La autoformación como proceso formativo
Mencionan Ferry (1990) y Honoré (1990) que la formación es siempre un acto intencional, buscado, perseguido y deseado, por tanto, promueve la autonomía y la emancipación.
Cuando hablamos de los formadores de formadores, en vista de que ellos no han sido formados inicialmente para desarrollar esta labor a través de un proceso escolarizado, proceso que, por cierto, no es necesariamente autónomo, sino heterónomo, ya que finalmente es una arbitrariedad cultural impuesta a través de una violencia simbólica dentro de una institución, entonces, los formadores buscan experiencias formativas de manera independiente. Lo hacen intencionalmente y, por tanto, se fomenta una formación autónoma. Lo anterior no quiere decir que ésta sea la formación más adecuada ni la más completa para desarrollar los planes y programas de estudio de acuerdo con los enfoques de formación docente prevalecientes en ese momento. Las formas únicas para resolver los problemas de formación inicial no existen. Sin embargo, estos procesos formativos buscados logran generar soluciones para sus problemas inmediatos o las angustias derivadas de las necesidades de este servicio. Unos dicen que hacen esto “para no quedar mal”, haciendo referencia a su posible imagen pública, otros mencionan que “para hacer bien las cosas” con respecto a las nuevas funciones que les corresponde desarrollar. Pero en suma, es para desarrollar su 37 Los formadores de docentes.
Trayectorias formativas nuevo trabajo. Para ello buscan espacios, programas, experiencias que les permitan llenar los huecos formativos. La experiencia conforma seguramente el principal motor para la formación autónoma. Buscar lecturas, comentar con compañeros, experimentar, se convierten en mecanismos privilegiados para la autoformación. Como plantea una informante: “…sin mayores sustentos pedagógicos que el uso del libro, el programa y las orientaciones de mis familiares y del Director de la escuela… aquí embona perfectamente la frase: ‘El maestro se hace en la práctica’. El empirismo, el sexto sentido y la tradición oral hicieron su función”. Otra de las experiencias más mencionadas por los informantes, independientemente de su formación inicial, se refiere a las reuniones que tuvieron con otros colegas en diversos espacios dentro de la escuela normal: “…pude integrarme en un equipo con algunos profesores en el Departamento de Investigación y Experimentación Educativas, con lo que iniciamos el trabajo bajo la perspectiva que venía planteada en el plan de estudios: el docente investigador”. Una de las vías constantemente señaladas se refiere a experiencias tenidas en otros contextos no normalistas y que enriquecieron la formación y la mirada que tenían acerca de esto. “Participar en diversos eventos organizados por la Academia Mexicana de Profesores de Ciencias Naturales me permitió conocer distintos enfoques y apreciaciones e inicié otro tipo de formación, ya que como miembro del Consejo Directivo tuve la oportunidad de recibir cursos con investigadores fundamentalmente españoles como Pozo, Giordan, Furió, etc., que ampliaron, creo yo, mi formación en aspectos disciplinarios, metodológicos.
Además de recibir también la influencia de mis compañeros, quienes fundamentalmente eran profesores de la Facultad de Química de la unam”. Sin embargo, éste no es uno de los mecanismos más empleados por los formadores para desarrollar su formación. Las escuelas normales se han caracterizado en gran medida por su endogamia, lo que las ha sometido al enclaustramiento constante. Pero no es así en todos los casos, sobre todo por la escasez de ofertas educativas de posgrado dentro de este mismo subsistema, la mayoría de los formadores busca en otros espacios esta oferta para desarrollarse profesionalmente. En este sentido, también las experiencias escolarizadas entran dentro del rubro de autoformación. Procesos formativos y prácticas de los formadores de docentes. En el ámbito externo, se habla de posgrados en la unam, uam y otras instituciones en donde se han desarrollado diferentes tipos de estudios: “…el haber cursado el Subprograma B en el cise, una especialización de Docencia Superior en la ensm, una especialización en Literatura Mexicana del Siglo xx en la uam —con medalla al Mérito Universitario—, así como cursos, talleres, seminarios, congresos, coloquios, encuentros educativos y de investigación, que en cada año desarrollo, me han mantenido actualizada para ejercer la docencia con otra óptica.
Llevo 21 años de trabajo en la ensm y los he ejercido con la responsabilidad devenida tanto de mi formación como de mi gusto por la docencia”. “…En este mismo lapso de tiempo me atrae la idea de convertirme en magíster, escojo el Centro de Estudios Superiores en Educación (cese) para hacer estudios de posgrado, el proyecto surgido de esta maestría fue el que tenía que ver con una currícula complementaria en la escuela secundaria”. “En la década de los noventa encuentro el lugar ideal para estudiar la Lingüística chomskiana: la uam, que me abrió grandes perspectivas con respecto al estudio de la lengua. Allí conocí la libertad de cátedra y el compromiso como estudiante, la confianza de los profesores y el compartir con mis compañeros todo el caudal que como seres humanos teníamos… Mi formación humanista y mi amor por la docencia se la debo en gran medida a esta institución”. Estos informantes de extracción normalista encontraron una respuesta a sus necesidades predominantemente en instituciones externas. De ahí resulta interesante mencionar que los informantes no mencionan haber realizado cursos o talleres significativos al interior de la misma escuela normal, los cuales son organizados periódicamente para poder complementar la formación docente de estos sujetos. Lo único que se menciona como algo significativo son procesos formativos formales más estructurados y con mayores requerimientos y exigencias. Éstos, a decir de ellos, les han permitido conocer más a fondo los procesos de formación.
Destacan maestrías, especializaciones y un doctorado que la misma Normal Superior desarrolló durante un tiempo. También resultó significativo el hecho de que algunos profesores mencionaran la maestría en Educación Básica Interplanteles y/o la especialización en formación docente, ofertadas ambas por las normales del Distrito Federal desde hace unos cuantos años. La primera, dirigida a los profesores de educación básica, y la segunda a los formadores de formadores. Los informantes mencionaron que ésta ha sido una gran experiencia que les ha permitido investigar, conocer y ejercer en la práctica los fundamentos de la docencia reflexiva (enfoque de formación docente desde el cual se está formando a los profesores a nivel inicial y posgrado en México) para poder impartir cátedra y además asesorar tesis de este nivel de sus alumnos: 39 Los formadores de docentes. Trayectorias formativas “En cuanto a mi participación en la mebi (Maestría en Educación Básica Interplanteles) y en la especialización, reconozco que se han convertido en espacios de aprendizaje muy importantes”. “…ha sido en la reciente Maestría en Educación Básica Interplanteles que he practicado el enfoque reflexivo en la formación, dirigiendo una tesis sobre los problemas emergentes en la clase de Formación Cívica y Ética. Aquí nos fundamentamos en los postulados de Max van Manem”. Cabe decir que los informantes, independientemente de su extracción, buscan siempre los mismos procesos formativos.
En resumen, podemos afirmar que éstos son: en primer lugar, la experiencia de enfrentarse al proceso de formación inicial, la cual genera necesidades de investigación, búsqueda, acompañamiento, intercambio, entre otras, esto es un gran aliciente para la autoformación de estos profesores que no fueron formados como formadores; a partir de estas necesidades es como muchos de estos formadores buscan espacios de colaboración con otros colegas para debatir, comentar, realizar seminarios o actividades diferentes que les permitan solventar sus necesidades personales y profesionales. En segundo lugar, está la experiencia desarrollada en la mebi, a la cual podemos considerar como un detonante experiencial que genera necesidades de formación urgentes en los docentes que se desempeñan como coordinadores de espacios curriculares o como tutores de ésta. Por otro lado, muchos de ellos buscan en instituciones de educación superior externas, las últimas novedades en cuanto a la formación de docentes se refiere; otros lo hacen al interior a través de diplomados y especializaciones, que son los únicos niveles que actualmente ofrecen las escuelas normales del Distrito Federal para poder realizar la formación continua necesaria. Es importante volver a mencionar que los informantes no señalan los cursos o talleres intersemestrales como una fuente fundamental de su formación, lo cual hace poner focos rojos en este tipo de actividades que son las que más se desarrollan con esta finalidad, y que, sin embargo, son poco mencionadas por estos informantes. Reflexiones finales Retomando el objetivo de este trabajo, que consiste en describir, interpretar y comprender cuáles son las construcciones simbólicas que los sujetos en cuestión han desarrollado a partir de su historia personal y laboral en torno a su formación como formadores, es que llegamos a una serie de conclusiones parciales.
Somos conscientes de que haría falta profundizar mucho más en otros contextos, con otros actores, con otras técnicas y en otros tiempos. Sin embargo, lo que este estudio genera como resultado, abona material para el análisis posterior. Procesos formativos y prácticas de los formadores de docentes 40 Uno de los elementos que podemos apreciar y que es más importante quizá que los demás, es que de acuerdo con los informantes, excepción hecha de muy pocos, la mayoría no tenía como proyecto de vida profesional insertarse en una escuela normal como formador de formadores, sino que las coyunturas propias de la vida, las razones instrumentales, e incluso las casualidades, son las que permitieron tal situación. Así pues, ninguno de ellos estaba plenamente preparado para asumir ese reto intelectual. Si acaso, como en el caso de muchos profesores que no estudiaron para serlo, se fueron formando. Esto no quiere decir de ninguna manera que sean menos capaces para desarrollar la labor, pues, como veremos más adelante, una de las formas predominantes y que ha sido de lo más efectiva para estos sujetos en su proceso, es la autoformación, y en esto la experiencia sedimentada y reflexionada tiene mucha importancia. Evidentemente, también podemos concluir que los normalistas tuvieron un tránsito más sutil y hasta lógico de ser docentes de escuela básica a ser formadores de formadores, y que la impronta familiar y la escolar tuvieron mucho que ver en estas circunstancias. No así el caso de los no normalistas, en quienes la impronta escolar es lo más importante y, aún más que lo anterior, la necesidad instrumental de poseer un trabajo, mismo que en las escuelas normales promovieron y favorecieron con buenas condiciones laborales; éstas fueron las razones principales de buscar espacios para poder desarrollar sus proyectos profesionales. También podemos concluir que la impronta escolar ejerce influencia, ya sea negativa o positiva. Que se aprende a ser docente de los buenos y de los malos ejemplos también es verdad, y esto ocurre en los formadores independientemente de su formación inicial y con mayor frecuencia en las primeras experiencias escolares de ambos.
También que la familia, en el caso de los normalistas, es más importante que en los universitarios, quienes, más que los otros, se dedicaron a la docencia por azares del destino. Sin embargo, más que repetir con otras palabras lo que ya se ha dicho, queremos proceder a realizar una reflexión sintética en la que se procure describir los procesos formativos que aquí hemos encontrado y que pueden ser guía para el análisis de otros más. En ese sentido, entendemos que existen dos tipos de circunstancias que promueven la trayectoria formativa: los procesos formales y las coyunturas experienciales o procesos informales. Los primeros se refieren a la escolarización y todo lo que se encuentra colocado dentro de esta institución, ya sean planes de estudio, programas, cursos, diplomas, tiempos considerados u otros elementos. Las segundas son momentos especiales en que la situación vivida se convierte en una experiencia formativa, esto considerando que, hoy en día, se ha revalorado el papel de la experiencia en la formación; vale la pena entonces analizar cómo esas experiencias pueden ser potenciadas a fin de fomentar la formación. Los formadores de docentes. Trayectorias formativas
CUADRO 1. TIPO DE FORMACIÓN DE ACUERDO CON EL PROCESO EN QUE OCURRE PROCESOS FORMALES II HETERÓNOMA AUTÓNOMA IV I III PROCESOS INFORMALES
Estas cuatro modalidades de eventos formativos se caracterizan en esencia por lo siguiente: I. Procesos heterónomos formales. Por lo común se les denominaría como formación inicial. Se refieren básicamente a la experiencia escolarizada, caracterizada por ese arbitrario cultural y una imposición de contenidos, propósitos, actividades y diversas dimensiones que caracterizan a la escuela. Hoy en día se habla de competencias a adquirir, tanto generales como específicas. Alrededor de ella se han diseñado planes y programas de estudio. Se ha cuestionado en diversas ocasiones que esa violencia simbólica es la causante de un desagrado por parte de los estudiantes hacia la escuela. Sin embargo, se logra también una formación forzada, necesaria para sobrevivir en los diferentes contextos para los cuales se forma. En ese sentido, la principal razón o intención que subyace en este tipo de formación no se centra en el deseo, sino en la necesidad. Necesidad de concluir una carrera para poder obtener un trabajo. Necesidad de sobrevivir a las diferentes asignaturas usando diversas estrategias (adquirir el oficio de estudiante, como menciona Coulon [1996]). Necesidad de aprender lo más posible acerca de los “gajes del oficio” al cual se va a dedicar, a sabiendas de que la escuela se encuentra en gran medida alejada de la realidad laboral. II. Procesos autónomos formales. Éstos pueden ocurrir durante la formación inicial cuando los estudiantes encuentran o sienten agrado hacia ciertos contenidos, formas de enseñanza, estilos de docencia y otros aspectos propios de la experiencia escolarizada.
A partir de ellos, conforman una serie de saberes que se pueden llamar formativos auténticos, ya que en la medida en que estas experiencias coinciden con una intención similar por parte del sujeto en formación, se promueve un desarrollo y realización propia tendientes a la identificación, diferenciación y autonomía, desarrollándose así un proceso escolarizado consciente, buscado y Procesos formativos y prácticas de los formadores de docentes 42 deseado. Sin embargo, sin negar que lo anterior ocurre con mucha frecuencia, lo más usual es encontrar estos procesos en los casos de personas que en sus experiencias cotidianas, sean en el trabajo o en otros ámbitos de su vida, se percatan de ciertas ausencias o vacíos que desean cubrir. Para ello buscan experiencias escolarizadas como cursos, talleres, conferencias e incluso posgrados u otra serie de experiencias de este tipo que, consideran, pueden ser de utilidad para su formación. Resulta evidente que la razón o intención principal es causada por el deseo y la esperanza de un proyecto de renovación. Cabe aclarar que no siempre estas experiencias formales son de la satisfacción total del usuario para lograr lo anteriormente mencionado. III.Procesos heterónomos informales. En este tipo de formación, su especificidad reside en que ocurre fuera del ámbito de escolarización. Las experiencias, o para decirlo de una manera más adecuada, las coyunturas experienciales que el sujeto vive en ciertos momentos de su existencia, le llevan necesariamente a buscar soluciones a ellas. Se convierten en una necesidad a cubrir obligatoriamente si es que se quiere permanecer en ese contexto. Cuando hablamos de una escuela, existen innumerables casos en que la experiencia obliga al sujeto a adoptar ciertas características, manejar ciertos contenidos, adoptar tal o cual estrategia de enseñanza, seguir cierto número de reglas, entre otros elementos, y aunque esto no sea de su agrado, le son necesarias para lograr una finalidad instrumental: puede mantenerse en ese trabajo, no tener problemas con los alumnos o los compañeros, en suma, acomodarse a ese espacio y sus circunstancias específicas. Un ejemplo típico de ello son las diferentes actitudes que los docentes adoptan ante las reformas educativas que son implantadas como una forma de violencia o arbitrariedad cultural.
La autoformación es un proceso de aprendizaje continuo en el que una persona busca adquirir conocimientos, habilidades y competencias de forma autónoma, sin la intervención directa de una institución educativa o un instructor externo. Este proceso puede ser altamente efectivo y significativo:
Autonomía y Responsabilidad:
- Autogestión del Aprendizaje: La persona es responsable de planificar, ejecutar y evaluar su propio proceso de aprendizaje.
Acceso a Recursos:
- Recursos Disponibles: Utilización de libros, internet, cursos en línea, tutoriales, videos y otras fuentes para adquirir conocimiento.
Desarrollo de Habilidades:
- Autodisciplina: Se requiere una disciplina personal fuerte para mantener la motivación y el compromiso con la autoformación.
- Autoreflexión: La capacidad de reflexionar sobre el aprendizaje y los resultados obtenidos.
Flexibilidad y Adaptabilidad:
- Personalización del Aprendizaje: La persona puede adaptar su proceso de aprendizaje a sus intereses, ritmo y estilo de aprendizaje.
Desafíos de la Autoformación:
- Falta de Estructura: Puede ser difícil establecer un plan de estudio coherente sin la guía de un instructor.
- Posible Aislamiento: La autoformación puede llevar a una falta de interacción social y discusión de ideas.
Estrategias para la Autoformación Efectiva:
- Establecer Objetivos Claros: Definir metas y objetivos de aprendizaje específicos.
- Organización del Tiempo: Gestionar el tiempo de manera efectiva para dedicar periodos regulares al aprendizaje.
- Aprendizaje Activo: No solo consumir información, sino también aplicarla y practicar activamente lo aprendido.
Importancia en la Actualidad:
- Aprendizaje a lo largo de la Vida: La autoformación se considera crucial en un mundo en constante cambio, donde la actualización constante de habilidades es necesaria.
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