Lactancia materna
Necesidades
La lactancia materna, además de suponer un adecuado importe de nutrientes para cubrir las necesidades durante los primeros 3 meses de vida, presenta otra serie de ventajas, como reducir el riesgo de sensibilización alergénica, brindar protección inmunológica y antibacteriana, mejorar la situación maternofilial, reducir la mortalidad y morbilidad neonatal, evitar contaminaciones exógenas y resultar un método muy económico.
La lactancia materna debe realizarse en una posición cómoda y en un ambiente distendido, en condiciones higiénicas del pezón, normalmente por un horario determinado por las necesidades del recién nacido, con tomas de ambos pechos y con una duración media de 6-9 meses.
En la actualidad, la lactancia materna es el método de elección en la alimentación del lactante; sin embargo, existen algunas causas de exclusión de la lactancia materna: alteraciones anatómicas, funcionales o psicológicas de la madre, hipogalactia, anomalías del lactante en la boca o disfunciones en la succión y deglución, así como motivos laborales, ansiedad e incluso el tratamiento farmacológico con sustancias que pueden pasar a la leche.
Lactancia artificial
La fórmula infantil consiste en un alimento adecuado para sustituir total o parcialmente a la leche materna, y que satisface las necesidades nutritivas del lactante. Existen dos tipos básicos de fórmulas infantiles: de inicio y de continuación, que se aconsejan hasta los 3 o 4 meses y a partir del cuarto mes, respectivamente.
Estas fórmulas de inicio, adaptadas a partir de leche vacuna, se preparan de forma que su composición se asemeje lo más posible a la leche materna, dentro de unos márgenes de seguridad, y no deben incluir almidones, ni acidificantes, ni miel, ni factores de crecimiento, aunque estén presentes en pequeñas cantidades de oligosacáridos.
Asimismo, la preparación de leches artificiales normalmente al 13%, debe producir una osmolaridad inferior 400 mosmol/l. La elaboración tecnológica de leches de seguimiento exige menos modificación que la leche de vaca, aunque también debe cumplir una reglamentación en cuanto al contenido de nutrientes y técnicas de elaboración. Muy recientemente, y con objeto de simplificar los criterios de nutrición con fórmulas infantiles, se ha sugerido la posibilidad de establecer una fórmula única que puede ser ingerida a lo largo de todo el período de lactancia.
Alimentación Beikost
El concepto Beikost (en alemán: alimentación suplementaria) abarca todo alimento ingerido por el lactante distinto de la leche o fórmulas adaptadas, e incluye cereales, frutas, verduras, carne, pescado y huevos. El momento de introducción de este tipo de alimentación depende de factores culturales, psicosociales e históricos, aunque normalmente se admite como adecuado a partir del cuarto o quinto mes.
Las razones de la inclusión de alimentos complementarios son tanto nutritivas (la leche no es suficiente para cubrir las necesidades de nutrientes del lactante) como somáticas y educativas (coordinación de reflejos de nutrición, deglución e inicio de sensaciones de gusto y olfato) y socioeconómicas. Algunas de las situaciones que aconsejan un control del comienzo de este tipo de alimentos son la posible interferencia con la alimentación al pecho, posible hiperosmolaridad, aparición de alergias o intolerancias, modificación en el apetito y la inclusión de alimentos con componentes indeseables para el lactante (nitratos, aditivos, etc).
Las recomendaciones dietéticas, previas a la implantación de una alimentación beikost deben considerar que no es conveniente iniciarla antes del tercer mes ni después del sexto y que como máximo el 50% de la energía de la dieta debe obtenerse a partir de alimentos diferentes de la leche.
Los cereales contienen hidratos de carbono, proteínas, minerales (hierro, calcio, magnesio), vitaminas (complejo B) y fibra, aportando elementos tanto estructurales como energéticos. La presentación puede hacerse en papillas elaboradas a partir de cereales sin gluten (maíz, arroz) y su preparación se realiza con agua o leche (papillas lacteadas). En el mercado existen diferentes formulaciones de harinas para su rápida reconstitución (papillas instantáneas).
Las frutas y verduras aportan al lactante azúcares, fibra, minerales y vitaminas (A y vitaminas hidrosolubles). La presentación suele hacerse en papillas y purés de confección casera o también en homogeneizados comerciales, a los que no se debe añadir sacarosa.
Las carnes, pescados y huevos son fuentes de proteínas de alta calidad, lípidos, minerales y vitaminas liposolubles e hidrosolubles. La clara de huevo y las vísceras son alimentos de introducción tardía por su potencial alergénico y su contenido en purinas.
Los tarritos son preparados industriales que contienen frutas, verduras, cereales, pescados, carnes, etc, que se deben elaborar siguiendo unas normas estrictas de control de calidad y con un adecuado valor nutritivo, y cuyos ingredientes, composición (proteína, sodio y densidad energética) y manipulación deben figurar en la etiqueta.
Las características de las fórmulas de inicio y de continuación y las de los tarritos comerciales vienen regulados por una serie de normas establecidas por diferentes organismos e instituciones, que afectan al valor nutritivo (contenido máximo y mínimo de nutrientes), a la ausencia de determinadas sustancias o contaminantes, y al etiquetado, conservación, forma de preparación y fecha de caducidad. Las normas de la Sociedad Europea de Gastroenterología Pediátrica (ESPGAN), de la Asociación Americana de Pediatría (APA) y la legislación de europea (UE) y española (CAE) son de aplicación en la actualidad.
El tipo de orden en la introducción de los alimentos adicionales es variable, aunque se aconseja comenzar por cereales sin gluten, frutas y verduras, continuar con pescados y carnes y finalmente añadir huevos, vísceras y productos elaborados. En cualquier caso, el entorno sociocultural y la historia familiar de riesgo alergénico condicionan el protocolo beikost.
La lactancia materna es la alimentación exclusiva y natural que proporciona una madre a su hijo recién nacido a través de la leche materna:
1. Nutrición Completa:
- Nutrientes Esenciales: La leche materna contiene todos los nutrientes necesarios para el crecimiento y desarrollo del bebé, incluyendo proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales.
2. Protección Inmunológica:
- Anticuerpos y Factores Protectores: La leche materna está llena de anticuerpos y otros factores inmunológicos que ayudan a proteger al bebé contra infecciones y enfermedades.
3. Beneficios para la Madre:
- Recuperación Postparto: Ayuda al útero a recuperarse más rápidamente después del parto y puede ayudar a las madres a perder peso ganado durante el embarazo.
- Vínculo Materno-Infantil: Promueve el vínculo emocional entre la madre y el bebé.
4. Adaptabilidad y Comodidad:
- Fácil Digestión y Disponibilidad: La leche materna es fácilmente digerible para el bebé y siempre está disponible a la temperatura adecuada.
5. Reducción de Enfermedades a Largo Plazo:
- Menor Riesgo de Enfermedades Crónicas: Los bebés amamantados pueden tener un menor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como obesidad, diabetes tipo 2 y alergias.
6. Recomendaciones:
- Organizaciones de Salud: La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses y su continuación con alimentos complementarios hasta al menos los dos años.
7. Apoyo y Educación:
- Asesoramiento Profesional: Es importante recibir apoyo y orientación de profesionales de la salud y grupos de apoyo a la lactancia para superar desafíos y maximizar los beneficios de la lactancia materna.
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