Cuando el suelo tiembla bajo mis pies

Cuando el suelo tiembla bajo mis pies

Los hombres encuentran en las mismas crisis la fuerza para su superación.

 

 

Así lo han mostrado tantos hombres y mujeres que, con el único recurso de la tenacidad y el valor, lucharon y vencieron en las sangrientas tiranías de nuestro continente. El ser humano sabe hacer de los obstáculos nuevos caminos, porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer.» Ernesto Sábato Superar las adversidades que se presentan a lo largo de la vida es algo connatural a la propia evolución del ser humano. Así, encontramos innumerables personajes históricos que, a pesar de haberse enfrentado a situaciones traumáticas, resurgieron de las cenizas, convirtiéndose en auténticos emblemas de la lucha y la supervivencia. Por otra parte, también la curiosidad y el interés por averiguar qué es lo que hacía que determinados personajes «metamorfosearan» el dolor y saliesen victoriosos a pesar de las múltiples desgracias, ha sido un continuo entre las distintas disciplinas, tanto sociales, educativas como sanitarias.

Cuando el suelo tiembla bajo mis pies

Inicialmente, dado el paradigma imperante centrado en la vulnerabilidad, el foco de interés se centró en estudiar las características de aquellos niños y niñas aparentemente invulnerables que, viviendo en condiciones adversas, salían adelante, resistiendo al estrés y convirtiéndose, al menos ante los ojos de los investigadores, en «invencibles» (Lösel, Bliesener y Koferl, 1989). No obstante, esta explicación resultaba insostenible, puesto que los acontecimientos demostraban que ninguno de los niños o niñas considerados invulnerables gozaban de una resistencia absoluta al daño (Rutter, 1993) y sus reacciones frente a las situaciones adversas variaban en función del momento vital, de las circunstancias y de los apoyos externos. Dado que seguían apareciendo experiencias de vida de personas que, contra todo pronóstico, resistían y se rehacían frente al sufrimiento, algunos autores (Scoville, 1942; Bowlby, 1970; citados en Vanistendael, 2004) comenzaron a designar el fenómeno con el término resiliencia, término físico que, aplicado al campo de lo psicológico, hacía referencia a ese supuesto resorte moral que parecía empujar a determinadas personas, no sólo a no dejarse vencer por las adversidades, sino a crecer frente a ellas.

 

Hallazgos 

En esa misma línea, los hallazgos de Werner en su ya mítico estudio de Kauai (Hawái) (Werner y Smith, 1977) confirman que, incluso teniendo el foco de su investigación (a lo largo de 30 años) en aquellos jóvenes que eran más vulnerables, la mayoría (el 80%) de los jóvenes de la cohorte (698 niños nacidos en Hawái en condiciones muy desfavorables) mostraron ser competentes en el afrontamiento de problemas, elegir a sus padres como modelos y apoyarse en la familia y amigos, convirtiéndose en adultos competentes y bien integrados. Lo que, según Werner, era signo de un potencial para el cambio positivo y el crecimiento personal. Así, a pesar de ser un estudio diseñado y realizado desde un marco ajeno a la resiliencia, ha desempeñado un papel fundamental en el surgimiento de este concepto (Manciaux, 2001). Esta constatación científica, complementada con investigaciones posteriores, y apoyada por el aval de los profesionales que, en su práctica cotidiana, descubrían también estos «casos contra pronóstico», hicieron mella en las creencias que afirmaban (y que todavía afirman), de manera taxativa, que la única posibilidad tras sufrir un trauma es enfermar.

Cuando el suelo tiembla bajo mis pies

Todos estos cambios acontecidos en el terreno de las creencias, (una auténtica revolución científica), derivaron en la adopción de una nueva perspectiva en la que el foco fundamental eran las fortalezas, las potencialidades y las posibilidades, más allá de las debilidades y las amenazas que, lejos de negarse, se consideraban una oportunidad para el cambio. A pesar de que, como veíamos, el fenómeno de superación de las adversidades es connatural a la vida, el acuerdo de denominarlo resiliencia es relativamente novedoso. Ello implica que se trata de un concepto en continua evolución, sobre el cual se observa una creciente profusión de investigaciones y publicaciones desde ámbitos tan variados como la educación, el trabajo social, la psicología o el derecho. Así, esta evolución del concepto de la resiliencia, que se resume en el siguiente esquema, se hace patente si analizamos las investigaciones de los últimos 30 años (Puig y Rubio, 2011). Primera generación (1980) Segunda generación (1990) Generación actual (2000) Capacidad Proceso Paradigma Qué distingue a aquellos individuos que se adaptan a pesar de las predicciones de riesgo.

• Énfasis en la capacidad humana.

• Interpretación pos-hoc (posterior). Se «es» resiliente Cuál es la dinámica entre factores que permite una adaptación positiva.

• Énfasis en la promoción.

• Búsqueda de factores protectores.

• Énfasis en el proceso.

• Énfasis en el contexto social. Se «está» resiliente y se «aprende» Cuál es el marco que nos explica que la respuesta resiliente no es la excepción a la norma, sino la habitual.

• Énfasis en el cambio de mirada.

• Énfasis en la elaboración de modelos de aplicación. Se «construye» resiliencia

 

Evolución 

La evolución del concepto de resiliencia en los últimos 30 años, Puig y Rubio (2011) De manera sintética, a partir de la revisión de los autores más reconocidos a nivel internacional, podemos comprobar cómo el énfasis recae bien en las características de las personas que superaron adversidades de manera exitosa (sobre todo en su capacidad de resistencia, temperamento y habilidades cognitivas), bien en las estrategias utilizadas o en el proceso que les permitió atravesarlas y superarlas (Bouché e Hidalgo, 2006). Utilizaremos los hermosos versos de Sábato, con los que se introducía este apartado, para ilustrar cómo actualmente conviven distintas concepciones de la resiliencia, puesto que, como plantean algunos autores (Puig y Rubio, 2011) se trata de un fenómeno multidimensional y complejo. LA RESILIENCIA COMO POTENCIALIDAD: «Los hombres encuentran en las mismas crisis la fuerza para su superación». Bajo este prisma, la resiliencia es entendida como una posibilidad de la cual puede disponer cualquier persona por el hecho de serlo.

En esta línea, la resiliencia es considerada como una capacidad universal (Grotberg, Kotliarenco, 1997) que permite a las personas, grupos o comunidades, hacer frente a las adversidades de la vida, minimizando sus efectos nocivos, aprendiendo de ellas y transformándolas, de manera que se fortalezca su vida. LA RESILIENCIA COMO UN RASGO: «…con el único recurso de la tenacidad y el valor». Definida la resiliencia como una fuerza intrapsíquica, se comienza a estudiar las características y factores de aquellas personas que, en contra de toda predicción, lograban ser «socialmente adaptadas» a pesar de haber crecido en entornos desfavorables. Por tanto, se considera una habilidad personal, un rasgo de determinadas personas. Se manejan conceptos como cualidad, mentalidades, escudo protector, entre otras. En este sentido, la psicología positiva ha hecho avances considerables en el estudio de la resiliencia como una característica personal necesaria para el enfrentamiento positivo ante situaciones traumáticas.

 

Otros 

Otros autores (Wolin y Wolin, 1993; Acutón y cols., 2004; Munist, 1998; Suárez Ojeda, 2004) definen una serie de factores que actúan como pilares de la resiliencia, identificando entre otros la creatividad, el sentido del humor, la iniciativa, la introspección, la confianza y la moralidad. LA RESILIENCIA COMO ESTRATEGIA: «El ser humano sabe hacer de los obstáculos nuevos caminos». Algunos autores plantean que la resiliencia es el estado que se alcanza, otros recalcan el aspecto de rehacerse, de construir o reconstruir. En cualquier caso, un método, una herramienta que puede aprenderse y promocionarse. LA RESILIENCIA COMO UN PROCESO: «Lucharon y vencieron en las sangrientas tiranías de nuestro continente». Una de las definiciones que más ahondan en esta forma de entender la resiliencia es la definición de Luthar, que la concibe como «el proceso dinámico que tiene como resultado la adaptación positiva en contextos de gran adversidad» (Luthar, Cicchetti y Becker, 2000), proceso en el que intervienen factores intrapsíquicos, ambientales y adversidades, que interaccionan entre sí de una manera dinámica. Esto implica que no se nace resiliente ni se adquiere «naturalmente» en el desarrollo, sino que dependerá de ciertas cualidades del proceso interactivo del sujeto con las otras personas, el cual es responsable de la construcción del sistema psíquico humano» (Lemaître y Puig, 2004). LA RESILIENCIA COMO PARADIGMA: «…porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer».

 

Como veíamos, cada vez con más frecuencia, la ciencia no podía dar explicación a las numerosas excepciones que no confirmaban la «regla patologizadora» frente a situaciones traumáticas. Y se acumulaban un exceso de cuestiones que se salían del marco hasta entonces ordinario (el estudio de factores de riesgo y la creencia en la vulnerabilidad frente al trauma), de tal forma que no era posible dar una explicación desde el paradigma del déficit. Esto supuso una transformación en las creencias más profundas, en las perspectivas de recuperación y en los valores considerados fundamentales. Es decir, siguiendo a Kuhn (2006), aparecía un nuevo paradigma. Así, se ha ido gestando una transición entre un enfoque centrado de manera exclusiva y excluyente en los factores de riesgo y las consecuencias negativas de los mismos, de cara a su tratamiento y prevención, a un enfoque, complementario de éste último, que amplía la mirada y se preocupa, además de por la enfermedad, por aquellos factores que impiden la enfermedad y protegen al individuo.

 

Definición 

Así, desde este enfoque, se postula que, una vez definidos dichos factores, podrán desarrollarse los medios para mejorar la resistencia de las personas frente al estrés y la adversidad (Rutter, 1993), poniendo el foco en sus fortalezas y no en sus debilidades, dado que la salud es concebida como algo a promocionar, lo cual supone trascender el modelo de riesgo hacia un modelo de desafío. El siguiente esquema recoge de manera gráfica las distintas concepciones que hemos ido trabajando en este capítulo (Puig y Rubio, 2011).

 

Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.

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