¿POR QUÉ HABLAR DE DIFERENCIAS DE GÉNERO?

¿POR QUÉ HABLAR DE DIFERENCIAS DE GÉNERO?

CONDUCTAS 

 

Nunca se le había atribuido al género tanta capacidad para describir y explicar conductas inadecuadas que afecten a varones y mujeres jóvenes, más bien las diferencias en función del género no se tenían muy en cuenta, pues, entre otras cosas, casi todo se explicaba desde la perspectiva del sexo masculino, en parte por la mayor prevalencia social de algunas de esas conductas inadecuadas. Evidentemente hay que decir que esta visión está sesgada al tratarse de un posicionamiento partidista que contempla la conducta problema ensombrecida para un sexo. Las mujeres han sido durante mucho tiempo escasamente consideradas frente a algunos problemas, pues el fenómeno problemático era sistemáticamente desviado hacia la implicación masculina. Cuando se tiene en cuenta la perspectiva del género, se permite visualizar y comprender el fenómeno en su totalidad y con todos sus matices, pues el acercamiento es más real y objetivo.

¿POR QUÉ HABLAR DE DIFERENCIAS DE GÉNERO?

Esto es fundamental, ya que los varones y las mujeres presentan peculiaridades muy concretas que hay que tener en consideración para una mejor comprensión, pero también es importante para la intervención, puesto que se necesitan soluciones adaptadas a las circunstancias concretas y el sexo sería una de ellas. Pongamos por ejemplo el caso de las drogas: a las mujeres implicadas se les ha tenido en poca consideración, pero su presencia e implicación en el consumo es fundamental porque las motivaciones, los consumos y la capacidad de reinserción varían respecto a las de los varones. En las diferencias ligadas al género hay que distinguir dos aspectos que pueden crear confusión. Por un lado está el hecho incuestionable del sexo, es una característica diferenciadora biológica y natural. Desde esta realidad sexual, el individuo configura su identidad en términos de autoconcepto y personalidad. Pero hay otro segundo aspecto a tener en cuenta que hace referencia a una serie de connotaciones sociales y culturales añadidas; de manera que el género también se construye como un producto social, y esa construcción tiene que ver con cómo quiere cada cultura que se manifieste la condición sexuada del individuo.

 

Pautas educativas 

De este modo se establecen unas pautas educativas, unos estereotipos, unas recomendaciones, unas maneras de relacionarse que claramente son definidas según sean para un varón o para una mujer. Así, por ejemplo, ante un mismo hecho protagonizado por un chico y una chica, como puede ser una borrachera, la comprensión sociofamiliar del fenómeno puede ser bien distinta; esos matices a veces llegan a ser incluso de tipo punitivo o condenatorio. En la actualidad existe un estado de opinión generalizado que enfatiza los cambios habidos en los últimos decenios y en los que se ha producido un notable progreso en la reducción de las distancias sociales entre hombres y mujeres, algunos indicadores de tipo económico, social y educativo así lo constatan. Sin embargo, las diferencias de género usadas como estereotipos sociales continúan marcando diferencias en la construcción de la identidad de los menores de uno y otro sexo. Estas diferencias afectan a conductas concretas, maneras de actuar y, sobre todo, a las actitudes y creencias que configuran la manera de comportarse tanto ellos como ellas.

¿POR QUÉ HABLAR DE DIFERENCIAS DE GÉNERO?

Se trata más de estereotipos y expectativas sociales que influyen en la autopercepción de los individuos y en la manera de interpretar lo que los demás esperan de ellos y de ellas; estos aspectos marcan diferencias en sus decisiones, elecciones y preferencias. Así, por ejemplo, se observan diferencias en los videojuegos, en la publicidad que se les ofrece, en sus relaciones grupales, en la familia, la sexualidad, etc. (Rodríguez y Mejías, 2005). Además, el contexto social espera que lo hagan así, estableciendo una especie de mapa social por el que se han de guiar tanto ellas como ellos. Es evidente que hoy existe una mayor presencia de la mujer en espacios públicos y se han reducido las distancias en el acceso a muchos campos antes reservados a los varones, este acercamiento también ha facilitado la presencia de la mujer en escenarios sociales de riesgo e incluso problemáticos, que venían siendo territorio más bien de los varones. Uno de los escenarios más llamativos tiene que ver con el consumo de drogas: en este escenario la menor implicación de la mujer resultó protectora, hasta ahora.

 

Equilibrio 

El equilibrio actual conlleva que los jóvenes y adolescentes de uno y otro sexo se muevan por los mismos escenarios sociales en igualdad, pero sigue habiendo importantes diferencias en la manera de plantear cómo ellos y ellas afrontan esas situaciones que se les van presentando. La cuestión de fondo es saber si en función del género se afrontan de manera distinta y, de ser así, habría que aclarar si se trata de un condicionamiento diferenciador de tipo sociocultural o si ello tiene que ver con condicionantes innatos ligados al sexo. De esto pueden derivarse interesantes implicaciones para la intervención y prevención.

 

Hablar de las diferencias de género es fundamental por varias razones:

  1. Igualdad de género: Promover la igualdad de género es un objetivo central en la sociedad actual. Reconocer y entender las diferencias de género es esencial para abordar la discriminación y promover la equidad entre hombres y mujeres.
  2. Derechos humanos: Todas las personas, independientemente de su género, tienen derechos humanos fundamentales. Discutir las diferencias de género y cómo estas diferencias pueden llevar a la discriminación es importante para garantizar que todos los individuos disfruten de estos derechos.
  3. Estereotipos de género: Las expectativas y estereotipos de género pueden limitar las oportunidades de las personas y perpetuar desigualdades. Hablar de las diferencias de género nos ayuda a desafiar estos estereotipos y a promover una mayor libertad de elección y expresión para todas las personas.
  4. Salud y bienestar: Las diferencias de género también pueden influir en la salud y el bienestar de las personas. Comprender estas diferencias es fundamental para abordar cuestiones de salud específicas de género y garantizar que las necesidades de todos sean atendidas adecuadamente.
  5. Participación en la toma de decisiones: Las diferencias de género pueden influir en la participación de las personas en la toma de decisiones en la familia, la comunidad y la sociedad en su conjunto. Promover la igualdad de género implica asegurarse de que todas las voces sean escuchadas.
  6. Prevención de la violencia de género: Las diferencias de género están relacionadas con la violencia de género y la violencia doméstica. Hablar de estas diferencias es fundamental para prevenir y abordar la violencia de género.
  7. Desigualdad económica: Las diferencias de género también se reflejan en la desigualdad económica. Hablar de estas diferencias es esencial para abordar las brechas salariales y promover la igualdad de oportunidades económicas.
  8. Educación y conciencia: Discutir las diferencias de género contribuye a la educación y la conciencia sobre cuestiones de género. Aumentar la conciencia es el primer paso para el cambio social.

En resumen, hablar de las diferencias de género es esencial para abordar la discriminación, promover la igualdad de género, garantizar los derechos humanos y mejorar la calidad de vida de todas las personas, independientemente de su género. También es fundamental para construir una sociedad más justa y equitativa.

 

Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.

 

 

📌 Diferencias de Género y Conductas Asociadas

  1. Estereotipos de Género

    • Los estereotipos de género son generalizaciones sobre las características, comportamientos o roles que se espera que los hombres y las mujeres adopten en la sociedad. Por ejemplo, se espera que los hombres sean agresivos o racionales, mientras que las mujeres deben ser cuidadoras o emocionales. Estos estereotipos pueden moldear conductas y decisiones, tanto a nivel individual como social.
    • La presión para cumplir con estos estereotipos puede restringir las posibilidades de las personas, limitando su libertad de expresarse o de tomar decisiones fuera de los moldes tradicionales.
  2. Roles de Género y Expectativas Sociales

    • Las expectativas sociales acerca de lo que es «apropiado» para cada género pueden influir profundamente en la educación y en las opciones profesionales de las personas. Por ejemplo, a las mujeres se les puede inculcar que deben centrarse en actividades domésticas o en el cuidado de los demás, mientras que a los hombres se les anima a ser líderes o proveedores. Esto lleva a diferencias en conductas profesionales y en cómo se perciben las habilidades de cada género.
    • En la educación y en el ámbito laboral, estas expectativas pueden influir en la autopercepción y en el desempeño de las personas según su género.
  3. Conductas Emocionales

    • Tradicionalmente, se espera que los hombres oculten sus emociones y no expresen vulnerabilidad, lo que puede llevar a conductas de represión emocional. En cambio, a las mujeres se les anima a expresar abiertamente sus emociones, lo que puede generar expectativas de que sean más sensibles o empáticas.
    • Esta diferencia en la expresión emocional puede generar diferencias en cómo las personas manejan el estrés, las relaciones interpersonales y las conflagraciones emocionales.

📌 La Influencia Social en las Conductas de Género

  1. Socialización de Género

    • Desde la infancia, las personas son socializadas en base a su género, lo que influye en sus comportamientos y en su forma de ver el mundo. Las niñas y los niños son educados en un ambiente donde se les enseña lo que se espera de ellos según su género.
      • Las niñas pueden ser incentivadas a ser más cuidadosas, pasivas y centradas en actividades domésticas o de cuidado, mientras que los niños pueden ser motivados a ser competitivos, independientes y a participar en deportes o juegos físicos.
    • Estas diferencias de socialización afectan no solo las conductas cotidianas sino también los valores que las personas adoptan a medida que crecen.
  2. Diferencias en la Expresión de la Sexualidad

    • Las expectativas sexuales también están influenciadas por las diferencias de género. Se espera que los hombres sean sexualmente activos o iniciadores, mientras que las mujeres suelen ser vistas como más pasivas o reservadas en cuanto a su sexualidad. Esto crea una dinámica desigual en las relaciones sexuales, donde las mujeres pueden sentir presión para cumplir con normas de conducta impuestas, mientras que los hombres pueden ser juzgados si no cumplen con el rol tradicional de «dominante» o «activo».
  3. Conductas en el Ámbito Profesional

    • En el ámbito laboral, las diferencias de género pueden manifestarse en cómo los hombres y las mujeres se comportan en situaciones profesionales. Por ejemplo, los hombres pueden ser percibidos como más decididos y líderes naturales, mientras que las mujeres pueden ser vistas como más colaborativas o cuidadoras.
    • Estas expectativas pueden afectar el avance profesional de las mujeres, ya que se puede asumir que sus habilidades de liderazgo son inferiores o que no tienen la autautoridad que se espera en ciertas posiciones de poder. Además, las mujeres pueden enfrentarse a dificultades para equilibrar trabajo y familia, debido a las expectativas de ser tanto profesionales exitosas como madres ejemplares.

📌 ¿Por Qué es Importante Hablar de las Diferencias de Género?

  1. Desafiar los Estereotipos

    • Hablar de diferencias de género permite reconocer los estereotipos que limitan a las personas y promueven una visión más inclusiva y diversa de los roles de género. Reconocer que las conductas de género son influenciadas por construcciones sociales y culturales, y no solo por diferencias biológicas, permite cuestionar y cambiar los modelos rígidos que perpetúan desigualdades.
  2. Fomentar la Igualdad de Oportunidades

    • Hablar de género también ayuda a crear espacios donde todos puedan tener las mismas oportunidades, independientemente de si son hombres o mujeres. Promueve una sociedad más equitativa, donde las personas no sean limitadas por expectativas de género y puedan desarrollar su potencial en áreas como la educación, el trabajo y la familia.
  3. Redefinir la Identidad de Género

    • En un contexto moderno, las identidades de género son más fluidas y menos estrictas que en el pasado. Hablar de las diferencias de género permite comprender que las personas pueden identificarse con un género que no necesariamente se corresponde con las expectativas tradicionales o biológicas. Esto fomenta la aceptación y la inclusión de una amplia variedad de identidades y orientaciones de género.
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