LA EXPANSIÓN DE LA MATRÍCULA DE EDUCACIÓN A DISTANCIA

LA EXPANSIÓN DE LA MATRÍCULA DE EDUCACIÓN A DISTANCIA

En América Latina y el Caribe, la educación a distancia

en todas sus modalidades ha estado creciendo en dimensiones importantes y ha pasado de representar una cobertura de elite inferior al 5% a poder considerarse una cobertura de minorías (entre el 5% y el 15%) al interior de la matricula superior total. La propia educación superior ha alcanzado altos niveles de cobertura gracias al impulso de la educación a distancia en varios países en la región. En Brasil, en el 2002, la matrícula a distancia fue de 84.713 en 60 cursos (2,79%) (Vianney et all, 2003), para el 2007 alcanzó a 339.000 alumnos universitarios, que representaban el 7% de la cobertura, y para el 2012 alcanzó al 15,8% de las matrículas totales de educación superior. Las perspectivas futuras proyectan un fuerte crecimiento, ya que el 31% de los nuevos ingresantes se inscribe en programas a distancia (Hoper, 2014). Para el 2014 la matrícula de esta modalidad semipresencial en este país alcanzó a 1.113.850 estudiantes. Ello representó un crecimiento anual —entre el 2002 y el 2014— del orden del 12% con un mercado crecientemente competitivo y concentrado, con baja diferenciación de precios y productos, con mayor aceptación de la modalidad, con un perfil similar de los alumnos y una convergencia de las metodologías entre los distintos competidores (Hoper, 2014). En 2016 con una matrícula total de 8.052.254 estudiantes, la educación a distancia representó el 18,6% (1,5 millones de estudiantes). Entre el 2014 y el 2016, la modalidad a distancia aumentó 20%, mientras que los cursos presenciales tuvieron una reducción de 3,7% en los ingresos (INEP, 2018). Las crisis facilitan el corrimiento de la matrícula. Los sectores de menos ingresos demandan educación a distancia, que tiene precios menores.

LA EXPANSIÓN DE LA MATRÍCULA DE EDUCACIÓN A DISTANCIA

Entre el 200 y el 2015 la cobertura de educación superior paso del 23% al 48%, y de esos 25 puntos de aumento, 13 puntos fueron por aumento de la educación a distancia y 12 puntos por aumento de la educación presencial. En el 2016 ingresaron 2.985.644 estudiantes a la educación superior, de los cuales el 28,24% lo hicieron en la modalidad de educación a distancia. El 97% de los ingresos de estudiantes a distancia fueron en el sector privado. En la licenciatura, la matricula a distancia en la red pública es de 14,1% y en la red privada es de 59,3%. El sector privado representa 75,3% de la matrícula, pero en distancia el 94,1% y la proyección oficial espera que se alcance una matrícula de 2 millones en el 2020. Restan, sin embargo, resistencias respecto al reconocimiento de los mercados de trabajo y las efectivas competencias. Durante estos años ha habido además limitaciones de ofertas en algunos campos, como en abogacía por las resistencias de la Orden de Abogados de Brasil (OAB). El crecimiento del sector privado en educación a distancia es superior al del sector público, en general. En Brasil, entre el 2009 y el 2012 el crecimiento total de la matrícula fue de 33%, de los cuales 40,2% fue en la red de instituciones privadas y apenas 5,4% en la red pública (SEMESP, 2014). Sin embargo, aún se manifiesta una baja titulación: en Brasil, mientras la tasa de deserción presencial es del 38% en la red privada y 21% en la pública, en la educación a distancia la deserción privada era de 41,4%, en tanto que en el sector público era de 29,1% (SEMESP, 2014). La educación a distancia tiene una cobertura diferenciada a escala tanto de la región como al interior de los países. En México, por ejemplo, la cobertura de educación a distancia (llamada no escolarizada) en el 2008 alcanzó el 8,3% a escala nacional, en el 2010 pasó al 11,6% de la matrícula y en el 2016 alcanzó el 12,9% de la matrícula en el grado con fuerte diferenciación en las regiones; pero se advertía que mientras en algunos Estados la matrícula no escolarizada en el nivel superior alcanzaba a guarismos superiores —como 23,1% en Veracruz, 22% en Chiapas, 14% en Guerrero o 13,2% en Nayarit y 11,3% en Guanajuato— en otros estaban por debajo de la media nacional mencionada (SEP, SES, 2009).

 

La diferenciación se refiere también al peso diferenciado dentro del sector público, con el 9,1%, y del sector privado donde alcanzó al 21,8% en el 2016. Con 595.456 estudiantes en el sector no escolarizado, el sector privado representa el 51,3% de la matrícula, siendo un guarismo muy superior a la incidencia total del sector privado en la educación superior del país, que es del 32%. En el posgrado el peso privado a distancia es aún mayor, alcanzando al 57,6% de la matrícula de este subsector. Por su parte, en Argentina, la educación a distancia tiene un largo desarrollo. La Red Rueda, que nuclea a las universidades e instituciones universitarias con programas de educación a distancia, se formó en el año 1990 pero su matrícula aún es relativamente escasa. Estudios realizados muestran el continuo avance de instituciones con ofertas de educación a distancia. En 1993 eran apenas 6 universidades, 2 públicas y 4 privadas, que representaban el 8% de las instituciones universitarias existentes que ofrecían educación a distancia. En el 2000 fueron 25 instituciones las que tenían ofertas a distancia que para ese momento representaban el 27% de las instituciones, pero que cubrían 46,6% de la matrícula nacional, mostrando que han sido instituciones grandes las que ofertan dominantemente bajo la modalidad a distancia. Para el 2006, la matrícula a distancia de grado alcanzó a 40.495 estudiantes, que representaban el 4,8% de la matrícula total de grado de ese momento. En ese mismo año, la oferta privada a distancia de 20.786 estudiantes superó levemente a la oferta a distancia del sector público, que fue de 19.709 estudiantes. Desde ese momento la oferta de educación a distancia se expandió en forma significativa, y especialmente la oferta del sector privado. Gracias aun al mayor peso de este sector en la oferta a distancia, la incidencia del sector privado en la educación superior pasó del 20% al 25% de la cobertura (4). Para el 2015, había 540 carreras a distancia, de las cuales el 51% pertenecían al sector público, correspondientes a 22% en el posgrado, 47% al grado y el restante porcentaje al pregrado. En el posgrado, el sector privado tiene mayor peso en la oferta de diplomados (90%), y menor peso a medida que aumentan los niveles: en las especializaciones 32% y en las maestrías 25%. Por su parte, las ofertas están altamente limitadas a unos campos disciplinarios, ya que las ciencias sociales y humanas —con el 43% de los programasy las ciencias económicascon el 37%— acaparan la mayoría de la cobertura (RUEDA, 2016).

 

Instituciones

Es para destacar en este proceso que, si bien son muchas las instituciones con alguna oferta de programas a distancia, en general son muy pocas instituciones las que se especializan en ofertas a distancia y que tienen un peso destacado en la matrícula. En el sector privado resalta especialmente la Universidad Siglo XXI con una matrícula de más de 67 mil estudiantes a distancia en el año 2018, ampliamente extendida en todo el territorio nacional, con tres sedes y 361 centros de apoyo en todo el país. Lejos le siguen la Universidad Católica de Salta y la Universidad Blas Pascal. Todas son instituciones expandidas desde el interior del país, desde las provincias de Córdoba y Salta. El país no tiene datos estadísticos oficiales sobre educación superior a distancia, lo cual vuelve complejo su análisis. Por esta razón, el análisis se concentra en la matrícula de las instituciones de educación con fuerte oferta a distancia y en datos dispersos de algunas instituciones. Ello permite suponer que, para el momento actual, la oferta a distancia tanto pública como privada se ubicaría cerca del 7% de la matrícula, o sea, en torno de los 130 mil estudiantes, con una participación del sector privado del 55%, que es un porcentaje mayor que el del sector respecto de la matrícula superior. Un peso destacado de la matrícula privada a distancia está en el pregrado y el posgrado. En el 2017 se dispuso como requisito la acreditación del sistema de educación a distancia para la oferta, y ello permitirá una expansión mayor y superar la oferta de educación libre como modalidad a distancia. Colombia, por su parte, que ingresó desde los años 70 en el modelo semipresencial gracias a la creación de la UNAD, muestra un crecimiento importante con los mismos ejes regionales de evolución. En el país, entre los años 2002 y 2010, la educación a distancia pasó del 9,1% al 11,7% de la cobertura, y la incidencia de la modalidad en los nuevos inscritos en el año pasó del 4% al 12% en el mismo período. La matrícula de educación virtual respecto a la tradicional a distancia pasó apenas del 3,2% al 5,6%. Asimismo, los graduados pasaron de 11,2% en el 2003 al 12,5% en el 2010. Los programas a distancia tradicionales y virtuales pasaron de 4,8% del total, en el 2006, al 6,3% en el 2010 (Alvarado y Calderón, 2013). Sin embargo, no todos los países tienen el mismo empuje en la modalidad a distancia, sino que se observan fuertes diferencias regionales. La matrícula es más elevada en los países que tienen instituciones tanto públicas como privadas dedicadas a la educación a distancia, ya que los modelos bimodales al interior de las universidades no han mostrado incidencias significativas en la cobertura.

LA EXPANSIÓN DE LA MATRÍCULA DE EDUCACIÓN A DISTANCIA

Igualmente, dentro de estos países, es más marcada la cobertura y la expansión de la educación a distancia donde ha existido el ingreso de grupos internacionales especializados en esta modalidad, que actúan en estos mercados, también, donde hay normativas claras. Se constata además un relativo reconocimiento de sus certificaciones y un sistema más regulado con múltiples criterios e indicadores de aseguramiento de calidad, con controles y estándares más legitimados, a la vez con instituciones con escalas más elevadas y, fundamentalmente, con fuertes articulaciones en grupos internacionales. Como resultado de la evolución histórica referida, la educación a distancia en América Latina alcanza actualmente una dimensión creciente de cerca del 12% de la cobertura con un fuerte peso del sector privado, con instituciones con altas escalas de cobertura, bajo modelos semipresenciales apoyados en plataformas virtuales y con un corrimiento de la demanda hacia dinámicas cada vez más virtuales. Asimismo, se aprecia una importante gestión de los procesos educativos en alianzas con instituciones y universidades externas que han ingresado a través de alianzas y acuerdos de tercerización de los servicios o por compras del paquete accionario total o parcial de las universidades regidas por sociedades anónimas, especialmente en México y Brasil. Más allá de la expansión notable de la educación a distancia, vista comparativamente con otras regiones, se aprecia que en esta materia la región parece estar quedando rezagada. Un estudio reciente de la OECD (2015) muestra que la modalidad educativa presencial todavía es la predominante y que la esperada expansión de la educación a distancia es menor en la mayoría de las regiones emergentes. También muestra que a pesar de los efectos beneficiosos producidos por las TIC, tales como la mejora en el acceso para grupos tradicionalmente excluidos, la región todavía no aprovecha bien el potencial de la educación a distancia ni se han transformado los fundamentos de la enseñanza y el aprendizaje. Para ver un caso, en Estados Unidos, la proporción de estudiantes de educación superior que están inscritos en al menos un curso a distancia pasó del 24,8% en el 2012 al 31% en el 2016. Mientras que la matricula total de educación superior no ha crecido entre esos años, los estudiantes inscritos en programas totalmente a distancia pasaron de 2,3 millones a 2,9 millones en dicho periodo, pasando del 11,3% al 14,6% de la matrícula total en ese periodo (Lederman, 2018). Sin la incorporación de tecnologías de comunicación y la expansión de la educación a distancia, la región no podrá alcanzar los niveles de cobertura de los países desarrollados y limitará la posibilidad de su desarrollo económico y social.

 

La desigual distribución de los ingresos de las familias, el creciente acceso a equipamientos informáticos, el aumento de la conectividad, el alto peso de la matricula privada en educación superior en la región, los costos menores de la oferta a distancia así como la existencia de marcos normativos que están flexibilizando los criterios de la oferta a distancia, junto con las demandas sociales para el acceso, todo ello permite visualizar que en los próximos años la educación a distancia continuará y aun incrementará el significativo crecimiento que ha tenido en los últimos años. Sin embargo, se requieren marcos de regulación más flexibles y específicos; mejores mecanismos de aseguramiento de la calidad y de los resultados de los aprendizaje; una mayor aceptación en los mercados de trabajo; superar las limitaciones tecnológicas de accesibilidad y costos, así como de falta de accesos digitales a las bibliotecas; superar la ausencia de profesionales capacitados en la materia y, además, aumentar la oferta de las instituciones públicas aún muy concentradas en un enfoque presencialista de su oferta. Cuadro n.° 5: Cobertura de la educación a distancia en países seleccionados Solo con lo anterior, la educación a distancia en sus diversas manifestaciones podría alcanzar, en nuestra región, dimensiones comparativas a las de otras regiones del mundo en desarrollo.

 

La expansión de la matrícula de educación a distancia ha sido un fenómeno notable en los últimos años, impulsado por una combinación de avances tecnológicos, demanda de flexibilidad en el aprendizaje y acceso a la educación para poblaciones diversas en todo el mundo:

  1. Acceso a la tecnología: El aumento en el acceso a Internet y a dispositivos tecnológicos ha ampliado las oportunidades de participación en programas de educación a distancia, permitiendo que más personas accedan a cursos y programas desde cualquier lugar.
  2. Mayor oferta de programas y cursos: Las instituciones educativas han ampliado su oferta de programas a distancia para incluir una variedad de campos de estudio y niveles académicos, desde cursos individuales y certificados hasta grados completos.
  3. Flexibilidad para estudiantes trabajadores: La educación a distancia permite a estudiantes que trabajan o tienen otros compromisos personales seguir avanzando en sus estudios sin la necesidad de asistir a clases presenciales en horarios específicos.
  4. Diversificación de modalidades educativas: Además de los tradicionales cursos en línea, existen modalidades híbridas y programas de educación a distancia que combinan elementos presenciales y virtuales para ofrecer una experiencia más completa.
  5. Demanda global de educación: La educación a distancia ha permitido que estudiantes de todo el mundo accedan a programas ofrecidos por instituciones de renombre internacional sin la necesidad de trasladarse a otro país.
  6. Costos relativamente más bajos: En comparación con la educación presencial, la educación a distancia a menudo presenta costos más bajos en términos de matrícula, transporte y alojamiento, lo que la hace más accesible para ciertas poblaciones.
  7. Reconocimiento académico: Con el aumento de la reputación y la calidad de los programas a distancia, cada vez más empleadores y organismos educativos reconocen y valoran los títulos y certificados obtenidos a través de esta modalidad.

 

Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.

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