LA PREGUNTA COMO HABILIDAD DIDÁCTICA. 

 Introducción. 

La destreza de «hacer preguntas» se refiere a la habilidad del/la formador para emplear diferentes clases de preguntas con diversas finalidades educativas. Muchos/as formadores/as emplean las preguntas como parte de sus métodos de enseñanza; otros incluso varían las clases y funciones de sus preguntas para adecuarse a sus finalidades instructivas. A menudo se da el caso en que el/la formador, de manera constante, hace preguntas sin una clara finalidad o propósito, con resultados normalmente ineficaces. 

Cuando un/a formador es consciente de sus objetivos, de la clase de preguntas que puede hacer y de las funciones que las preguntas pueden desempeñar, puede tomar mejores decisiones sobre cómo conducir una lección y emplear estrategias de preguntas más efectivamente. 

La máxima importancia que debe darse a la utilización de las preguntas en el aula, se debe a la necesidad del/la formador de controlar los procesos formativos, en aras de la teoría general de sistemas, y con la finalidad de acceder a los sistemas de feedback. 

En una clase expositiva, mediante preguntas, el/la formador puede y debe seguir el proceso de aprendizaje, de atención y de comprensión del/la alumno/a y así entrar de lleno en los mecanismos de evaluación continua. 

 La pregunta como habilidad didáctica

 

Finalidad de las preguntas. 

Un/a formador puede emplear las preguntas para un número de finalidades instructivas: para motivar, para centrar la atención, para indagar sobre la comprensión, para incrementar la participación del/la alumno/a, para variar el nivel cognitivo en que se considera el tema, etc. Obviamente, la claridad de las preguntas y el tono emocional empleado por el/la formador cuando pregunta, contribuye a su eficacia como ayuda en el aprendizaje de los/as alumnos/as. 

Además, un/a formador con habilidad para hacer preguntas es capaz de usar varias clases de preguntas y hacerlas servir para diferentes funciones. 

 

Clases de preguntas. Clasificación de Sanders. 

Hay varios sistemas para clasificar: preguntas convergentes y divergentes; preguntas de alto y bajo nivel; abiertas y cerradas; basadas en la clasificación de Bloom, etc. 

Estas clasificaciones se basan en gran medida en las funciones cognitivas de las preguntas. Esto es, diferentes clases de preguntas llevan a los/as alumnos/as a procesar la información en un cada vez más complejo nivel intelectual. Desde los sistemas de clasificación basados en diferentes taxonomías permiten mayor discriminación respecto al tipo de preguntas, una breve descripción de tal sistema puede sugerir estrategias para construir y usar preguntas dirigidas a lograr varios objetivos cognitivos. La clasificación esquematizada a continuación se describe detalladamente en Calssromm Questions (Sanders, 1966). 

La pregunta como habilidad didáctica 

Preguntas memorísticas. 

Las preguntas de memoria exigen que los/as alumnos/as reconozcan o recuerden información. El mayor problema de esta categoría no está en el cómo construir buenas preguntas de memoria, sino más bien cómo determinar el conocimiento que ha de ser recordado. El límite propio de este conocimiento está sujeto a disputa, pero generalmente las preguntas de memoria deberían emplearse para ayudar a los/as alumnos/as a centrarse en los conocimientos, conceptos, convenciones, códigos, identificaciones, procedimientos, generalizaciones, fórmulas, modos de resolución, y todo aquello que será la base para conseguir los más altos niveles cognitivos. 

 

Ejemplo de pregunta memorística. 

La taxonomía de las preguntas trata principalmente con alguna de las siguientes categorías: 

pastedGraphic.png Aprendizaje cognitivo. 

pastedGraphic.png Aprendizaje afectivo. 

pastedGraphic.png Aprendizaje físico. 

pastedGraphic.png Ninguno de los anteriores. 

 La pregunta como habilidad didáctica

Nombra la categoría de las preguntas que requiere al menos operaciones intelectuales complejas. 

 

Preguntas de traslación o traducción. 

Estas preguntas demandan del/la alumno/a cambiar la información en una forma o lenguaje simbólico diferente. Una idea puede ser expresada en muchas diferentes formas de comunicación: pintura, gráficos, cuadros, mapas, modelos, frases con lenguaje técnico o vulgar, etc. El pensamiento de traslación es totalmente literal y no requiere que los/as alumnos/as descubran relaciones intrincadas, implicaciones o sentidos sutiles. El/la alumno/a identifica una parte de la comunicación original a la vez y la traslada a una nueva forma. 

La traducción es común en la comunicación entre personas, siendo la forma más idónea para detectar la comprensión de parte del/la alumno/a. Preguntas como: «Dímelo con tus propias palabras, haz un esquema, relátalo mediante un cómic…», son situaciones en que mediante otra simbología se puede lograr controlar y ayudar al/a la alumno/a en su comprensión. 

La traducción es un aprendizaje de cierto nivel cognitivo, imprescindible para lograr el dominio de las estrategias cognoscitivas. Por ello es ineludible valorarlo en su momento con el fin de que no queden lagunas en los conocimientos, que traerán como consecuencia ciertas imposibilidades posteriores de aprender en los niveles más altos del conocimiento. 

 

La pregunta es una habilidad didáctica fundamental que puede utilizarse para estimular el pensamiento crítico, promover el aprendizaje activo y facilitar la comprensión profunda de un tema:

Promueve la reflexión: Las preguntas bien formuladas invitan a los estudiantes a reflexionar sobre un tema o concepto específico, lo que les ayuda a profundizar en su comprensión y a desarrollar habilidades de análisis.

Estimula el pensamiento crítico: Las preguntas desafiantes animan a los estudiantes a cuestionar, analizar y evaluar la información, fomentando el pensamiento crítico y la capacidad de razonamiento lógico.

Fomenta la participación: Al formular preguntas interesantes y relevantes, se incentiva la participación activa de los estudiantes en el proceso de aprendizaje, permitiéndoles expresar sus ideas y opiniones.

Guía el aprendizaje: Las preguntas pueden servir como herramientas para guiar la discusión en el aula o dirigir la atención hacia aspectos específicos de un tema, ayudando a estructurar el proceso de aprendizaje.

Evalúa la comprensión: Las preguntas también pueden utilizarse para evaluar la comprensión de los estudiantes sobre un tema, identificando áreas en las que pueden necesitar más apoyo o explicación.

Facilita el desarrollo de habilidades de investigación: Las preguntas bien formuladas pueden impulsar a los estudiantes a buscar información, investigar y profundizar en un tema por su cuenta.

 

 

Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.

 

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