Haciendo explícito lo implícito

Sentido
Precisamente, ayudar a que el mundo recobre su sentido, a que la persona que ha sido traumatizada o dañada reordene su mundo y haga frente a lo que está viviendo, es tarea del tutor de resiliencia, quien, como hemos visto, provoca un renacer del desarrollo psicológico tras el trauma, asumiendo para la persona el significado de un modelo de identidad, y avivando el viraje de su existencia. Si bien, como insistimos, no se trata necesariamente de un profesional, debido a la posición que ocupan y a su rol de profesional de la ayuda, las psicólogas, terapeutas, trabajadoras sociales, educadoras, etcétera, tenemos una posición privilegiada, puesto que, la persona en condición de adversidad, acude buscando ayuda y con el deseo de poder confiar en alguien.

Y dadas las posibilidades de la figura del tutor de resiliencia, resulta interesante revisar en qué grado el rol de estos profesionales, en particular el del psicólogo, se acerca, por definición, al de tutor de resiliencia, puesto que es el profesional que, por funciones, va a realizar el acompañamiento a personas que han vivido o están sufriendo una experiencia traumática. De esta forma, podrán establecerse las condiciones necesarias (actitudes, técnicas, estrategias) para que el psicólogo o psicóloga puedan desempeñar las funciones de tutor o tutora de resiliencia durante el proceso de resiliencia de sus clientes, independientemente de que su relación llegue a ser significativa para el proceso de la persona o no.
Recursos
Revisando algunos de los recursos con los que cuentan las personas que han vivido procesos de resiliencia, encontramos que muchos de ellos son claves de la intervención psicoterapéutica. Entre ellos: Relación terapéutica
• Una relación emocional estable con al menos una persona significativa.
• Apoyo social desde fuera del grupo familiar. Expresión del daño
• Un clima abierto, contenedor y con límites claros. Entrenamiento en estrategias de afrontamiento
• Contar con modelos sociales que motiven el enfrentamiento constructivo.
• Tener responsabilidades sociales dosificadas, a la vez, que exigencias de logro.
• Competencias cognitivas y, al menos, un nivel intelectual promedio.
• Características temperamentales que favorezcan un enfrentamiento efectivo (por ejemplo, flexibilidad).
• Haber vivido experiencias de autoeficacia, autoconfianza y contar con una autoimagen positiva.
• Tener un enfrentamiento activo como respuesta a las situaciones o factores estresantes. Reparación Asignar significación subjetiva y positiva al estrés y al enfrentamiento, a la vez que, contextualizarlo de acuerdo a las características propias del desarrollo.
Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.
¿Por qué es importante hacer explícito lo implícito?
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Para comprender mejor la realidad: Lo que parece obvio para unos puede ser invisible para otros. Hacerlo explícito ayuda a compartir significados.
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Para evitar malentendidos: En la comunicación, dar por sentado que el otro entiende lo mismo que nosotros puede llevar a confusiones.
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Para darle profundidad a lo que vivimos: Muchas experiencias tienen un sentido más profundo que solo se revela cuando reflexionamos sobre ellas.
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Para tomar decisiones más conscientes: Si identificamos lo que realmente está en juego, podemos actuar con mayor claridad.
¿Cómo podemos hacer explícito lo implícito?
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Cuestionando supuestos: Preguntar qué hay detrás de lo que se dice o hace.
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Observando los detalles: Gestos, silencios y tonos pueden comunicar más que las palabras.
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Nombrando lo que se siente: A veces, poner en palabras una emoción o una intuición la vuelve real y manejable.
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Interpretando el contexto: Todo mensaje tiene un trasfondo; entenderlo nos ayuda a captar el verdadero sentido.