Hay estrellas más allá de Orión

Hay estrellas más allá de Orión

Firmamento 

 

Siempre me ha inquietado la cantidad de estrellas que hay en el firmamento. Al principio no entendía por qué, precisamente esa tarde, me había puesto a pensar en el Universo sin venir a cuento. Pero sentía que mis reflexiones tenían alguna conexión con las constelaciones y las nebulosas. Porque, al fin y al cabo, cuando nacemos estamos rodeados de gente, inmersas en polvo interestelar, agrupados con otras estrellas que, como nosotros, pertenecen a nuestra galaxia. Al igual que la fuerza de la gravedad mantiene agrupadas a las estrellas en forma de cúmulos, algo nos une irremediablemente a las estrellas que nos rodean cuando nacemos. Y crecemos inmersos en ese polvo cósmico de creencias, valores y objetivos sociales que dan orden y sentido a nuestro mundo. Seguramente, en otras galaxias, las cosas se ven de otra manera. Pero crecer y empaparse de la nuestra nos permite no estar solos, sentirnos parte de algo grande, y experimentar la conexión con esas otras estrellas que nos rodean y que a veces se convierten en un apoyo necesario para resistir y rehacerse frente a las amenazas externas.

Hay estrellas más allá de Orión

De la misma manera, estaba convencida, tal como se estaban sucediendo últimamente los acontecimientos en mi vida, de que formar parte de una red social, o contar con personas que te prestan un apoyo social firme, podía ayudarme a sentir la carga del día a día más liviana. Y era precisamente ese apoyo social que las personas de mi galaxia ponían a mi disposición para afrontar el devenir de los días, el que estaba adquiriendo una especial relevancia en estos momentos en los que los acontecimientos se tornaban amenazantes. Tanto era así, que el mero hecho de saberme apoyada, o el poder utilizar confidentes para «vomitar» mi malestar a alguno de estos astros cercanos, reducía la sensación de estrés, haciéndome sentir mucho mejor y con más posibilidades de éxito en caso de colisión.

 

Estrellas 

Cierto era que algunas estrellas huían despavoridas ante cualquier atisbo de dolor por mi parte, como si no pudiesen soportar ser invadidos por ese sufrimiento, y evitasen a toda costa hablar de ello, desviando el tema, relativizando. Pero me quedaban unas cuantas estrellas de esas que siempre brillan a tu alrededor, que rodeándote con su calor, te permiten expresar y contar lo que te sucede, que no escapan, y que de esa manera te permiten recuperarte y dar sentido a tus heridas a través de la expresión de tu agonía. En una ocasión leí que, cuando una estrella grande muere, produce una enorme explosión de supernova, cuyo brillo, durante aproximadamente una semana, sobrepasa el de todas las demás estrellas de su galaxia, para luego desvanecerse rápidamente.

Hay estrellas más allá de Orión

Puede que mi asociación de ideas entre en colisión con la ciencia. Pero, aun a costa de producir un cataclismo cósmico, me atrevía a pensar que, cuando una estrella grande y fundamental de mi galaxia desaparece, y deja de iluminar mi constelación, es posible que otra estrella, que hasta ese momento había pasado inadvertida para mí, emerja con más fuerza, ocupando el vacío de la primera y dotando de nuevo de sentido a mi Universo. Recordándome que, como el replicante de Blade Runner, «puedo ver cosas que nadie creería más allá de Orión».

 

Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.

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