Hacer algo con el dolor del otro
Conciencia
Existe conciencia sobre el papel que pueden jugar. Y, en coherencia, ofrecer espacios terapéuticos para reparar el daño y construir narrativas coherentes. Habitualmente nos resulta incómodo hablar de la desgracia. Además, esta incomodidad es proporcional a la cercanía del acontecimiento y, por tanto, de las personas que la sufren. Cuanto más cercana resulte, mayor es la posibilidad de que lleguemos a sentirla como una amenaza propia. El problema es que, esta incomodidad social, puede terminar aislando a las víctimas.
Cuando lo acontecido es tan horrible que la sociedad decide pasar página, la víctima no encuentra lugar para la expresión de su dolor. Por eso hay que tener claro el momento en el que vienen y qué factores van a favorecer su recuperación. Primo Levi —citado en Pérez Sales (2006)— superviviente de los campos de exterminio nazis llega a decir: «La gente dirá que los hechos que contáis son demasiado monstruosos para ser creídos: dirá que son exageraciones de la propaganda aliada». Estos profesionales facilitan y participan en los procesos de toma de conciencia y de simbolización de la realidad familiar y social, con el objetivo de buscar alternativas de cambio a partir de las dinámicas sociales solidarias y realistas.
Cuando alguien que conoces está experimentando dolor, ya sea físico o emocional, puede ser natural sentir empatía y querer hacer algo para ayudar. Sin embargo, no siempre es posible eliminar o resolver el dolor de otra persona, especialmente cuando se trata de situaciones complejas o emocionales. En lugar de «hacer algo» con su dolor, aquí hay algunas formas en las que puedes brindar apoyo y acompañar a la persona en su experiencia:
- Escucha activa: Ofrece tu presencia y atención completa a la persona. A veces, solo el acto de expresar sus sentimientos y pensamientos puede ser reconfortante.
- Valida sus sentimientos: Hazles saber que sus emociones son válidas y que está bien sentirse de esa manera. Evita minimizar o invalidar lo que están experimentando.
- Pregunta qué necesitan: En lugar de asumir lo que la persona necesita, pregúntales cómo puedes ser de ayuda. Algunas personas pueden necesitar espacio y tiempo solos, mientras que otras pueden necesitar compañía y apoyo.
- Ofrece apoyo práctico: Si es apropiado y puedes hacerlo, ofrece ayuda práctica. Por ejemplo, puedes ayudar con tareas domésticas, llevar comida o cuidar de responsabilidades que la persona no pueda afrontar en ese momento.
- Acompañamiento: Simplemente estar allí, sin juzgar y sin presiones, es una forma poderosa de ayudar. Puedes acompañar a la persona en su viaje a través del dolor y la recuperación.
- Fomenta la autoayuda: Anima a la persona a cuidarse a sí misma. Puedes proporcionar recursos o sugerir formas de afrontar el dolor, como la meditación, la escritura, el ejercicio o la terapia.
- Respeto y paciencia: Respeta el proceso de la persona y su ritmo. El duelo y el dolor pueden llevar tiempo, y cada persona lo vive de manera diferente.
- Apoyo profesional: Si la situación lo requiere o si la persona lo solicita, fomenta el acceso a apoyo profesional. Los terapeutas, consejeros o médicos pueden brindar ayuda específica según la naturaleza del dolor.
- Cuida de ti mismo: Ayudar a alguien que está experimentando dolor también puede ser emocionalmente desafiante. Asegúrate de cuidarte y obtener apoyo si es necesario para mantener tu propia salud mental y emocional.
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