Buscando el sentido
Cada año de mi vida he buscado doce perlas.
Doce personas que no conociera, pero que se me aparecieran y marcaran mi mundo de tal manera que mi yo virara… Con el tiempo algunas perlas pasan a ser diamantes… un diamante, para que me entiendas, es una de esas personas que se hace tan básica y tan importante en tu vida que parece creada únicamente para ti.» Albert Espinosa Una de las concepciones fundamentales de la resiliencia es la manera en que contempla al individuo y su interacción con el mundo. Por un lado amplía la visión, trascendiendo de las etiquetas que lo catalogan como un problema. Localiza y enfatiza sobre los recursos y fortalezas personales (Wolin y Wolin, 1993; Werner y Smith, 1977; Sielbert, 2007; Puig y Rubio, 2011; Munist y cols., 1998).
Y declara al individuo un agente dinámico con la posibilidad de transformar por sí mismo, en base a sus propias fortalezas y experiencias, el mundo que le rodea. A su vez, el entorno se convierte en una fuente de recursos que se contemplan como agentes válidos desde los que el individuo puede recibir el apoyo necesario para resistir y rehacerse frente a la adversidad (Mancieaux, 2003; Cyrulnik, 2009). Las investigaciones sugieren que «formar parte de una red social o tener personas que proporcionan un buen apoyo social puede mitigar los efectos nocivos del estrés» (Jemmott, 1987). Así, podríamos definir el apoyo social como la ayuda procedente de otras personas, a disposición del individuo, para hacer frente a sus situaciones vitales, que adquiriría un especial significado o relevancia ante los acontecimientos de índole negativa o amenazante. Por otra parte, el estrés puede ser modulado por algunos factores, entre los cuales destaca significativamente el apoyo social.
Contacto social
De hecho, un mínimo contacto social puede ejercer un papel atenuador sobre el estrés producido por una situación negativa. Existe pues una clara relación entre el apoyo social y el bienestar físico (Williams y cols., 1992, citado en Sapolsky, 1995). Asimismo existe una relación positiva entre la expresión afectiva y el crecimiento postraumático. Podríamos decir que, quien tiene una red de apoyos amplia y estable, posiblemente tendrá a su disposición un mayor número de confidentes a quien expresar su malestar, y que no eviten hablar de ello (Cordova et al., 2001, citado por Vázquez y cols., 2007). Así, contar con apoyos podría ayudar a expresar narrativas que promuevan actitudes sanadoras, puesto que se reconoce el dolor y se permite su expresión, lo cual favorece la recuperacion (Cyrulnik, 2009; Rocamora, 2006; Rojas Marcos, 2010; Echeberúa, 2005). Y esto en sí mismo revaloriza el papel de la psicoterapia como espacio para la expresión del dolor y la reconstrucción tras el trauma de aquellas personas que, tras el acontecimiento traumático, tienden a aislarse y sumirse en su dolor.
Y es que, una vez reconocida la condición de víctima, llega el momento del «retorno a la vida» (Cyrulnik, 2009). Y es en esta parte, en la que el espacio terapéutico juega un papel principal, contribuyendo a la reconstrucción de su identidad. «El sufrimiento probablemente sea el mismo en todo ser humano traumatizado, pero la expresión de su tormento, la revisión emocional del acontecimiento que lo lastimó, dependerá de los tutores de resiliencia que la cultura disponga alrededor del sufriente, la invitación a la palabra o la obligación de silencio, el apoyo afectivo o el desprecio, la ayuda social o el abandono cargan la misma herida de una significación distinta según el modo en que las culturas estructuren sus relatos, haciendo que un mismo relato pase de la vergüenza al orgullo, de la sombra a la luz» (Cyrulnik, 2009). Así, para que este fenómeno humano pase a formar parte de lo posible, como mínimo hay que tener la disposición para mirar más allá de lo que solemos ver.
Resistencia
Ahora bien, habrá que tener presente que son habituales las resistencias ante el cambio, puesto que implica una revisión de creencias. Y que será necesaria una cierta actitud para el cambio, que nos permita encontrar ese otro punto de vista basado en los sesgos positivos (Vanistendael, 2004; Puig y Rubio, 2011). La resiliencia se constituye, pues, como un marco de referencia, que nos permite trabajar en una determinada dirección, organizando nuestro conocimiento y nuestras creencias desde un abordaje positivo. En conclusión, lo que viene a proponer la idea del tutor de resiliencia explícito, en el caso de la psicología, supone dimensionar la importancia de la relación terapéutica y del establecimiento de un vínculo, además de generar climas terapéuticos en los que la expresión del daño, la reparación y el entrenamiento en estrategias de afrontamiento eficaces, sean posibles (Acero, 2008; Barudy y Dantagnan, 2005; Herman, 2004).
Por tanto, la clave sería estar disponible, sin olvidar que es de la persona que está viviendo una situación adversa de quien depende que nuestros encuentros sean o no significativos en su existencia. Desde la humildad de saber que nosotras y nosotros sólo le acompañamos en una pequeña parcela de su largo camino. Y que, seamos o no para ellas perlas o diamantes, probablemente ni seamos conscientes de ello. No podemos tener la seguridad de que nuestra actuación va a tener un impacto en su proceso. Pero la naturaleza da muchas oportunidades de reparación, de recuperación, gracias a la neuroplasticidad neuronal, por lo que, como defiende Barudy (2005), tenemos la obligación de intentarlo siempre.
El contacto social es un aspecto fundamental de la vida humana y se refiere a la interacción y la comunicación que las personas tienen entre sí. Este contacto puede ocurrir en diversos contextos, como en la familia, en el trabajo, en la escuela, en la comunidad y en la sociedad en general:
- Importancia del contacto social: El contacto social es esencial para el bienestar humano. Contribuye a la salud mental y emocional, reduce el aislamiento, fortalece las relaciones personales, y promueve la colaboración y la cohesión en la sociedad.
- Tipos de contacto social: El contacto social puede variar en su naturaleza y propósito. Puede ser informal, como una conversación con amigos, o formal, como una reunión de negocios. Puede incluir actividades de ocio, interacciones en el trabajo, el aprendizaje en un entorno educativo y más.
- Desarrollo social: El contacto social desempeña un papel fundamental en el desarrollo social de las personas, especialmente en la infancia y la adolescencia. Ayuda a desarrollar habilidades de comunicación, empatía y resolución de conflictos.
- Redes sociales: En la era digital, las redes sociales en línea han cambiado la forma en que las personas se relacionan. Estas plataformas permiten el contacto social a larga distancia y conectan a personas con intereses similares.
- Salud mental y emocional: El contacto social adecuado se ha relacionado con una mejor salud mental. La soledad crónica o la falta de interacción social pueden aumentar el riesgo de problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad.
- Impacto en la sociedad: El contacto social contribuye a la cohesión y la estabilidad en una sociedad. Las interacciones sociales fomentan el entendimiento entre diferentes grupos, ayudan a resolver conflictos y promueven la cooperación.
- Habilidades sociales: Para tener un contacto social efectivo, es importante desarrollar habilidades sociales como escuchar activamente, comunicarse de manera clara, mostrar empatía y entender las normas sociales.
- Diversidad cultural: En un mundo globalizado, el contacto social también involucra la interacción entre personas de diferentes culturas y orígenes. Esto puede enriquecer las experiencias y promover la comprensión intercultural.
Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.