¿DÓNDE ESTÁ EL PROBLEMA?

¿DÓNDE ESTÁ EL PROBLEMA?

PRÁCTICA 

 

Siempre hemos oído decir que practicar deporte supone un freno frente al consumo de drogas y que los valores olímpicos son contrarios a las prácticas de consumo de sustancias. Aunque es cierto que los verdaderos amantes del deporte, como medio para llevar una vida saludable, suelen ser coherentes y se mantienen alejados del consumo de sustancias, también es cierto que algunos deportistas tienen costumbres relacionadas con el consumo de drogas. Bien es conocido que tras algún encuentro deportivo los jugadores se reúnen para celebrarlo en un bar o locales nocturnos de copas. En el rugby existe lo que se llama el «tercer tiempo» en el que los jugadores de ambos equipos se citan en un local para festejarlo, se trata de promover la camaradería y no suelen darse situaciones de consumo abusivo.

¿DÓNDE ESTÁ EL PROBLEMA?

El problema surge cuando el deporte se asocia con el éxito a toda costa y la competitividad entre rivales. El deportista de una determinada disciplina puede situarse frente a metas poco realistas para él que, de no alcanzarse, pueden provocar frustración y fracaso, abriendo la puerta a otras posibilidades de incrementar el rendimiento deportivo. Cuando así sucede se corre el riesgo de recurrir al dopaje o «doping», término que hace referencia al consumo de sustancias con la finalidad de aumentar artificialmente el rendimiento de una práctica deportiva. Aunque «doping» suene a drogas, la mayoría de las sustancias usadas no lo son, no entran en la categoría de drogas al no tener efectos sobre el sistema nervioso, sino que más bien modifican las condiciones físicas del cuerpo, mejorando su rendimiento. En la historia del deporte tenemos bastantes casos, ya en el Tour de Francia de 1955, un ciclista debió ser hospitalizado tras haber tomado estimulantes tipo anfetaminas; en los mundiales de Argentina de 1978 algunos jugadores escoceses dieron positivo en los controles; el propio Maradona cuando jugaba en Italia fue sancionado por consumo de cocaína; más tarde, en los mundiales de Estados Unidos de 1991, volvió a dar positivo.

 

Deportista 

Hoy es muy raro que un deportista recurra a esas sustancias que todos conocemos como drogas para mejorar su rendimiento, esa etapa ya ha pasado, por lo menos en el deporte profesional, sin embargo el uso de sustancias entre deportistas no se ha erradicado. Las sustancias usadas en aquella primera generación, realmente eran drogas, posteriormente y al aumentar los controles, fueron sustituidas por otros compuestos parecidos a las hormonas naturales del organismo, estamos ante sustancias de segunda generación. Uno de los casos más conocidos fue el de Ben Johnson, atleta canadiense que después de haber ganado la medalla de oro en los 100 metros lisos en la Olimpiada de Seúl (1988), se descubrió que había estado consumiendo esteroides durante tiempo.

¿DÓNDE ESTÁ EL PROBLEMA?

También la velocista Florence Griffith, famosa por sus récords, su estilo de vestir y largas uñas, falleció por un infarto relacionado con el consumo de esas sustancias. Hay que decir que el control de algunas de estas sustancias no ha sido fácil, puesto que el organismo las fabrica de manera natural, la ilegalidad está en aumentar significativamente esas cantidades hasta niveles muy por encima de la media. El siguiente paso en este juego entre el gato y el ratón lo protagonizan las sustancias de la tercera generación, concretamente la hormona EPO (eritropoyetina). La estrategia es sencilla y de gran suspicacia: los glóbulos rojos son los que aportan el oxígeno a las células, con más oxígeno en sangre la fatiga se retrasa; con más hematíes, menos te cansas. Por este problema el equipo ciclista Festina fue retirado del Tour de 1998 y el italiano Marco Pantani en el Giro de 1999 cuando vestía la «maglia rosa» de líder. De todas formas una cosa debe quedar muy clara: el uso de sustancias de la segunda (esteroides) o tercera generación (EPO) no se trata de una drogadicción como tal, no son drogas, si bien están prohibidas para evitar que se rompa el principio de equidad entre deportistas a la hora de participar en una competición.

 

Adicción 

Por lo demás, estas sustancias no van a crear nunca adicción, ni provocan los síntomas típicos del consumo de drogas (dependencia, síndrome de abstinencia); sabemos que provocan otros problemas físicos, pero no hay que confundirlas con las drogas.

 

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