Atravesado por una visión

Realidad
Aquel que es reconocido como líder está habitado por una idea. La realidad no cae bajo sus reflexiones con el lamento del escéptico ni con la ingenuidad de aquel que no ve más allá de su metro cuadrado. Algo de ella se le hizo carne, lo dejó insatisfecho y lo impulsó a quebrar el marco teórico con el cual se explicaba a sí mismo el mundo y su vida. La dimensión ética requiere hoy de opciones personales concretas. Quizás, en otros tiempos, muchas decisiones ya estaban tomadas por el contexto. Era menor el margen de decisiones que un individuo debía tomar por sí mismo.
Desde hace unos años, en este cambio de época cultural tan intenso, dramático y fascinante, es cada uno quien, como sujeto de su propia vida, tiene que plantearse las decisiones fundamentales. Y hacerlas propias, confrontando alternativas, sabiendo que las cosas “no son así”. Como un hecho fatídico, como un destino decidido por alguien, divino o humano, siempre más poderoso que yo, para alejar de mí las responsabilidades que me caben. Un líder es alguien que siente intensamente, en lo más hondo de sí mismo, que las cosas, la realidad, este aspecto particular por el que siente una especial afinidad, puede ser de otra manera. No tiene por qué ser así. Una visión potente de una realidad distinta surge de una terca rebeldía. No la del malcriado que quiere que se haga su capricho.
Componentes
La del ser humano que no quiere la resignación como componente de su vida. Algo de la compleja realidad va tomando una forma diferente dentro de él. Empieza a convertirse en un canto, como el de la alondra de Kahil Gibrán. Puede ser que se haya desacostumbrado a la pobreza y no la considere un destino. Puede ser, también, que mirando nuestra tierra no considere inevitable una megápolis de 15 millones de habitantes amontonados y cientos de miles de kilómetros deshabitados. Puede ser que no crea del pasado los sueños de nuevos pueblos habitados por familias productivas y productoras, amantes de lo antiguo y de lo nuevo. Una visión surge de una indignación ética. ¡Esto no puede ser así! Grita desde sus entrañas, se vuelve idea y desafío…. y un horizonte nuevo empieza a despuntar. La ética de un líder no se reduce a un cumplimiento memorioso y repetitivo de convenciones morales heredadas. Surge de la convicción de que las cosas no tienen necesariamente una forma.

Y se enamora de esa manera nueva que ya habita en lo más hondo de su ser. Les pongo un ejemplo: nuestro bellísimo país está partido por la pobreza. Fragmentado. Desde el 2001, ya no pudimos esconder la realidad, pero sabemos bien que no es nueva. Surge de una matriz colonial que, en la medida que no la transformemos, será todo maquillaje y decorado. Esa matriz colonial tiene diversas manifestaciones. Una de ellas es, más que la injusta distribución de la riqueza, la injusta distribución de las relaciones y de las oportunidades. No nos miramos entre nosotros como hermanos, como ciudadanos, en un plano de igualdad.
Públicos
Acceder a la universidad pública gratuita, en Buenos Aires, resulta más fácil para quienes fueron a colegios privados pagos y a colegios públicos de los centros de las ciudades, que para los habitantes de las periferias. ¿No es paradójico? Un joven del Gran Buenos Aires profundo, que fue a una escuela polimodal, seguramente no contará con los recursos económicos y educativos necesarios para poder ser, sin necesidad de heroísmos, un estudiante universitario con posibilidades.
El líder es el que ante el paisaje que muchos consideran natural no lo acepta, no se acostumbra y reacciona. La falta de ética lo incomoda y lo desvela la realidad insultante de la pobreza masificada, las poblaciones amontonadas, el arte para unos pocos, la belleza. El líder, entonces, imagina alternativas, construye sueños. Desde allí surge una visión. Una idea. Derrumba aquellos paradigmas previos que le habían permitido vivir cómodo, como quien no ve. Y esa idea toma forma. Y empieza a andar, tercamente, se vuelve proyecto, tarea, sueño, pesadilla, realidad pequeña. Es su forma de empezar.
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🌱 Tener una visión no es tener una fantasía
Una visión auténtica:
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No se impone, se revela.
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No busca controlarlo todo, sugiere dirección.
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No está hecha de certezas, sino de sentido profundo.
Es una forma de estar en el mundo con propósito.
Una manera de mirar lo que es con ojos de lo que podría ser.
🪞 La realidad: ese terreno donde se encarna la visión
La visión, si no toca la realidad, se vuelve ilusión.
Pero si la realidad no es tocada por la visión, se vuelve rutina vacía.
🌍 La clave está en el cruce:
una visión que inspire sin desconectarse del suelo que pisa.
Ser atravesado por una visión significa:
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Actuar desde una intención clara, incluso en lo pequeño.
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Decidir con coherencia, incluso en lo difícil.
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Sostener el rumbo, incluso cuando el contexto cambia.
⚒️ La visión como motor de transformación de la realidad
Cuando alguien está realmente atravesado por una visión:
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No busca adaptar la visión al mundo.
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Busca transformar el mundo en diálogo con esa visión.
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No se cierra al cambio, pero no cede lo esencial.
Es ahí donde se produce el impacto real:
cuando lo que se sueña se vuelve materia, práctica, vínculo.
🔥 Y si la visión arde…
Es porque hay un deseo que no se apaga.
Una dirección que convoca.
Una voz interna que no se negocia.