COACHING PARA DOCENTES (I y II) parte 26

COACHING PARA DOCENTES (I y II) parte 26

El desarrollo de habilidades en el aula

CREENCIAS LIMITADORAS

Las creencias limitadoras, como hemos expuesto anteriormente, son ideas o pensamientos que nos formamos sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre la realidad exterior, que nos impiden alcanzar nuestros objetivos y vivir de una manera equilibrada y completa.

Estas creencias actúan a modo de losa, que nos dicen una y otra vez, que lo que deseamos es imposible, que no somos capaces de conseguirlo.

Las creencias limitadoras tienen un origen multicausal, pueden deberse al entorno familiar, por las enseñanzas y el modelaje de nuestros padres; pueden adquirirse en el colegio, debido a las actitudes y conocimientos que nos transmitían nuestros profesores, de ahí la importancia de la figura del docente; pueden absorberse a través de los medios de comunicación y en definitiva, podemos acumular creencias a través de cualquier ámbito que pueda suponer una influencia en nosotros.

Entre ellas podemos citar: “hay que trabajar para vivir”, “sin sufrimiento no hay éxito”, “no puedo fiarme de nadie”, “no puedo ganar sin que otros pierdan”, “no me merezco esto”

Para detectar las creencias de nuestros alumnos, como no suelen ser conscientes de ellas, tenemos que intentar que las verbalicen preguntándoles por qué piensan que no están consiguiendo sus objetivos. Las respuestas a estas preguntas pondrán en evidencia sus creencias limitadoras y esto nos permitirá examinarlas y ayudar al alumno a corregirlas.

Tenemos que hacer entender al alumno que cualquier cosa que experimente como impedimento para alcanzar sus objetivos es una limitación que se impone él mismo y no proviene del entorno. Los obstáculos los crea él mismo y no el mundo que le rodea.

Los tres tipos de creencias limitadoras más comunes son:

• Desesperanza: la creencia de que el objetivo deseado no es alcanzable, independientemente de mis capacidades.

• Impotencia: la creencia de que el objetivo deseado es alcanzable, pero yo no soy capaz de alcanzarlo.

• No merecerlo: la creencia de que, aunque soy capaz de alcanzar el objetivo deseado, no lo merezco debido a algo que soy o he hecho.

Para conseguir lo que quieren, los alumnos necesitan cambiar sus pensamientos y experiencias por otras que impliquen esperanza en el futuro, sensación de capacidad y responsabilidad y sentido de valía y pertenencia.

Como hemos dicho anteriormente, tanto las creencias potenciadoras como las limitadoras, se adquieren a través de muchos canales de comunicación, pero resulta clave el feedback o retroalimentación que nos dan las personas de nuestro entorno, así que podemos concluir que establecer nuevas relaciones personales puede ayudar a cambiar nuestras creencias, especialmente cuando se trata de relaciones que nos ofrecen cosas positivas.

 

LOS VALORES

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Como definen Zeus y Skiffington: “los valores personales constituyen el núcleo de la personalidad y desempeñan una función muy importante en la unificación de los comportamientos”.

Son los principios fundamentales intrínsecos de cada persona. Forman parte de nosotros y si vivimos de acuerdo con ellos, la vida tiene sentido.

Los valores son aquello a lo que das máxima importancia y prioridad.

Son el punto clave de lo que tú eres, el centro de tu existencia. Como ejemplo de ellos podemos citar: el amor, la honestidad, la diversión, la salud, el respeto, la seguridad, la integridad, la amistad,..

Los valores son para el ser humano una fuente primaria de motivación ya que están muy unidos a los conceptos de valía, sentido y deseo. Si nuestros valores se ven satisfechos o correspondidos, sentimos satisfacción y armonía, tenemos una vida plena y con sentido. Si ocurre lo contrario, normalmente nos sentimos insatisfechos, incongruentes y alterados y vivimos en constante desequilibrio y vacíos.

Cada uno de nosotros tenemos valores fundamentales que orientan nuestra vida y luego asumimos otros en función del contexto: por ejemplo, lo que una persona valora como importante en las relaciones de pareja puede ser distinto de lo que valora en su trabajo.

Tendemos a pensar que los valores se definen de forma lógica y racional, pero la mayoría de las veces, como estos valores son la expresión de nuestros principios fundamentales, de lo que nosotros somos –y en muchas ocasiones somos seres ilógicos e irracionales–, la manifestación de estos valores también será incongruente.

Los valores, al igual que las creencias, se detectan más fácilmente a través del comportamiento o del lenguaje. Para saber cuáles son los valores de una persona, lo mejor es preguntarle:

• ¿qué es lo que te motiva?

• ¿qué es lo más importante para ti?

• ¿qué te hace levantar cada mañana de la cama?

• ¿qué hace que pases a la acción?

Como decían O’Connor y Lages, “todo objetivo está generado por uno o varios valores. Cada cosa que deseamos en el mundo material es la expresión de un valor que queremos satisfacer. (…)

Es fundamental respetar en cada una de las acciones que tomas para alcanzar tu objetivo, el valor que inicialmente lo generó. Es necesario vivir ese valor a lo largo del camino que te conduce al objetivo final”.

Si por la urgencia de conseguir el objetivo final dejamos de lado el valor o valores que lo generaron, habremos vaciado de contenido todas nuestras acciones y a pesar de conseguir el éxito, nos sentiremos insatisfechos e infelices.

Tal es el caso, por ejemplo, de la persona que ama al prójimo y quiere ayudar a los más desfavorecidos. Valora el amor a los demás, ayuda a la gente sin recursos y sacrifica toda su vida para ser misionero en un país del tercer mundo. Sin embargo, en el proceso de formarse como misionero y desarrollar su trabajo con los más necesitados, se da cuenta de que está rodeado de intereses particulares y juego sucio, que más que querer acabar con las desigualdades en el mundo, lo único que les interesa es que sigan existiendo.

En este camino, se siente insatisfecho porqué a pesar de haber conseguido su objetivo inicial de convertirse en misionero para ayudar a los más desfavorecidos, se da cuenta de que no puede desarrollar su labor, y por lo tanto, no consiguió satisfacer el valor original que definió el objetivo, el amor a los demás.

 

Las creencias limitadoras son ideas o pensamientos negativos y autolimitantes que una persona tiene acerca de sí misma, sus habilidades o su potencial, y que pueden obstaculizar su desarrollo personal y profesional. Estas creencias pueden actuar como barreras mentales que impiden a alguien alcanzar sus metas y objetivos. Aquí hay algunos ejemplos de creencias limitadoras comunes:

  1. «No soy lo suficientemente bueno/a»: Esta creencia limitadora puede hacer que alguien sienta que no está a la altura de las expectativas y que no merece el éxito o la felicidad.
  2. «No puedo hacerlo»: Pensar que algo es imposible o que uno no tiene la capacidad de lograrlo puede ser altamente limitante y paralizante.
  3. «El fracaso es inaceptable»: El miedo al fracaso a menudo lleva a las personas a evitar tomar riesgos o a no perseguir sus sueños porque temen equivocarse.
  4. «No soy lo suficientemente inteligente»: La creencia de que uno no es lo suficientemente inteligente puede limitar la voluntad de aprender nuevas habilidades o tomar desafíos intelectuales.
  5. «No merezco el éxito»: Algunas personas sienten que el éxito está reservado para otros y que no lo merecen, lo que puede hacer que eviten oportunidades de crecimiento.
  6. «No tengo tiempo»: Creer que no se dispone de suficiente tiempo puede llevar a la procrastinación y a no dedicar tiempo a actividades importantes.
  7. «No puedo cambiar»: La creencia de que uno está atrapado en ciertos patrones de comportamiento o hábitos puede impedir el crecimiento personal y el cambio positivo.
  8. «Las críticas son devastadoras»: El miedo a la crítica o al rechazo puede hacer que alguien evite situaciones desafiantes o la retroalimentación constructiva.
  9. «No puedo confiar en nadie»: La desconfianza en otros puede dificultar las relaciones personales y laborales.
  10. «Es demasiado tarde»: Creer que uno ha perdido oportunidades debido a la edad o el tiempo pasado puede impedir que se tomen nuevas iniciativas.

Es importante reconocer y superar estas creencias limitadoras para alcanzar el crecimiento personal y profesional. Aquí hay algunos pasos para hacerlo:

  1. Autoconciencia: Identifica las creencias limitadoras que tienes. Esto puede requerir reflexión y autorreflexión honesta.
  2. Cuestionamiento: Interroga estas creencias. ¿Son realmente ciertas o son solo suposiciones negativas? Busca evidencia que respalde o refute estas creencias.
  3. Reemplazo de creencias: Sustituye las creencias limitadoras por pensamientos más positivos y realistas. Por ejemplo, «No puedo hacerlo» podría convertirse en «Puedo aprender a hacerlo con esfuerzo y práctica».
  4. Acción: Actúa de acuerdo con tus nuevas creencias. Esto puede implicar tomar medidas pequeñas pero significativas hacia tus objetivos.
  5. Apoyo: Busca el apoyo de amigos, familiares o un coach o terapeuta para ayudarte a superar las creencias limitadoras.

Superar las creencias limitadoras puede ser un proceso desafiante, pero es esencial para liberar tu potencial y alcanzar tus metas. A menudo, el cambio comienza con un cambio en la forma de pensar y percibirte a ti mismo.

 

Tus valores influyen y dirigen poderosamente los objetivos que te fijas y las opciones que eliges. Tus objetivos y metas son la expresión tangible de tus valores. Son la base de la motivación y de la persuasión y operan como poderosos filtros de la percepción. Los valores están relacionados de manera directa con nuestros objetivos, con lo que queremos o deseamos.

 

El desarrollo de habilidades en el aula es un componente fundamental de la educación. Las habilidades que se enseñan van más allá del conocimiento académico y abarcan aspectos como el pensamiento crítico, la comunicación efectiva, la colaboración y la resolución de problemas:

  1. Enseñanza Activa:
    • Fomenta la participación activa de los estudiantes en el proceso de aprendizaje.
    • Utiliza métodos como discusiones en grupo, estudios de caso y proyectos prácticos.
  2. Pensamiento Crítico:
    • Diseña actividades que desafíen a los estudiantes a analizar, evaluar y sintetizar información.
    • Promueve la toma de decisiones informada y el cuestionamiento reflexivo.
  3. Colaboración:
    • Fomenta proyectos y tareas que requieran trabajo en equipo.
    • Enseña habilidades de comunicación efectiva y resolución de conflictos.
  4. Resolución de Problemas:
    • Proporciona problemas del mundo real que requieran soluciones.
    • Anima a los estudiantes a desarrollar y probar enfoques diferentes para abordar un problema.
  5. Comunicación Efectiva:
    • Incorpora actividades que mejoren la expresión oral y escrita.
    • Enseña a los estudiantes a presentar sus ideas de manera clara y persuasiva.
  6. Autodirección:
    • Proporciona oportunidades para que los estudiantes establezcan metas personales y autodirijan su aprendizaje.
    • Fomenta la autorreflexión sobre el progreso y el rendimiento.
  7. Creatividad:
    • Incluye actividades que estimulen la creatividad, como proyectos artísticos, debates innovadores o resolución creativa de problemas.
    • Anima a los estudiantes a pensar fuera de lo convencional.
  8. Uso de Tecnología:
    • Integra la tecnología de manera significativa para mejorar el aprendizaje y desarrollar habilidades digitales.
    • Enseña a los estudiantes a utilizar herramientas tecnológicas de manera ética y eficaz.
  9. Feedback Constructivo:
    • Proporciona retroalimentación específica y constructiva para ayudar a los estudiantes a mejorar.
    • Anima a los estudiantes a utilizar el feedback como una herramienta para el crecimiento.
  10. Aprendizaje Basado en Proyectos:
    • Implementa proyectos que requieran la aplicación práctica de conocimientos y habilidades.
    • Fomenta la investigación, la planificación y la ejecución de proyectos.
  11. Inclusión y Diversidad:
    • Crea un entorno inclusivo que respete y celebre la diversidad.
    • Fomenta la empatía y la comprensión intercultural.
  12. Desarrollo de Habilidades Socioemocionales:
    • Incorpora actividades que desarrollen habilidades socioemocionales, como la empatía, la autorregulación emocional y la toma de conciencia social.

El enfoque en el desarrollo de habilidades en el aula no solo prepara a los estudiantes para el éxito académico, sino también para enfrentar desafíos del mundo real y contribuir de manera significativa a la sociedad.

 

Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.

 

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