A manera de despedida
Universo
Si alguien dejó su impronta en el universo de las letras fue Jorge Luis Borges, maestro de la ironía, uno de los recursos dialécticos más elevados del ser humano. La ironía es una forma excelsa de liderazgo. Requiere que el líder sea emisor y receptor del mensaje que transmite, al mismo tiempo. Consiste en liderar la conjunción de provocación y sutileza y, al mismo tiempo, dejarse liderar por la propia ironía para ponerse en el lugar del receptor y poder asegurarse que no supere el límite de lo tolerable. Como líder provoca una reacción pero al mismo tiempo, como seguidor, se deja liderar por la reacción del prójimo.
Porque la ironía sin contemplar al otro es ofensa o insulto. La ironía requiere de un flujo de liderazgo que exige supina inteligencia propia y refinada empatía para comprender la percepción ajena. Ironía es convertirse en líder y seguidor.
Precedente
El párrafo precedente es sólo una mínima introducción para compartir con ustedes el cierre de este capítulo, que dejaremos en manos del genial ciego, que no requería de ojos porque todo lo veía desde su lucidez: en la siguiente frase, Borges fusiona el ser líder y el ser seguidor: “Que otros se jacten de los libros que han escrito. Yo me jacto de los libros que he leído”.
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