ENFOQUES TEÓRICOS

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EL ANÁLISIS DEL ROL DEL TUTOR

Los fundamentos para investigar el rol del tutor en la Universidad. El estudio de las configuraciones que adopta el rol del tutor en el contexto universitario adquiere progresiva relevancia y significatividad en el marco de las transformaciones que atraviesa la universidad actual, tanto en nuestro país como en el resto del mundo. En el actual contexto mundial, de profundos cambios en todos los órdenes –vertiginosos avances científico-tecnológicos, creciente internalización económica y cultural, centralidad de la información, nuevos entornos laborales– la educación superior es impulsada hacia un espacio global, identificándose fuertemente como motor para el desarrollo de las nuevas sociedades del conocimiento. Particularmente, las características de las organizaciones laborales y el dinamismo de los perfiles profesionales parecen requerir nuevas formas de gestión de las universidades.

 

Éstas, son interpeladas para el logro de una formación académico-profesional que desarrolle competencias para la selección y procesamiento de la información, el aprendizaje continuo, la resolución de problemas, el trabajo en equipo y la versatilidad en la adaptación a los cambios. En el ámbito nacional e internacional, y desde distintos sectores de la sociedad, se percibe una fuerte demanda de cambios y de mejoramiento en la calidad de la educación superior (Conferencia Mundial sobre la Educación Superior, 1998; Declaración de Bolonia, 1999; Monereo y Pozo, 2003; Gairín, 2003; Gómez y Celis, 2004; Mora, 2004), referida a los siguientes aspectos:

• Modalidades de gestión institucional.

• Formación de los docentes.

• Innovaciones en metodologías de enseñanza.

• Modificaciones en la estructura y contenidos del currículum.

• Incorporación de nuevas tecnologías a la enseñanza.

• Formación en competencias y habilidades de aprendizaje estratégico y autónomo.

• Mayor vinculación con el medio profesional.

• Reorganización de la estructura de las carreras con menor duración de las mismas.

 

Enseñar y aprender

En particular, las demandas sociales sobre nuevas formas de enseñar y aprender configuran el eje de las innovaciones y cambios propuestos (Gairín, 2003). Se plantea la necesidad de pasar de una concepción de aprendizaje basado en la recepción pasiva de información, descontextualizado, jerárquico, con énfasis en lo individual y la competitividad; hacia una aprendizaje entendido como construcción social, de carácter situado, con énfasis en los procesos de mediación social, con relación al cual cobran especial importancia las comunidades de aprendizaje y los entornos colaborativos en la construcción de significados y sentidos. Esto implica un nuevo planteamiento de la enseñanza, concebida ya no sólo como transmisión, sino como transformación y construcción social de significados y sentidos a través de experiencias educativas compartidas, con un curriculum flexible y la inclusión de herramientas tecnológicas y nuevas modalidades de evaluación.

 

Los procesos de transformación en las dimensiones consideradas, producen tensiones, conflictos y nuevos requerimientos entre los distintos actores institucionales. Se exige particularmente una revisión de la misión y funciones asignadas a la universidad, así como una redefinición de los roles que en ella se desempeñan. En el marco señalado, la figura del tutor comienza a adquirir significado en nuevos escenarios educativos insertos en contextos sociales caracterizados por procesos de convergencia político-económicos que se movilizan en distintas regiones del mundo. Su rol se interroga y resignifica en distintos ámbitos educacionales, transformándose y/o emergiendo con relación a diversos formatos de prácticas de enseñanza y aprendizaje. El estudio de las configuraciones del rol del tutor y de los significados y prácticas que adopta en la educación superior, adquiere relevancia tanto por su vinculación con el aprendizaje académico-profesional que posibilita, como por su aporte real o potencial a las transformaciones señaladas como demandas sociales. Históricamente, el tutor aparece como un actor institucional clave que se vincula a los objetivos de enseñanza y aprendizaje de diversas maneras.

 

Alumnos

Como figura que acompaña y guía a los alumnos, existe desde la etapa de institucionalización inicial de la universidad (Baudrit, 2000; Lázaro, 1997). Sin embargo, sus funciones han cambiado a lo largo de la historia, dando respuesta a distintas problemáticas, según la misión y funciones que las universidades han adoptado. Su presencia se sustenta en determinadas concepciones sobre el conocimiento, el aprendizaje, la enseñanza y misión de la universidad, ancladas en contextos socioculturales e históricos específicos. En la actualidad, pueden identificarse algunas características y particularidades diferenciales de los significados y prácticas del rol del tutor en la Universidad, propias de los distintos contextos y sistemas de educación superior en que se inserta. La preocupación por el rol del tutor se evidencia en los últimos años a través de trabajos escritos y documentos universitarios, que instauran y regulan los sistemas tutoriales en el ámbito de las Instituciones de Educación Superior.

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Entre los mismos, se identifican diversas propuestas, de tipo descriptivo y/o normativo, vinculados a prescripciones sobre prácticas tutoriales deseables. En cuanto a antecedentes de investigación, existen trabajos que caracterizan modalidades tutoriales en el nivel universitario, vinculadas a experiencias educativas en otros países. (Carlino, 2002a, 2002b; Miller, Groccia y Miller, 2001; Baudrit, 2000). En cambio, tienen más incipiente desarrollo los trabajos que discuten los alcances y significados del rol tutorial o reflexionan sobre el sentido de su existencia. Pueden mencionarse en tal sentido investigaciones sobre percepciones y representaciones del rol del tutor (Lázaro, 1997; Solomon y Crowe, 2001; Lobato, del Castillo y Arbizu, 2005). Desde su origen, el tutor ha tenido un rol clave con relación a los aprendizajes, en el marco de los distintos contextos en los que se ha ido configurando su funcionamiento. En la actualidad, este rol se constituye dinámicamente al interior de contextos universitarios con profundos cambios en sus identidades y resulta depositario también de diversas expectativas sociales, culturales, educativas, económicas.

 

Aprendizaje y enseñanza

Su figura parece involucrar tensiones entre viejas y nuevas formas de concebir el aprendizaje, la enseñanza y la misión y funciones de la universidad. En el escenario señalado, este trabajo de indagación pretende brindar una contribución teórica y empírica para la reflexión sobre la configuración del tutor en un contexto socio-cultural e histórico específico, en función de determinadas categorías de análisis. Es un estudio que se focaliza en la apertura del ciclo vital académico, en el tiempo inicial del encuentro o desencuentro entre sujetos de aprendizaje y la Universidad. En este punto de inflexión crítica, diversas preocupaciones enmarcan los significados de las prácticas académicas en la educación superior argentina: el alto porcentaje de desaprobación en los cursos para ingresantes, la elevada deserción en los primeros años, los índices de cronicidad que señalan un tiempo muy prolongado de duración de los estudios y la escasa cantidad de graduados en los distintos campos disciplinares. En el panorama descripto, las demandas hacia el cambio e innovación en el nivel superior adquieren mayor énfasis en los últimos años; influidas además por los procesos de evaluación y acreditación de las universidades, que se llevan a cabo a partir de la década del 90. El fracaso escolar en la universidad, especialmente en el primer ciclo de las carreras de grado, es un problema que se señala con preocupación creciente desde distintos sectores de la sociedad: gobierno, universidades, empresas, padres, alumnos y docentes.

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El acceso a la universidad argentina –al igual que en varios países latinoamericanos– se plantea como uno de los problemas pendientes y que debe ser abordado con mayor urgencia. En varias notas periodísticas que reflejan estas demandas se mencionan los aplazos masivos en el ingreso a las universidades públicas, generalmente vinculados a las carreras de Medicina e Ingeniería (San Martín, 2004, 2005; Linares Calvo, 2004, 2006; Debesa, 2005; Loja, 2006; Clarín, 2006; I y II Encuentro Nacional “La Problemática del ingreso a las carreras de Humanidades, Ciencias Sociales y Artes en las Universidades Públicas”, 2004, 2006). Los altos porcentajes de abandono en los primeros años y las bajas tasas de graduación son problemas asociados a ello. Han sido señaladas como posibles condiciones de producción del fenómeno:

• La falta de competencias para el estudio y el aprendizaje autónomo.

• Los déficits en conocimientos previos sobre campos disciplinares específicos.

• Los problemas de alfabetización académica; con particular referencia a las responsabilidades educativas de los niveles precedentes.

 

Análisis

Aparecen también perspectivas más integradoras que señalan el carácter complejo de esta problemática y demandan el análisis del contexto sociohistórico en sus dimensiones cruciales. Un análisis multidimensional del problema debe contemplar las situaciones de desigualdad social y marginación, las condiciones desiguales en el inicio de los aprendizajes, las situaciones de enseñanza y las distintas variables institucionales en que el mismo se produce. Como señala Carlino (2003) con relación al tema de la alfabetización académica, es importante evitar el planteo de causas simplistas, depositando culpas sólo en los alumnos o en niveles precedentes. Se requiere debatir más profundamente las respuestas que se propongan a estas problemáticas, que pueden oscilar entre enfoques más remediales o más integrales. En este sentido, reafirma que es necesario cuestionar los supuestos sobre la enseñanza y la educación superior que están en la base de la forma en que se definen los problemas y las soluciones que se abordan; destacando la responsabilidad de las acciones institucionales en la promoción de los conocimientos y aprendizajes de los alumnos.

 

Entre las propuestas de solución que se plantean frente a las problemáticas mencionadas, la implementación de distintos sistemas o programas de tutorías se identifica como una de las respuestas posibles en varias instituciones universitarias. El rol del tutor adquiere importancia creciente y comienzan a instalarse –en el plano de las experiencias– diversas propuestas destinadas a alumnos ingresantes y de los primeros años de las universidades, tanto públicas como privadas. Teniendo en cuenta la diversidad de formatos y propuestas tutoriales que se reconocen en las universidades argentinas, según los niveles de enseñanza –grado y posgrado– y las modalidades de dictado –presencial y a distancia–, en este trabajo se focaliza el análisis de la tutoría en el nivel de grado, en el ámbito de la enseñanza presencial y en los primeros años del cursado de las carreras. Se considera ésta una etapa fundamental, por las implicancias que tiene en cuanto a las posibilidades de acceso, integración y permanencia de los alumnos en el ámbito universitario y a los aprendizajes que pueden ser adquiridos en ella.

 

Investigar

Desde esta perspectiva, cobra relevancia investigar las particulares configuraciones que adquiere el rol del tutor en las universidades, y los significados y las prácticas que se construyen en el marco de actividades sociales, entrelazando condiciones de producción de los problemas y respuestas a los mismos. La delimitación de la unidad de análisis, a fin de captar la complejidad de la temática a abordar, se fundamenta en la definición que realiza Lev Vigotsky de las unidades de análisis para el estudio de los procesos psicológicos superiores, al sostener la necesidad de abordarlas desde una perspectiva dialéctica y genética (Castorina y Baquero, 2005). La dialéctica refiere al carácter irreductible de los procesos, a su carácter sistémico y global, atravesado por contradicciones que motorizan cambios, lo que implica enfatizar una posición interaccionista fuerte, que revele nexos entre el funcionamiento intersubjetivo e intrasubjetivo. (Castorina y Baquero, 2005; Baquero, 2004).

 

La perspectiva genética atiende al carácter cambiante de dichos procesos y busca capturar el juego de continuidades y discontinuidades de los mismos en el tiempo (Baquero, 2004). En este marco, se aborda el análisis de las configuraciones del rol del tutor en su inserción institucional, considerándolas como una compleja trama de significados y prácticas que se constituyen y desarrollan en “sistemas de actividad” determinados para responder a problemáticas específicas. El sistema de actividad como unidad de análisis en el estudio del aprendizaje y el trabajo humanos es uno de los aportes teóricos más significativos desarrollados por Yrjo Engeström, a partir de la teoría de la actividad de Leontiev. Esta teoría constituye un enfoque general e interdisciplinario, que ofrece herramientas conceptuales para el estudio de las configuraciones del rol del tutor. Los teóricos de la actividad se proponen analizar el desarrollo de los sujetos dentro de los contextos de actividad social práctica en que se encuentran, focalizando las relaciones de constitución recíproca entre sujetos y contextos (Daniels, 2003).

 

Enfoque de contexto

Es un enfoque del contexto de índole relacional, en tanto cada sistema de actividad se conecta con otros, a través de sus componentes. Este modelo permite captar los aspectos dinámicos del desarrollo del sistema, así como los cambios que se producen en las prácticas en el seno del mismo. Para la definición de las formas particulares que adoptan los significados y prácticas en cada contexto, se considera adecuado utilizar el concepto de configuraciones. El término “configuraciones” ha sido acuñado por Edith Litwin (1997) como constructo para el análisis de las modalidades didácticas en el nivel superior. Litwin llama configuración didáctica a la “manera particular que despliega el docente para favorecer los procesos de construcción del conocimiento”(Litwin, 1997: 97). Es una construcción conceptual que permite reconocer los modos de abordaje de las prácticas docentes en campos disciplinares específicos y en contextos determinados.

 

El término alude a una unidad de análisis compleja, que incluye una trama de dimensiones interdependientes y mutuamente constitutivas. Si se aplica el concepto de configuración al estudio del rol tutorial, se constituye una unidad de análisis apropiada a la complejidad del objeto de estudio seleccionado, dada su posibilidad de dar cuenta de los significados y prácticas de los tutores en función del sistema de actividad del que forman parte. El concepto de configuración es una herramienta teórica que se utiliza en este trabajo con adaptaciones particulares, ya que no es lo didáctico sino el rol tutorial en su complejidad, lo que se busca captar como configuración multidimensional, dinámica, de límites no precisos, en movimiento, que focaliza la interacción entre distintos componentes. De modo semejante a lo planteado por Litwin respecto del rol de la enseñanza, el rol del tutor implica una construcción histórica, que se halla atravesada por distintos ejes y vectores de visibilidad e invisibilidad, y por muy diversas prácticas profesionales e institucionales; remitiendo a distintos orígenes, desarrollos y propósitos.

 

Planos y dimensiones

Las configuraciones se estructuran en una trama de planos y dimensiones que pueden dar cuenta de modo distintivo de las modalidades que despliegan los tutores para desempeñar su rol así como de los significados y sentidos que las mismas adquieren en los distintos contextos. Con relación al concepto de “rol”, éste se considera fundamentalmente desde un punto de vista dinámico y socio-histórico. En esta perspectiva, se reconoce el carácter situacional de la configuración del rol del tutor, lo que incluye la flexibilidad en el desempeño, la variedad de respuestas y la agencialidad del sujeto. (Edwards, Assael y López, 1990). Para trascender el plano descriptivo o normativo, el trabajo se sustenta en un marco epistémico que, entre las diferentes contribuciones de la Psicología Educacional, destaca el papel de los Enfoques Socioculturales, en tanto constituyen una teoría de la cultura y de los procesos de constitución subjetiva en el seno de prácticas culturales específicas (Baquero, 1998).

 

Si se considera que la concepción misma del tutor alude a procesos de aprendizaje desplegados en prácticas de interacción social mediadas por artefactos culturales, estos enfoques son claves al señalar el papel crucial de la participación social en prácticas culturales específicas para la constitución de los procesos psicológicos superiores. Los desarrollos teóricos de Lev Vigotsky (1982; 1988) y autores postvigotskianos, aportan un marco interpretativo importante para este estudio (Daniels, 2003; Newman, Griffin y Cole, 1991; Cole y Engeström, 1993; Rogoff, 1997; Lave, 1999). Estudios recientes señalan como instituyente un giro contextualista en las concepciones del aprendizaje, entendiéndolo como situado, distribuido, social y de construcción de sentido (Baquero, 2002; 2006). El enfoque socio-cultural del aprendizaje como práctica situada permite dar cuenta de la complejidad de cuestiones que implica el rol del tutor, teniendo en cuenta la estructura de relaciones en la que se inscribe y el sistema de actividad del que forma parte. En articulación con las contribuciones señaladas, la Psicología Cognitiva, a través de los estudios sobre teorías implícitas y modelos mentales, aportan también herramientas conceptuales para analizar el modo en que los tutores significan su rol, los marcos interpretativos desde los cuales toman decisiones y realizan su práctica. En particular, se aplican los desarrollos de Rodrigo (1993; 1994; 1997; 1999, 2001) referidos al cambio cognitivo en contextos educativos, que ya han sido utilizados en nuestra comunidad académica para la elaboración de “modelos mentales de intervención profesional sobre situaciones-problema educativos” (Erausquin et al. 2004).

 

Elaboración

Para la elaboración de las categorías de análisis en particular, se han tomado aportes específicos del enfoque teórico de Bárbara Rogoff (1997) sobre “planos de la actividad sociocultural”. El mismo, resulta fértil para fundamentar el análisis de los datos obtenidos en el trabajo exploratorio, que se aborda en función de los siguientes planos: el personal o de “apropiación participativa”; el interpersonal o de “participación guiada” y el institucionalcomunitario o de “apprenticeship” o “dispositivo de aprendizaje práctico”. Con la construcción de categorías y dimensiones para el análisis, es posible interrogar y reflexionar sobre las formas particulares que adoptan las prácticas de los tutores en cada contexto, en dirección a generar posibles criterios para establecer cuáles y de qué modo pueden favorecer mejores condiciones para la enseñanza y el aprendizaje. A la vez, el estudio se propone como aporte específico para el desarrollo de herramientas conceptuales en el estudio de las configuraciones del rol del tutor desde la perspectiva de los enfoques socioculturales

 

El análisis del rol del tutor implica comprender las responsabilidades, habilidades y características necesarias para desempeñar efectivamente esta función:

  1. Funciones y responsabilidades: Identificar las tareas y responsabilidades específicas del tutor en un contexto particular, como proporcionar apoyo académico, orientación personal, seguimiento del progreso del estudiante y fomento del desarrollo integral.
  2. Competencias y habilidades: Analizar las habilidades y competencias necesarias para ser un tutor efectivo, como habilidades de comunicación, empatía, capacidad de escucha, conocimientos académicos sólidos, capacidad para adaptarse a las necesidades individuales de los estudiantes, entre otras.
  3. Contexto educativo: Considerar el entorno en el que el tutor está trabajando, incluyendo el nivel educativo (primaria, secundaria, superior), la diversidad cultural y las necesidades específicas de los estudiantes a los que se atiende.
  4. Relación tutor-estudiante: Evaluar la importancia de establecer relaciones de confianza, respeto y empatía con los estudiantes, creando un entorno de apoyo donde los estudiantes se sientan cómodos para buscar orientación y asistencia.
  5. Desafíos y soluciones: Identificar posibles desafíos que puedan surgir en el desempeño del rol del tutor, como la diversidad de necesidades de los estudiantes o la gestión del tiempo, y desarrollar estrategias para abordar estos desafíos de manera efectiva.
  6. Ética y profesionalismo: Considerar la ética profesional que guía la práctica del tutor, incluyendo la confidencialidad, imparcialidad, respeto por la diversidad y el compromiso con el desarrollo integral del estudiante.
  7. Evaluación y mejora continua: Establecer mecanismos para evaluar la efectividad del tutor en su rol, recopilando retroalimentación de los estudiantes, compañeros y superiores, y buscando oportunidades de mejora constante.

 

Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.

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