día trajinando de aquí para allá toleran bastante mal el estar muchas horas sentados.
Por esta razón es necesario introducir descansos relativos en el curso de la acción de formación. Descansar no significa no hacer nada. Descansar significa hacer cosas distintas de las que se estaban haciendo. Una exposición oral, aunque vaya apoyada en excelentes audiovisuales, fatiga a una audiencia condenada a un papel meramente pasivo. Por esta razón es necesario introducir cambios de actividad.
Pero además de esos cambios de actividad (juegos, trabajos de grupo, dinámicas de diversos tipos, etc.) es necesario también introducir cortes de toda actividad formativa. Estos cortes son las pausas.
Personalmente tengo la costumbre de empezar cada sesión con lo que denomino el menú del día. En el rotafolios anoto lo que vamos a hacer en la jornada completa de mañana y tarde e indico a qué hora se van a hacer los descansos. Después de dos horas de formación se impone un corte de unos 20 minutos, que los asistentes aprovechan para tomar el café y algo sólido que se debe tener dispuesto, para atender las llamadas perdidas del smartphone y para atender a otro tipo de necesidades fisiológicas. No en vano los franceses denominan a estos descansos pause-pipi. Otros, por último, aprovechan el descanso para fumar un cigarrillo.
Un consejo dictado por la experiencia: aunque usted haya anunciado que la pausa durará 20 minutos, lo más probable es que los participantes tarden 25 o incluso media hora en volver. Para evitar hasta cierto punto esto le sugiero que en lugar de anunciar que la pausa durará 20 minutos, proceda del siguiente modo: En mi reloj son las 11.00 en punto, vamos a descansar 20 minutos; o sea, que a las 11.20 en punto de mi reloj empezamos de nuevo.
También puede usted emplear algún argumento para fomentar el cumplimiento puntual de la pausa. Por ejemplo, puede decir: Cuando nos incorporemos vamos a realizar un trabajo de grupo que requiere que estemos todos para empezar. Ruego que seamos todos puntuales…
Por ajustada que esté la agenda, que siempre lo está, los descansos son imprescindibles. Si no lo hacemos así, los participantes se los tomarán por su cuenta. De repente uno se levantará para ir al servicio y volver a los 5 minutos, con el consiguiente corte que supone el levantarse, pasar entre los compañeros, abrir la puerta, volver a entrar, todos mirando al que entra desde luego, y otra vez perdón, disculpas y a su sitio. Lo malo es que el ejemplo arrastra y antes de 5 minutos más otro se levantará y se repetirá el proceso, con lo que al final habrán distraído a sus compañeros y nos habrán distraído a nosotros. Alguno se buscará la vida para usar la iPad o el móvil en la sala de modo disimulado, y algún otro se tomará la pausa por su cuenta, desconectando unos minutos su mente.
El tiempo dedicado habrá sido similar o incluso superior al de un descanso real.
Además de los descansos programados, el formador debe ser perceptivo e introducir alguna pausa de emergencia sobre la marcha si ve que hace falta. Por ejemplo si se aprecian señales de cansancio o de desinterés en los participantes, o si se percibe que estos han desconectado del curso y están mayoritariamente pensando en otra cosa.
Lo ideal es que, cuando se cambia de tema, el cambio coincida con un corte (pausa café, final de sesión de la mañana, pausa cigarrillo…). Sin embargo, hay ocasiones en que los desajustes inevitables de la programación nos obligan a empalmar un tema con otro completamente diferente. El problema se agrava cuando –además– vamos escasos de tiempo. Pues bien, aun así es necesario introducir una pausa de 10 minutos para que exista un corte psicológico entre una actividad y otra. Si no lo hacemos así, se mezcla lo visto anteriormente con lo actual y el resultado es que no avanzamos. Si vamos realmente mal de tiempo, recuerde que es conveniente en las explicaciones tener tres grupos de información a los que personalmente denomino T, P y O. T significa que necesariamente se tiene que dar esa información; P, que se puede dar esa información, y O, que ojalá tuviéramos tiempo de poder dar esa información. Si usted administra bien los tres grupos, se limitará a dar la información de tipo T cuando vaya escaso de tiempo.
En otra parte de este libro se habla de cómo recuperar la atención perdida. Existen varios procedimientos, desde luego, pero el descanso de 10 minutos puede ser una solución que el grupo agradecerá.
El descanso nos sirve también a los formadores para verificar qué nos queda pendiente, cómo vamos de tiempo, comentar con los participantes aspectos del contenido de la formación, solucionar aspectos de intendencia varios (por ejemplo: se ha terminado el agua en la sala, el aire acondicionado no está bien, abrir las ventanas y que se renueve el aire, necesitamos más papel del rotafolios, confirmar que vamos en hora, preparar esa película o ese trabajo de grupo que vamos a introducir a continuación…).
El «arte de trabajar» es una expresión que engloba la habilidad, dedicación y enfoque necesarios para realizar una tarea o desempeñarse en un trabajo de manera efectiva. Esta expresión resalta la importancia de abordar las responsabilidades laborales con un enfoque que va más allá de simplemente cumplir con las tareas asignadas:
Actitudes y Enfoques:
- Dedicación y Compromiso: Implica estar comprometido con las tareas y responsabilidades laborales, mostrando constancia y esfuerzo.
- Pasión y Motivación: La pasión por lo que haces puede influir en la calidad y el impacto de tu trabajo.
- Profesionalismo: Mantener altos estándares de conducta y desempeño, mostrando respeto, ética y responsabilidad en el trabajo.
Habilidades y Aptitudes:
- Organización y Gestión del Tiempo: Ser capaz de manejar eficientemente las tareas, establecer prioridades y cumplir plazos.
- Colaboración y Trabajo en Equipo: Saber trabajar con otros, comunicarse efectivamente y contribuir al éxito colectivo.
- Adaptabilidad y Aprendizaje Continuo: Estar dispuesto a aprender, adaptarse a los cambios y mejorar constantemente.
Enfoque en la Calidad:
- Detalles y Excelencia: Prestar atención a los detalles y esforzarse por lograr la excelencia en todas las tareas realizadas.
Actitud ante los Retos:
- Resiliencia y Solución de Problemas: Saber enfrentar desafíos, superar obstáculos y encontrar soluciones efectivas.
Balance y Bienestar:
- Equilibrio Trabajo-Vida: Buscar un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal para mantener la productividad y el bienestar.
Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.
Las pausas
El arte de trabajar también incluye saber detenerse
En un mundo que valora la productividad constante, las pausas pueden parecer un lujo… pero en realidad son una necesidad. Lejos de ser tiempo perdido, las pausas son espacios de recuperación, claridad y renovación. Forman parte del arte de trabajar con conciencia y calidad.
Pausar no es parar: es preparar
El cuerpo, la mente y la creatividad necesitan ciclos. Trabajar sin descanso sostenido lleva al agotamiento, al bloqueo y a la pérdida de foco. En cambio, hacer pausas breves pero significativas:
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Mejora la concentración y la memoria.
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Reduce el estrés y previene el desgaste.
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Estimula la creatividad y la capacidad de resolver problemas.
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Permite observar con distancia y ajustar el rumbo cuando es necesario.