La poesía es un arma
Conciencia
“Cuando ya nada se espera personalmente exaltante / Más se palpita y se sigue más acá de la conciencia, / fieramente existiendo, / ciegamente afirmando / Como un pulso que golpea las tinieblas / Que golpea las tinieblas…”. Aún recuerdo cuando en los primeros tiempos del acceso a Internet, y ya con muchos gigabytes para agilizar cualquier archivo que uno bajara, me enteré de que existían buscadores especiales de música. ¡¿Quééé?! ¡¿Cómo que podés bajar la música que quieras de cualquier intérprete o autor en un instante?!
Recuerdo, decía, ese momento en el que escribí en el buscador: “Jonathan Livingston Seagull + Juan Salvador Gaviota de Neil Diamond” y “La poesía es un arma cargada de futuro”, de Paco Ibañez y Gabriel Celaya. Rememoro el exacto instante en que bajó el archivo y comenzó a sonar en una calidad impresionante: se me salía el corazón de alegría y desbordaba estupidez ante tamaña proeza, como era la de hallar ese tema y bajarlo a mi PC. Hubo un solo inconveniente: eran casi las dos de la mañana y no podía llamar a nadie para compartir ese logro ¡mi alegría por rescatar a Paco Ibáñez! “Cuando se miran de frente los vertiginosos ojos claros de la muerte / se dicen las verdades, las bárbaras terribles / Amorosas crueldades, amorosas crueldades… / Poesía para el pobre / poesía necesaria como el pan de cada día, / Como el aire que exigimos trece veces por minuto / Para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica / Porque vivimos a golpes / Porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos / Nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno / Estamos tocando el fondo / estamos tocando el fondo…
Estandarte
”. Este poema de Gabriel Celaya, histórico por cierto, fue estandarte y resistencia literaria de una generación, y de una manera de pensar, actuar, ver el mundo y pararse frente a él, de no claudicar, de sostener ideologías libertarias, sociales e igualitarias. Paco Ibáñez, cuando joven, lo musicalizó y así lo convirtió en inolvidable y bastante popular. Digo bastante intencionalmente, puesto que no todos los sectores sociales pudieron disfrutar de estos versos, gracias a los benditos medios que casi jamás emiten un solo acorde y estrofa de Paco con Celaya. Es aquel el mismo Paco con más años, luego de muchas décadas de historia y de historias: de la española de Franco a la del Pacto de la Moncloa, de la democracia entre socialistas y conservadores; de alemanias con cortina de hierro y sin ella, y de la Rusia a los países del Este ya sin la tutela comunista; procesos que modificarían de una vez y para siempre aquel mundo y aquellas sociedades, con la controvertida idea del final de la historia de Fukuyama y lo que significaba: dicha para algunos y desdicha para otros.
Para algunos, ser coherentes quizás era modificarse y asumirse al compás de los cambios; para otros, significaba no cambiar ni un ápice de sus ideologías: su manera de ver el mundo y de verse dentro de él. Como se quiera, “La poesía es un arma” es un emblema de aquellos tiempos, y también lo es Paco Ibáñez, que volvió a cantarla en un reciente recital, ya a una edad muy avanzada, frente a aquellos antes jóvenes y hoy hombres maduros, que como él, habían querido un mundo distinto al de hoy. Pero esta vez convirtió el mismo poema en un hecho más que relevante, que demostró cuántos cambios sufrimos y, también, cómo cuesta mantenerse enhiesto frente a todos los embates de la vida, o bien, aburguesarse en un proceso menos riesgoso y más natural en la vida familiar, económica, cultural y social de adultos. El hecho es que Paco, frente a esos jóvenes adultos aburguesados, canta con cierta complicidad de tiempos y memoria. Él fue uno de ellos en los sesenta, setenta, ochenta y noventa, y en el 2000 está allí, con ellos. Paco recrea la letra de la canción sabiendo que provocará lo que provoca; el auditorio recibe el mensaje de aquellos y de estos tiempos y, poco a poco, comienzan a aplaudirlo, porque ese cantautor les recuerda las mejores épocas de utopías colectivas. Paco juega con la letra de la poesía de Celaya, sabe que ellos la recuerdan y que la cantarán con él.
Poesía
El impacto que genera al modificar la letra de la “Poesía es un arma cargada de futuro” de Gabriel Celaya es enorme, como lo fue para mí oírla y cantarla, mientras acompañaba el video de ese recital. Para los que la conozcan, les será sencillo seguir los versos, y para quienes no sepan de qué se trata, este polígrafo les entregará la letra original de la reformulación sobre fin de siglo que astuta-aviesa-desafiante-memoriosademandantemente hace Paco. Esto decía él en el escenario antes de interpretarla, con un gesto de disculpa como quien no quiere pero sabe que no podrá ni querrá evitar entonarla, porque donde esté Paco habrá futuro, habrá poesía y habrá quien la utilice como un arma: “Bueno, hay que decir, en los tiempos que corremos, que… casi diría, desgraciadamente, tengo que seguir cantando… o tenemos que seguir cantando esta canción de Gabriel Celaya: La poesía es un arma”.
El auditorio estalla en aplausos para recibir ese tema emblemático. La versión original decía: “Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales / Que lavándose las manos se desentienden y evaden / Maldigo la poesía de quien no toma partido / Partido hasta mancharse”. Versión que Paco interpreta en el recital: “Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales / Que llenándose las manos se desentienden y evaden / Maldigo la poesía de los que toman partido / Partido hasta forrarse”. Es en este instante cuando Paco estremece a sus seguidores, y éstos, como quien acepta el paso del tiempo y al juglar que les recuerda aquella coherencia y esta coherencia del final de la historia, aplauden en reconocimientos a esa figura que se mantuvo firme y coherente, más allá de sí mismo. Y es dado aprovechar el espacio de esta hoja y proseguir con el poema de Celaya para que os deleités con la verba del cancionero español y, también, más allá de toda broma, para arribar al último párrafo y con él, a la última palabra que Paco también modificó para asestarle a ese auditorio –a aquellas almas que ya no eran las de entonces– la estocada final, con el arma más temida desde todo los tiempos: la palabra hecha poesía.
Siguen
“Hago mía las faltas, siento en mí a cuantos sufren y canto respirando, / Canto y canto y cantando mas allá de mis penas, de mis penas personales, / me ensancho, me ensancho / No es una poesía gota a gota pensada / No es un bello producto / No es un fruto perfecto / Es lo más necesario / Lo que no tiene nombre / Son gritos en el cielo y en la tierra son actos / Porque vivimos a golpes / Porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos / Nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno / Estamos tocando el fondo / Seguimos tocando el fondo”. “Seguimos”, cierra Paco, porque sabe que sigue ocurriendo.
Tal como Paco Ibáñez, seguramente hay una cantidad infinita de personalidades que invitan a ser señalados, más allá de simpatía o antipatías personales, como emblemas de coherencia: Jesús, Gandhi, Martin Luther King, Borges, el Che, Maradona, Charly García, Salvador Allende, Julio Vacaflor… ¡¿Quéééé?! Bueno, piensen que podría ser un error de tipeo o de la imprenta; ¡eso!, ¡siempre el error es de la imprenta!, ¿o acaso de la correctora? ¡Sí, eso, también de la correctora! Pero retornemos veloz y seriamente al tema, con una salvedad a favor de Paco Ibáñez: es el único que retoma una vieja poesía y la reacondiciona delante de los que abonaron la entrada para escucharlo y verlo. Que no es lo mismo que hacerlo desde la mesa de un bar, claro está.
La frase «la poesía es un arma cargada de futuro» es una cita del poeta español Gabriel Celaya, que se convirtió en un lema de la poesía comprometida y social. Celaya fue un destacado representante de la poesía social en España durante la posguerra civil, y su obra a menudo abordaba temas políticos y sociales.
La idea detrás de esta expresión es que la poesía puede ser una herramienta poderosa para despertar la conciencia de las personas y provocar cambios en la sociedad. La metáfora de «un arma cargada de futuro» sugiere que la poesía tiene el potencial de influir en el curso de los acontecimientos y contribuir a la construcción de un mundo mejor.
La poesía, a lo largo de la historia, ha sido utilizada como un medio para expresar emociones, contar historias, reflexionar sobre la condición humana y también para abordar cuestiones políticas, sociales y éticas. Puede servir como una forma de protesta, de crítica social o como un llamado a la acción. En este sentido, la poesía puede ser una herramienta de conciencia que invita a la reflexión y puede inspirar a las personas a cuestionar el status quo y trabajar por un cambio positivo.
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