Estabilidad de las vitaminas

Vitaminas A y D:

Estas vitaminas son sensibles a los mismos factores siendo la vitamina D más estable que la vitamina A bajo condiciones similares. En general la vitamina D no presenta problemas durante el procesamiento de alimentos. Hasta el año 1971, sólo se conocía la degradación de carotenos por efecto de temperaturas altas, oxidación química y oxidación catalizada por la luz, por lo que no se describían pérdidas significativas de carotenos en frutas y vegetales procesados. Ese año Sweeney y Marsh demostraron que el caroteno se isomeriza durante tratamientos térmicos intermedios de la forma trans a la forma cis que es biológicamente menos activa. Estos autores concluyeron que vegetales verdes que contienen principalmente ß-caroteno en la forma trans pierden 15-20 % de su actividad de vitamina A durante el proceso de enlatado. Vegetales amarillos que contienen principalmente α−caroteno pierden 30-35 % de su actividad. En general en vegetales cocidos y enlatados existe una pérdida de actividad de vitamina A entre 5 y 40 % dependiendo de la temperatura, tiempo y naturaleza del carotenoide. El paso de isómero trans a cis es favorecido a pH igual o menor a 4,5. Procesamientos como pasteurización, esterilización y secado de productos lácteos ocasionan pérdidas insignificantes de vitamina A. En vegetales deshidratados hay mayor riesgo de pérdida de actividad de vitamina A y pro vitamina A debido a su oxidación por el contacto con el aire. Por su estructura hidrocarbonada, generalmente la vitamina A se encuentra asociada a la fase lipídica de los alimentos por lo que la pérdida por oxidación es función de temperatura, presencia de oxígeno y es catalizada por la luz y los metales al igual que en la oxidación de las grasas.

Estabilidad de las vitaminas

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Vitamina E:

Esta vitamina liposoluble se encuentra en la naturaleza en la forma de tocoferoles libres, de los cuales α−tocoferol presenta la mayor actividad. Los tocoferoles son sensibles al oxígeno y la luz. Los aceites vegetales y cereales son las fuentes más importantes de vitamina E. Esto significa que existe pérdida de esta vitamina durante procesos tales como degerminado de granos y refinado e hidrogenación de aceites. Por otra parte, al igual que en el caso de vitamina A, condiciones que deriven en oxidación de grasas provocarán pérdida de actividad de vitamina E. La forma esterificada de los tocoferoles es bastante más estable que la forma libre. Se ha demostrado que hay sólo un 10 a 20 % de pérdida de la forma acetato en comparación con 100% de pérdida de la forma libre bajo las mismas condiciones.

Vitamina B1:

Temperatura, pH, fuerza iónica, tiempo de calentamiento son factores importantes que provocan pérdida de tiamina en los alimentos. Oxígeno, agentes oxidantes y luz UV pueden destruir tiamina, proceso que se acelera a temperaturas mayores de 70 ºC. Por otra parte, la vitamina B1 es inestable a pH neutro y pH alcalino catalizado por iones metálicos como cobre, y totalmente destruida por sulfito el cual es ampliamente utilizado en la industria de alimentos como preservativo químico. Todo esto convierte a la tiamina en una de las vitaminas más sensibles y lábiles. Paralelamente, ocurren pérdidas de tiamina por escurrimiento al agua de cocción debido a su carácter hidrosoluble influyendo en gran medida el área superficial del alimento (entero o molido).

Riboflavina:

La vitamina B2 es relativamente estable a la mayoría de los tratamientos excepto exposición a la luz. Tanto a pH neutro como a pH ácido, la luz convierte la riboflavina en hemicromo, mientras que a pH alcalino es transformada en lumiflavina. La leche es el alimento más afectado ya que la lumiflavina formada al exponer a la luz la leche envasada en envases transparentes, provoca destrucción de vitamina C e incluso, pequeñas pérdidas de riboflavina por conversión a lumiflavina ocasionan grandes pérdidas de vitamina C. Las pérdidas más frecuentes de vitamina B2 durante la cocción se deben a su liberación al agua de cocción y, si la cocción se realiza en presencia de luz el daño será mayor.

Niacina

 La niacina es una de las vitaminas más estables y las únicas pérdidas son aquellas causadas por la extracción en agua de cocción. Es estable al calor, aire, luz, pH y presencia de sulfito. En el caso de cereales, el procesamiento térmico favorece la liberación de niacina especialmente bajo condiciones alcalinas pues en forma natural se encuentra unida como niacitina.

Estabilidad de las vitaminas

 Vitamina B6

De las tres formas en que la vitamina B6 se encuentra en los alimentos, los estudios de estabilidad indican que piridoxina es significativamente más estable que piridoxal y piridoxamina. Por ejemplo, la esterilización de una fórmula láctea destruye el piridoxal, en cambio el problema se resuelve si se fortifica con piridoxina.

Vitamina B12:

 La cianocobalamina es generalmente estable al calor a pH ácido, no así a pH alcalino. Es inestable a la exposición a la luz y es afectada por agentes reductores. Por ser hidrosoluble es extraída al agua de cocción. El jugo de la carne cocida puede contener hasta un 30 % de la cianocobalamina presente en la carne. Esto es importante ya que la vitamina B12 se encuentra principalmente en productos de origen animal como carnes, huevos y leche.

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Ácido fólico:

 Las pérdidas de ácido fólico debido al procesamiento no están definitivamente precisadas ya que recién en estos últimos años se ha encontrado una técnica reproducible de determinación de ácido fólico y sus derivados en alimentos. El ácido fólico es relativamente estable al calor a diferencia de estudios anteriores que demostraban lo contrario. Existe pérdida en el agua de cocción que podría explicar los diferentes resultados. Los folatos son sensibles a la luz. Un estudio en jugo de tomate demostró que al cabo de un año hubo pérdida de 30% al estar envasado en botella transparente mientras que sólo se perdía un 7% en envase ámbar.

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Ácido pantotéico

 La estabilidad del ácido pantoténico es muy dependiente del pH y presenta una estabilidad óptima entre pH 6-7. Es estable al oxígeno y luz, pero no al calor. Las pérdidas de esta vitamina durante el procesamiento cubren un rango bien amplio y también es afectada durante el almacenamiento de productos congelados.

Estabilidad de las vitaminas

Ácido ascórbico:

 La vitamina C es la más sensible de las vitaminas, es lábil en presencia de humedad y oxígeno, pH, agentes oxidantes, temperatura y presencia de iones metálicos especialmente cobre y hierro. Ya que la vitamina C es soluble en agua, se pierde fácilmente en procesos húmedos. Sin embargo, en alimentos procesados las pérdidas más significativas son debido a degradación química. Debido a la alta sensibilidad del ácido ascórbico generalmente se utilizan las variaciones en su contenido como un índice de evaluación de estabilidad de vitaminas.

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La estabilidad de las vitaminas se refiere a su capacidad para mantenerse intactas y conservar su valor nutricional durante el almacenamiento, procesamiento, preparación y consumo de los alimentos. La estabilidad varía según el tipo de vitamina y las condiciones a las que se vea expuesta:

Factores que afectan la estabilidad:

  1. Temperatura: Algunas vitaminas, como la vitamina C y las del complejo B, son sensibles al calor y pueden degradarse durante la cocción o el procesamiento térmico.
  2. Luz: La exposición a la luz ultravioleta puede degradar ciertas vitaminas, como la vitamina A, la vitamina D y la riboflavina (vitamina B2).
  3. Oxígeno: La oxidación puede causar la degradación de algunas vitaminas, como la vitamina E, por lo que los alimentos ricos en esta vitamina se almacenan en condiciones que minimizan la exposición al oxígeno.
  4. Ácido y pH: Algunas vitaminas, como la vitamina C, pueden degradarse en medios ácidos, mientras que otras, como la vitamina B12, pueden verse afectadas por cambios en el pH.

Consejos para conservar la estabilidad de las vitaminas:

  1. Almacenamiento adecuado: Guardar los alimentos en condiciones frescas, secas y oscuras para preservar la estabilidad de las vitaminas sensibles a la luz y al calor.
  2. Métodos de cocción: Utilizar métodos de cocción que minimicen la exposición al calor y al agua, como cocinar al vapor o al microondas, para preservar las vitaminas sensibles al calor y a la hidrosolubilidad.
  3. Conservación de alimentos: Consumir frutas y verduras frescas, ya que el almacenamiento prolongado y la exposición al aire pueden reducir la concentración de algunas vitaminas.
  4. Consumo inmediato: Algunas vitaminas, como la vitamina C, se degradan rápidamente después del corte o la preparación de alimentos frescos. Consumirlos rápidamente ayuda a mantener su contenido vitamínico.

 

Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.

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