La dimensión personal

La dimensión personal

Del ego a la humildad

 

La naturaleza del Alma Inclinarse es una señal de grandeza, es reconocer que cada uno es único. Por lo cual el líder humilde se inclina ante la grandeza del otro, no ante su debilidad. En hindi, namaste significa me inclino ante lo divino en ti. El principio de la humildad es que la naturaleza original del ser es divina, es decir, con las mismas cualidades que vienen de Dios. El ser es la energía consciente, es la energía de la vida misma, es sólo luz. En la experiencia de la esencia, no hay ego. Cuando somos conscientes del alma, no tenemos que probarnos a nosotros mismos. La humildad es la expresión natural del ser que confía plenamente en sí mismo y en los demás.

La dimensión personal

El conocimiento de la ley universal de la acción libera al líder de la necesidad de reconocimiento, de las expectativas y de la dependencia, porque entiende que cada acción dará su fruto. Si el reconocimiento de su trabajo se lo dan a otro, un líder humilde no reacciona reclamando el mérito. A medida que refina su entendimiento, es capaz de sobreponer el sentimiento de necesitar apreciación; reconoce que esto es “ego”. La total aceptación del flujo natural de las acciones e interacciones lo hace maduro, confiado y paciente. El ejemplo más poderoso de humildad es la verdad misma del hecho de que Dios es la fuente de nuestra energía divina. A la vez, es el ser mas difamado y aun así su amor es puro y estable. No tenemos que hacer nada para que Dios nos ame, no tengo que probarle nada, porque todo lo que tengo que ser ya soy; su amor es incondicional.

 

Humildad 

La base de la humildad es el autorrespeto. Sin su práctica, no puedo ser realmente humilde. Autorrespeto es el estado de continuo aprendizaje en el que voy descubriendo el potencial inherente al alma, soy capaz de integrar las lecciones que vienen de la interacción con otros, de aceptar mis errores sin miedo a perder nada. Cuanto más autorrespeto siento, más respeto a los demás. La evidencia de mi humildad es mi respeto a otros. Con humildad desarrollo el poder de tolerar, no espero nada a cambio. El líder humilde pone a otros adelante, no tiene miedo al dar oportunidades, enfrenta la oposición sin sentirse insultado.

La dimensión personal

Tiene el sentimiento genuino de que todos deben ser parte, y comparte el fruto de su humildad enseñando a otros a desarrollar sus capacidades, talentos y especialidades, y a reemplazarlo en su lugar, sabiendo que dar lugar a otros es la clave para avanzar. Un líder consciente sabe que es sólo un instrumento, está abierto a las señales que vienen de estar conectado a lo ilimitado de su ideal. La práctica de estar más allá de la identificación con los roles, las relaciones, las acciones, incluso su imagen y trayectoria, lo centra en el presente, más allá del ego. Ego es todo lo que uno no es. Es una identidad adquirida. A través de la reflexión profunda y focalizada, el líder trasciende la barrera de la ilusión del ego y llega a la realización de su esencia, lo eterno, lo que simplemente es.

 

Conciencia 

En esta conciencia, nada lo amenaza, nada lo perturba y fluye en el sentido de la vida misma: servir al elevado propósito de su existencia, servir al bien común. Cuanto más crecemos, mayor es la prueba, y la humildad es el escudo que nos protege del ego. En la medida en que haya reconocido la verdad, tanto de mis virtudes como de mis debilidades, podré permanecer en mi autorrespeto. Un líder humilde se pregunta: “¿Qué más puedo aprender, que más puedo cambiar para ser mejor?”. Finalmente, queremos dejarles una reflexión de Dadi Janki: “Acepta con humildad la esperanza que Dios tiene en ti”

 

Moverse del ego a la humildad es un proceso de crecimiento personal que implica una mayor conciencia de uno mismo y una transformación en la forma en que uno se relaciona con los demás y con el mundo. Aquí hay algunos pasos y consideraciones clave para este viaje:

  1. Autoconciencia: El primer paso para moverse del ego a la humildad es tomar conciencia de tu propio ego y cómo se manifiesta en tu vida. Reconoce los patrones de pensamiento y comportamiento que están impulsados por el ego, como la necesidad de destacar, la resistencia a la crítica o la comparación constante con los demás.
  2. Practica la escucha activa: La humildad implica escuchar a los demás de manera activa y genuina, en lugar de estar centrado en ti mismo y en tus propias opiniones. Presta atención a lo que los demás dicen y muestra empatía hacia sus puntos de vista.
  3. Aprende a aceptar el error: La humildad implica reconocer que no eres perfecto y que cometer errores es parte de la experiencia humana. Aprende a aceptar la responsabilidad por tus errores y a utilizarlos como oportunidades de aprendizaje.
  4. Practica la gratitud: La humildad se relaciona con apreciar y estar agradecido por lo que tienes, en lugar de enfocarte en lo que te falta o en la necesidad constante de más.
  5. Cultiva la empatía: La empatía es la capacidad de ponerte en el lugar de los demás y comprender sus sentimientos y perspectivas. Practica la empatía para mejorar tus relaciones y comprender mejor a las personas que te rodean.
  6. Practica la humildad intelectual: Reconoce que no tienes todas las respuestas y que siempre hay más por aprender. Aprende a admitir cuando no sabes algo y busca el conocimiento y la comprensión de forma constante.
  7. Fomenta la colaboración: La humildad fomenta la colaboración y el trabajo en equipo. Aprende a trabajar con otros de manera efectiva y a valorar las contribuciones de los demás.
  8. Desarrolla la paciencia: La humildad implica la capacidad de esperar y ser paciente, en lugar de buscar la gratificación instantánea o la satisfacción personal inmediata.
  9. Busca la mejora continua: La humildad está relacionada con el deseo de crecer y mejorar constantemente como persona. Establece metas de desarrollo personal y busca oportunidades para crecer y evolucionar.
  10. Practica la autenticidad: La humildad implica ser auténtico y honesto contigo mismo y con los demás. No trates de parecer más de lo que eres ni de ocultar tus imperfecciones.

 

Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.

 

 

 

💡 ¿Qué entendemos por ego?

El ego no es necesariamente negativo. Es la imagen que construimos de nosotros mismos, lo que creemos ser y mostramos al mundo. Nos da identidad y dirección. Sin embargo, cuando el ego se infla:

  • Se vuelve frágil, necesita aprobación constante.

  • Nos impide aceptar errores o aprender de otros.

  • Nos separa: queremos destacar más que conectar.

  • Genera conflictos internos y externos.

El ego no es malo en sí, pero puede estorbar el crecimiento auténtico si no se equilibra.


🍃 ¿Y qué es la humildad?

La humildad es la conciencia profunda de nuestras limitaciones y de nuestro valor. No se trata de infravalorarse, sino de verse con realismo y compasión, sabiendo que siempre hay algo que aprender:

  • Es aceptar que no siempre tenemos la razón.

  • Escuchar sin la urgencia de responder.

  • Reconocer el valor de los demás sin sentirnos amenazados.

  • Aprender a ser, sin la necesidad de parecer.

La humildad es un terreno fértil para la sabiduría, la cooperación y la autenticidad.


🔄 ¿Cómo se transita del ego a la humildad?

Este proceso no es automático ni cómodo, pero sí liberador:

  1. Autoobservación: reconocer cuándo actuamos por validación externa o por miedo.

  2. Escucha activa: abrirnos a otras perspectivas sin sentirnos atacados.

  3. Admitir errores: sin justificar, sin huir.

  4. Valorar al otro: desde lo humano, no desde la competencia.

  5. Practicar el silencio: no siempre se necesita una respuesta, a veces basta con estar.

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