Dinamizadores y dinamitadores

Dinamizadores y dinamitadores

Diversidades 

A committee should consist of three men, two of whom are absent.

Un comité debería constar de tres personas, dos de las cuales estuvieran ausentes.

Quizás usted conozca alguna de las diversas versiones que circulan por la red de la reunión animal. Algunos llaman a este dibujo los asistentes a una reunión vistos por el dibujante. Por medio de dibujos de diversos animales se intenta establecer una tipología de los participantes en una reunión o los asistentes a un curso. En estas caricaturas encontramos al perro agresivo; el caballo positivo; el mono todo-lo-sabe; la rana, a quien le encanta croar y emitir su voz en todo momento, tenga algo que decir o no; la tímida gacela asustadiza, que nunca interviene, no porque no tenga nada que decir, sino porque se siente intimidada; el puercoespín, siempre en posición de defensa; el hipopótamo, a quien nada de lo que se trate va a penetrar en él, gracias a su piel paquidérmica; el tigre, que no se limita a ladrar como el perro, sino que le gusta el sabor de la sangre; la jirafa, estirada, superexclusiva e intelectualmente arrogante; el zorro, a quien le encanta plantear preguntas capciosas esperando que usted meta la pata, o intenta pillarle en un renuncio…

Usted va a tener que manejar situaciones complicadas con estos u otros dinamitadores de sesiones de formación.

Para empezar, vamos a ver algunas cosas que puede usted hacer para tratar de limitar al máximo estas desagradables situaciones.

Los profesores universitarios tenemos fichados a esos alumnos que, invariablemente y no me pregunte por qué, porque no lo sé, se sitúan en el rincón izquierdo al fondo del aula. Allí se dedican a hablar, a enredar, a enviar mensajes con el teléfono y en resumen a perturbarle a usted y al resto de participantes. Para evitar que se formen estos rincones del fondo a la izquierda, opte siempre por una disposición de las mesas en forma de U. Así, no hay rincones, no se forman grupos y todos vemos la cara de todos, con lo que las ocasiones de enredar se ven limitadas al máximo.

A veces da buen resultado cuando percibimos a alguien con evidentes muestras de desagrado, comentando quizás algo por lo bajini a la persona que se sienta a su lado abordar de frente la situación con una frase del tipo: Me parece que Pedro no está de acuerdo con lo que digo, o quizás le preocupa las consecuencias de lo que estoy exponiendo. ¿Pedro, querrías compartir tus problemas con el grupo? Quizás entre todos encontremos una solución a tu problema. Muchas veces los problemas se resuelven cuando la persona tiene la oportunidad de expresarlos en voz alta. Por otra parte, el grupo es sensato y probablemente la mayoría mostrará al disidente que no comparte su opinión. Pero no sea usted quien contradiga lo que dice el objetor. Si ya ha identificado a algún participante positivo, invítelo a participar: Juan, ¿qué opina usted de lo que dice Pedro?

Si usted percibe que el disidente se encuentra francamente a disgusto en la sesión, aproveche un descanso para, de forma privada, nunca en público, ofrecerle la oportunidad de que abandone el curso, ofreciéndose usted para solucionar los problemas administrativos que se presenten.

Limite el uso de la palabra a los charlatanes. Hay muchas maneras de hacerlo sin herir al que pregunta sin cesar. Por ejemplo: Lo que usted dice es muy interesante, pero necesitaría mucho tiempo para responderle y vamos con una agenda muy apretada. Si usted quiere al final de la sesión (o en otro momento), le comento lo que usted quiere saber. Otro procedimiento: Lo que usted pregunta se sale del tema que estoy tratando y de los objetivos del curso. Sin embargo, estoy dispuesto a concederle 15 minutos si el grupo está mayoritariamente de acuerdo con ello. ¿Quieren levantar la mano los que prefieren que trate este tema que aporta Ramón, al tema que estoy tratando en este momento? De este modo, una de dos: o el grupo está mayoritariamente interesado en el tema, y entonces usted debe dedicarle ese tiempo que ha anunciado, o no lo está y entonces el grupo, no usted, le habrá dicho al objetante que su propuesta no es aceptada.

No está de más decir que los comentarios de usted, si son adversos hacia algo que aporta el objetor, deben apuntar a los argumentos sin ser ofensivos para la persona. Es decir, en lugar de decir: Eso es una tontería, pruebe a decir: Lo que dice es interesante, pero creo que no funcionaría en la práctica, y eso porque (y aquí cite una o varias, no muchas, razones por lo que la propuesta no funcionaría).

Por último, si nada funciona, proponga un receso para refrescar las mentes y al cabo de 10 minutos posiblemente el ambiente se habrá despejado (y usted habrá tenido tiempo para decidir cómo va a encarar el problema, si vuelve a presentarse).

CUADRO SINÓPTICO PARA TRATAR A LOS DISTINTOS TIPOS DE ASISTENTES A UNA REUNIÓN

Tipo Cómo se manifiesta Qué tratamiento aplicarle
El perro. Persona agresiva verbalmente, y a veces gestualmente. Emplea palabras o frases burlonas o agresivas. Le gustaría dejarle a usted en mal lugar.

Crispa el ambiente con sus comentarios o chistes sin gracia.

No lo tome como algo personal.

Probablemente está quemado por algo y usted es quien tiene más a mano para manifestarlo.

No se enfrente con él, no se ponga a su nivel. Pídale que aporte soluciones concretas, no solo críticas desvalorizadoras. Si es usted lo suficientemente hábil para darle cuerda, acabará ahorcándose con ella.

Emplee la fuerza del grupo para neutralizarlo.

El caballo.

Participante correcto, con conocimientos básicos de la materia.

Asiente positivamente.

Es educado. Plantea preguntas y respuestas concretas y

Pedir su opinión.

Solicitar su ayuda.

Agradecer su colaboración.

Darle un rol de liderazgo

Quiere aprender, y para ello planteará preguntas sensatas. tomará nota de las respuestas.

Lo evaluará a usted, y si decide que usted está capacitado, le hará preguntas.

Si piensa que no lo está pasará de usted.

Es constructivo.

dentro de su grupo de trabajo.
El mono. Quiere demostrar que todo lo sabe. Personalidad exhibicionista. Interviene en toda oportunidad que se le presenta. Interrumpe.

Busca lucimiento personal Se sale del tema.

No enfrentarse con él. Pedirle que exponga su teoría, para que quede en ridículo.

Pedir datos concretos, precisiones.

El loro. Charlatán nato. No es un peligro para la estabilidad del grupo, pero sí para el cumplimiento de la agenda. Le encanta escucharse. Se extiende demasiado en sus preguntas o comentarios.

Corta a cada momento con sus apostillas.

Da la lata a los demás.

Establecer reglas para las intervenciones.

Pedir a alguien que controle el tiempo de las interrupciones. Mirar ostensiblemente al reloj. Cortarle, por ejemplo diciendo: Sr. Pérez, todos queremos salir puntualmente a la hora, pero tenemos que terminar el tema en que estamos, y me temo que no voy a ser capaz de cumplir mi horario.

El puercoespín. No suele intervenir espontáneamente, pero lo hace incluso con dureza si se ve atacado. Comportamiento defensivo; ataca si se ve amenazado. Se mantiene cerrado como una ostra.

Se cierra más si uno se dirige directamente a él.

Integrarlo por medio de dinámicas de grupo. Intentar ganárselo halagando su ego.

Hacerle partícipe del éxito grupal.

No colabora voluntariamente. No minimizar su participación, puede ser tímido.
El hipopótamo. No ataca, pero tampoco colabora. Es difícil influenciarle. De pocas palabras.

Pasivo.

Quieto.

Pasivo.

Observador.

Está físicamente presente, pero no sabemos lo que pasa por su mente.

Preguntar directamente. Preguntar por temas de su puesto de trabajo.

Procurar que intervenga en los trabajos de grupo con una función de tipo secretarial; por ejemplo, anotar las propuestas de los demás.

La jirafa.

Es, o cree ser, muy importante dentro de la empresa.

Suele ser una persona con sólidos conocimientos y muy segura de sí misma. Le gusta dar sus puntos de vista y poner orden.

Ordenador.

Superior.

Suele criticar.

Demuestra su posición. Parece preguntarse por qué no le han puesto una alfombra roja.

Hay que tratarlo con deferencia y potenciar sus intervenciones como colaborador. Si se hacen grupos de trabajo, darle un papel relevante dentro de ellos.

Intentar integrarlo y conducirlo. Pedirle que colabore con nosotros; por ejemplo, observando a los grupos con un cuestionario de observación.

Utilizar sus conocimientos y experiencia.

El zorro.

Astuto, le gusta escuchar y preguntar con mucha atención la exposición del orador para descubrir sus debilidades y contradicciones, para

Realiza constantes preguntas. Recoge mucha información, pero no da ninguna.

Evita dar opiniones personales para que no lo ataquen.

Una frase típica: Antes

Evitar caer en su juego. Intentar darle la vuelta a lo que exponga.

Solicitar su opinión para comprometerlo.

Intentar que el grupo se ponga en su contra.

luego atacarlo. decía usted…
El tigre.

No ataca verbalmente como el perro, pero es muy selectivo, y le gusta dominar. Postura negativa. Suele ser una persona arrogante, segura de sí misma pero imbuida de un negativismo casi congénito. Se entrega si descubre que el formador está realmente capacitado y a su nivel.

Arrogante.

Culto, instruido, profesional.

Pulcro en su persona.

Negativo.

Pone en apuros al formador con sus preguntas certeras.

Es el verdugo de los formadores novatos o con escasa experiencia. Para no ser su víctima hay que estar muy preparado. Hacerle preguntas, antes que él las haga. Descubrirle, por vía de humor, sus provocaciones. Intentar evitar que intervenga demasiado.

 

Los «dinamizadores» y «dinamitadores» son términos que describen roles o actitudes diferentes dentro de un grupo o entorno.

  • Dinamizadores: Son individuos o elementos que promueven la energía positiva, la colaboración, la motivación y el progreso en un grupo. Estos pueden ser líderes inspiradores, facilitadores eficientes, o incluso actividades y procesos que fomentan la participación activa y la creatividad. Los dinamizadores generan un ambiente favorable para el desarrollo y la productividad.
  • Dinamitadores: Por otro lado, los dinamitadores son aquellos elementos o actitudes que pueden destruir o socavar la dinámica positiva en un grupo. Pueden ser conflictos constantes, desmotivación, críticas destructivas, falta de cooperación, resistencia al cambio o incluso la ausencia de apoyo. Estos elementos pueden obstaculizar el progreso y dificultar la efectividad del grupo.

Identificar y mitigar los dinamitadores mientras se fomenta y potencia la influencia de los dinamizadores es crucial para mantener un ambiente colaborativo y productivo en cualquier entorno, ya sea un equipo de trabajo, una comunidad educativa o cualquier otro grupo.

 

Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.

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