Las coordenadas
Actitud de guiar
“Los profesores tutores ejercerán las siguientes funciones: ‘ayudar a resolver las inquietudes del alumnado’…” ¿Habrá conseguido el tutor, el orientador, resolver, previamente, sus propias inquietudes? ¿Dispone de los mapas oportunos para organizar la marcha hasta la cumbre a la que se ha comprometido a conducir a las chicas y chicos de ojos expectantes que se le han encomendado? Todos somos seres humanos: imperfectos, inestables, inseguros. Alumnos y profesores estamos hechos de la misma “pasta”. De ahí, que el viejo aforismo del templo de Delfos –“conócete a ti mismo”– constituya la vía más directa para el conocimiento del otro. La función de guía no consiste sólo en indicar el camino; es necesario abrir la marcha. Cada expedición a la cumbre implica, al mismo tiempo, un viaje personal de modo que el resultado de cada travesía se concrete en una capa más de experiencia, de sabiduría.
La actitud del guía que acompaña podría quedar reflejada en los postulados esenciales de las teorías “clásicas” que sustentan el contenido de este manual: La empatía o capacidad de ver el mundo desde los ojos del alumno, de entender su punto de vista, sus motivos, sus temores y sus ilusiones sólo puede ser desarrollada a partir de nuestra propia experiencia vital, de las propias vivencias infantiles y juveniles atesoradas en nuestra memoria: inquietudes, anhelos, desánimos, esperanzas. La mejor manera de abordar el cansancio del alumno que se siente abrumado por el viaje, el temor del que se ve impotente frente a lo que vive como una amenaza, el dolor del que se enfrenta por primera vez a una pérdida importante, consiste en hacerlo desde la propia madurez, fruto de la aceptación y la asimilación de las vivencias dolorosas personales, del temor o la impotencia que, en algún momento, nos han salido al paso en nuestro propio camino.
Experimentación
El guía capaz de una actitud empática es aquel que sabe calzarse las botas del caminante para experimentar en carne propia la dureza y las dificultades que sus inexpertos seguidores tendrán que afrontar; de tal manera que sus consejos y advertencias no sean meras palabras vacías, conceptos impersonales y abstractos, sino consideraciones concretas y directas, relacionadas con el escozor específico de la ampolla del talón, con las dudas ante la fuerte pendiente que se inicia o con la esperanza de la fuente que aguarda en la arboleda, un poco más adelante. El tutor que desdeña, minimiza o ignora los sentimientos de un alumno, por “irracionales” o “ridículos” (¿puede haber, acaso, sentimientos “razonables”?), se niega a sí mismo una parte muy importante de su propia experiencia vital y, en consecuencia, está fomentando su miopía emocional. La aceptación incondicional –un principio rogeriano esencial– es, por lo tanto, un requisito básico para el guía de jóvenes alumnos: aceptación de cada alumno que se le encomienda así como de las responsabilidades y cargas que implica la tarea –incluyendo las propias dudas y resistencias–, aceptación de la tarea de guiar a cada alumno hasta la cumbre de su propia montaña en lugar de empeñarse en conducirlos a todos por el cómodo sendero de nuestra loma favorita.
Es la actitud de cargar con el peso de la propia mochila a lo largo del empinado sendero de montaña mientras se ayuda al otro a que cargue con la suya: A veces, la mochila puede resultar incómoda, pero su contenido resulta esencial para la culminación del viaje. A veces, también, el propio camino nos puede parecer demasiado arduo, pero es este, precisamente, el que lleva hasta la cima y, por eso, no es posible renunciar a ninguno de su pasos. No hay otra manera. Para guiar la cordada camino adelante, es necesario formar parte de la expedición: pisar el mismo suelo, cargar con una mochila semejante a la de los demás expedicionarios –por lo general, bastante más voluminosa ya que hay que contar con los imprevistos–, sudar y fatigarse tanto como ellos. Y saborear, con todo el grupo, la satisfacción de haber alcanzado la cumbre. En eso consiste la congruencia: marchar al frente del grupo de modo que los que vienen detrás puedan contar con un rastro seguro de pisadas firmes y asentadas. Ser congruente es ser fiel a los propios valores personales que se ponen de manifiesto en cada paso, en cada acto, en cada encuentro, para poder ofrecérselos como punto de referencia a nuestros alumnos.
Compromiso
Es mantener el compromiso con cada alumno encomendado, con el propio perfeccionamiento como tutor u orientador y con la tarea que se tiene por delante. “Los profesores tutores ejercerán las siguientes funciones: ‘ayudar a resolver las inquietudes del alumnado’” “¡Este es un alumno de apoyo educativo!” La queja no es infrecuente: “No es un alumno para estar en este grupo; rompe el orden de la clase”. Son manifestaciones de las propias inquietudes del profesor que se siente desbordado ante el reto de tener que acoger a un alumno “problemático” –por las razones que sean, intelectuales o de comportamiento– en la cordada que está dirigiendo. O puede que el problema que presenta el alumno no altere la marcha de la expedición; tal vez, una alumna con un cuadro de anorexia pueda resultar intelectualmente brillante y no alterar el normal orden del grupo. ¿Bastará con asegurarse de que está recibiendo tratamiento médico y psicológico para poder seguir adelante, llevando al grupo por el camino programado?
El verdadero guía atiende al caminar de cada integrante del grupo, es como si acompañara a cada miembro por su propia montaña. Y, ciertamente, el tutor no es un terapeuta; pero tampoco la alumna “es” una anoréxica: es un ser humano cuya angustia e inseguridades la pueden haber llevado a tomar ese camino equivocado. Y, ciertamente, bien pudiera ocurrir que el tutor o el orientador no entiendan de anorexia; pero la angustia y la inseguridad sí que forman parte de su bagaje vital –¡Las lleva consigo, en la mochila!– y de eso también se puede hablar con una “anoréxica” porque angustia e inseguridad son, seguramente, las principales inquietudes de la alumna en este tramo de su camino. La conclusión lógica a toda esta reflexión es que para ser un guía eficiente, lo que se necesita es interiorizar el camino personal, con todos sus pasos y tropiezos para poder ayudar a cada miembro de la cordada en los tramos más difíciles del suyo propio y encaminarlo hacia cada nueva etapa que le está aguardando, hasta conseguir que sea lo bastante capaz de caminar por sí mismo.
La actitud de guiar implica asumir un rol de liderazgo, mentoría o apoyo para ayudar a otros en su desarrollo, crecimiento o cumplimiento de metas:
- Compromiso: Quienes adoptan esta actitud están comprometidos con el éxito y el bienestar de aquellos a quienes guían. Están dispuestos a invertir tiempo y esfuerzo para ayudar a otros a alcanzar sus objetivos.
- Empatía y Escucha: La empatía es fundamental. Guiar implica comprender las necesidades, preocupaciones y desafíos de quienes se están guiando. Escuchar activamente y comprender sus perspectivas es esencial para brindar un apoyo efectivo.
- Visión y Orientación: Los guías suelen tener una visión clara y orientación sobre cómo alcanzar objetivos específicos. Ofrecen dirección, claridad y perspectiva para ayudar a los demás a avanzar hacia sus metas.
- Modelado de Comportamiento: Los guías no solo dan instrucciones, sino que también actúan como modelos a seguir. Su propio comportamiento, valores y ética de trabajo sirven de ejemplo para aquellos a quienes guían.
- Facilitación del Crecimiento: La actitud de guiar implica fomentar el crecimiento personal y profesional. Ofrece oportunidades para aprender, mejorar habilidades y superar desafíos.
- Apoyo y Retroalimentación Constructiva: Proporcionar apoyo emocional y brindar retroalimentación constructiva son partes integrales de la guía efectiva. Esto implica reconocer los logros y proporcionar orientación para mejorar.
- Confianza y Empoderamiento: Los guías inspiran confianza en aquellos a quienes guían y les otorgan el poder de tomar decisiones informadas. Fomentan la autonomía y la capacidad de tomar la iniciativa.
- Adaptabilidad y Flexibilidad: Los guías son adaptables y flexibles en sus enfoques. Reconocen que cada individuo es diferente y puede necesitar enfoques diversos para alcanzar sus metas.
Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.