¿EN QUÉ HAN CAMBIADO LOS MODOS DE CONSUMO?

IMPORTANTE
La historia nos muestra que las bebidas alcohólicas han jugado un papel muy importante en rituales y costumbres de la civilización occidental a lo largo de muchos siglos. ¿Y qué pasa hoy? No cabe duda de que continúa teniendo un destacado papel, con algunos cambios; el alcohol sigue siendo un vehículo dinamizador de los encuentros sociales informales y festivos. Un hecho novedoso ha sido la incorporación de adolescentes a prácticas de consumo llevadas a cabo en concentraciones masivas, los llamados botellones. Esta nueva manera de consumo ha dejado atónitos a muchos adultos y ha roto el mito de que el consumo elevado era cosa de personas adultas y, en todo caso, de jóvenes mayores de edad. Por supuesto que la generación de los padres y abuelos de los jóvenes de hoy también tenía acceso al alcohol, pero el contexto de consumo reunía otras características.
Quizá en estos aspectos contextuales es donde más cambio ha experimentado el consumo etílico. Uno de los contextos preferidos en la iniciación del consumo de alcohol de hace algunos años eran las fiestas y verbenas populares; muchos recuerdos y experiencias de consumo de las generaciones más adultas están ambientadas en esos contextos. Este fenómeno tenía su punto álgido en verano, dado que la concentración de fiestas era mayor y un elevado porcentaje de la población urbana se trasladaba a los pueblos a pasar su mes de vacaciones. Ir a una verbena y beber formaba parte del ritual de la diversión. Las pandillas y grupos acudían a las verbenas, se integraban en ellas (a veces con algún distintivo o indumentaria específica), la gente se divertía en grupo, pero siempre dentro del campo de la fiesta en una mezcla intergeneracional sin fisuras. Hoy el panorama es bien diferente, el veraneo ha perdido sedentarismo y ha ganado en nomadismo, se fraccionan las vacaciones, se reservan para otras fechas o no se tienen. Las fiestas populares, con sus más y sus menos, se mantienen.
Jóvenes
Los jóvenes siguen acudiendo y también consumen, pero lo hacen de espaldas a la fiesta. Van en coche, aparcan en lugares discretos, ponen su música, abren el maletero convertido en minibar y toman sus copas. Como ambientación de fondo, la música del grupo que ameniza la verbena, pero de sus coches salen melodías que llenan el ambiente. Se aprovecha el reclamo de la fiesta para acudir al lugar, se va con un grupo homogéneo sin que se rompa o mezcle en un contexto festivo más amplio. Por supuesto que también se hacían fiestas en casas y pisos, nunca se han dejado de hacer, también eran populares y de éxito, al menos por la concurrencia. Estas fiestas se basaban en el alcohol y la música, y como consecuencia, el ruido para el vecindario. El problema fundamental eran las molestias y de ahí las quejas.
El consumo en sí contaba con mayor tolerancia, no tanto las molestias. Terminada la fiesta a altas horas de la madrugada, cada uno se iba a su casa. El consumo de alcohol estaba muy presente, se trataba de alcanzar «un puntillo» que, sin llegar al desmadre, facilitara la desinhibición y, en consecuencia, la diversión. Lógicamente había gente que se pasaba y alcanzaba el estado de embriaguez pasadas las horas, pero quizá era más la excepción que la regla, por tanto, algo que se debía evitar. Para aquellos que lo lograban, les caía encima una connotación social negativa, por su falta de control y por la imagen peyorativa de ese estado. Esa imagen era más censurable en el caso de las mujeres, de manera que ellas tenían fama de practicar un consumo más controlado y de emborracharse mucho menos que los varones. Al modelo de socialización de antaño dinamizado a través del consumo de alcohol podríamos denominarlo «modelo de diversión festivo». Un joven se integraba yendo a la fiesta, estando allí con los demás.
Alcohol
Era normal estar en la verbena, en un piso y beber alcohol, pero si no lo hacías tampoco pasaba nada, lo importante era la diversión; esta la proporcionaba la compañía, el ambiente, la música y el baile. Por supuesto, el empujón inicial, el puntillo del alcohol lo facilitaba. Muchos/as no bebían alcohol o lo hacían en proporciones más pequeñas, pues la creencia compartida era: «No es necesario beber para divertirse». Hoy esto ha cambiado, el modelo de socialización vigente es el «modelo de consumo abusivo». Es un modelo de diversión típicamente consumista que, aunque siempre ha estado ahí, ahora parece más exclusivo y generalizado entre los jóvenes. Se consume más alcohol, de hecho nunca los adolescentes habían consumido tanto alcohol como ahora, es así tanto para los varones como para las mujeres. Los datos estadísticos alcanzan niveles que no se habían apreciado antes en edades tan tempranas y con la intensidad que lo hacen hoy las mujeres (Plan Nacional de Drogas, 2010).

El mensaje que impera parece claro: hay que beber para divertirse y uno se divierte porque bebe, ya que la abstinencia te lleva a la marginación a través del aislamiento y del aburrimiento. Divertirse con una copa en la mano tiene sus riesgos, uno es la embriaguez, y también en esto se perciben diferencias importantes en generaciones jóvenes anteriores a las de ahora. Para los padres y abuelos de los adolescentes actuales la borrachera tenía una connotación social negativa, claramente era considerada como un desliz, un accidente que a veces pasaba; tenía algo de censura y se atribuía a un fallo por falta de control, siendo el resultado final de un ritmo de ingesta equivocado. Hoy parece que esto también ha cambiado, la embriaguez para muchos adolescentes no es una consecuencia secundaria de una ingesta errónea, sino que es intencionadamente deseada, planificada y buscada como objetivo primordial de la diversión. No es un fallo que a veces pasa, se quiere y se persigue, pasando de ser el resultado final de la diversión que acontecía transcurrido bastante tiempo, a ser algo buscado desde el principio, acelerando la ingesta para lograrlo cuanto antes.
Diversión
La razón es simple: la borrachera es la diversión. Lo que se dice y se hace en ese estado es el objetivo de la diversión en sí. Este fenómeno es nuevo, como lo confirma el aumento significativo de las borracheras en adolescentes, siendo este dato la pauta más significativa en las estadísticas de 10 años a esta parte (Martin, 2012). Es también muy frecuente en las fiestas de adolescentes que los más rezagados en acudir ya se encuentren con gente borracha cuando llegan. La moda de alquilar casas en fines de semana para pernoctar allí con el propósito de beber hasta emborracharse sin que los padres se enteren, va en la misma línea: aumentar el margen para digerir la embriaguez o «cogorza».
En este nuevo contexto, la creencia compartida es que si te emborrachas te diviertes más. También están apareciendo nuevas modalidades de ingesta etílica asociadas a la búsqueda de nuevas sensaciones y a la consecución rápida del «colocón». Estas modalidades responden a neologismos como eyeballing, oxy-shots, tampodka o slimming que, surgidas en el mundo anglosajón, se han difundido por otros países a través de Youtube. Se trata de formas de consumo distintas de la ingesta oral, así tampodka o slimming consisten en la aplicación de tampones de alcohol de alta graduación, como vodka, en la vagina o el ano; así, la absorción es más rápida ya que de las mucosas va directamente a la sangre sin pasar por el hígado. El oxy-shots es el consumo con dispositivos de nebulización broncodilatadores y en el eyeballing consiste en la aplicación directa del alcohol en las mucosas oculares. Son formas de consumo que aceleran la aparición de la embriaguez resultando también compatibles con la ingesta oral. Conllevan un riesgo adicional, ya que pueden causar lesiones en la córnea, los pulmones y la destrucción de la flora vaginal, pero cuentan con la aprobación de los jóvenes por la rapidez de sus efectos, por ser algo novedoso y por evitar el aliento a alcohol (Youtube.com y taringa.net). No cabe duda de que el papel socializador llevado a cabo en contextos festivos al amparo del alcohol ha cambiado, pues antes los jóvenes se incorporaban al mundo adulto asimilando la pauta de consumo tradicional.
Intereses
Al instaurarse la pauta de consumo juvenil de hoy, el propio alcohol no ha podido escapar de los intereses económicos de un mercado globalizado y, como todos los productos en ese gran escaparate, se trata de conseguirlo al menor precio. La socialización de los jóvenes mediada por el consumo de alcohol estaba siendo prohibitiva para muchos de ellos y el mundo empresarial de los adultos había convertido la necesidad de socialización de los jóvenes en un lucrativo negocio. Los botellones, los maleteros-bar son la respuesta a un mercado globalizado de diseño y dominio adulto. Los jóvenes no quieren renunciar a su socialización ni al alcohol como mediador de la misma, solo han renunciado a los lugares que los adultos les ofertan para ello. Han decidido encontrarse rompiendo con el control mediático de la industria del ocio, han querido alejarse de sus intereses, de sus locales y de sus precios.

Los botellones apuntan a que no quieren socializarse en soledad, sino de forma más autónoma; tampoco en aquellos locales, sino en los suyos, en sus parques; y tampoco a un alto coste, sino al de sus bolsillos. Hay otra cosa esperanzadora en todo esto; si bien en la mayoría de los casos el alcohol tienen una función relacional-recreativa y los jóvenes de hoy beben más que antes, la gran mayoría no da el paso hacia la dependencia o consumo problemático. Los adolescentes beben mucho pero a medida que van madurando controlan más su ingesta reduciendo las tasas de consumo. Así que los jóvenes de hoy se caracterizan por desarrollar un consumo intensivo cuando salen a divertirse; muchos y en mayor proporción que antes, se pegan auténticos atracones hasta alcanzar la borrachera. Esta pauta no es progresiva ni se alarga en el tiempo, ya que pasada la etapa de la adolescencia, se impone el control sobre el consumo, la ingesta se modera, el consumo se hace más racional y en muchos casos impera la abstinencia.
Los modos de consumo han experimentado numerosos cambios en las últimas décadas debido a una serie de factores, incluyendo el avance de la tecnología, los cambios culturales y sociales, y las tendencias económicas. Algunos de los cambios más significativos en los modos de consumo incluyen:
- Comercio Electrónico: El auge del comercio electrónico o las compras en línea ha transformado la forma en que las personas adquieren productos. Los consumidores pueden comprar una amplia gama de bienes y servicios desde la comodidad de sus hogares a través de plataformas en línea como Amazon, eBay y numerosas tiendas en línea.
- Entrega a Domicilio: Los servicios de entrega a domicilio, tanto de alimentos como de productos en general, se han vuelto más comunes. Las aplicaciones de entrega permiten a los consumidores pedir comida, comestibles, productos de belleza y más para ser entregados en su puerta.
- Consumo de Contenidos en Streaming: La transición de la televisión tradicional a las plataformas de streaming ha cambiado la forma en que las personas consumen entretenimiento. Plataformas como Netflix, Disney+, Hulu y otras ofrecen acceso a una amplia variedad de contenido bajo demanda.
- Economía Compartida: El surgimiento de empresas de economía compartida como Uber, Airbnb y otras ha cambiado la forma en que las personas utilizan servicios de transporte y alojamiento.
- Sostenibilidad: Cada vez más, los consumidores están preocupados por la sostenibilidad y buscan productos y servicios que sean respetuosos con el medio ambiente. Esto ha llevado a un aumento en la demanda de productos ecológicos y sostenibles.
- Personalización: La tecnología ha permitido la personalización de productos y servicios. Los consumidores pueden personalizar sus pedidos de ropa, alimentos, muebles y más de acuerdo a sus preferencias individuales.
- Redes Sociales y Marketing Digital: Las redes sociales desempeñan un papel importante en la promoción de productos y la influencia en las decisiones de compra. Las estrategias de marketing digital, como la publicidad en línea y el marketing de influencia, se han vuelto fundamentales en la promoción de productos.
- Tendencias de Estilo de Vida: Los cambios en las tendencias de estilo de vida, como el interés en la alimentación saludable, el bienestar y la vida sostenible, han influido en los hábitos de consumo. Las personas buscan productos y servicios que se alineen con sus valores y preferencias de estilo de vida.
- Movilidad: Los dispositivos móviles han permitido a los consumidores realizar compras en cualquier lugar y en cualquier momento. Las aplicaciones móviles también han facilitado la comparación de precios y la obtención de ofertas.
- Acceso en lugar de posesión: Algunos consumidores están optando por el acceso en lugar de la posesión. Por ejemplo, en lugar de comprar un automóvil, optan por servicios de uso compartido de automóviles. Esta tendencia se refleja en la economía de acceso.
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1. Cambios en los modos de consumo de productos y servicios
🔹 1.1. Digitalización y acceso instantáneo
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E-commerce: La compra de productos y servicios ha migrado en gran medida al mundo digital. Hoy, es común comprar en línea, ya sea ropa, alimentos, tecnología o entretenimiento.
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Servicios streaming: En lugar de adquirir productos físicos, los consumidores ahora acceden a contenido a través de plataformas como Netflix, Spotify o YouTube, lo que ha reducido la demanda de medios tradicionales (DVD, CD, etc.).
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Economía digital: Con el auge de aplicaciones y plataformas digitales (como Uber, Airbnb, Amazon), la forma en que adquirimos bienes y servicios ha cambiado, apostando por la comodidad, accesibilidad y personalización.
🔹 1.2. Nuevas formas de consumir alimentos y bebidas
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Delivery y comida rápida: El aumento de plataformas de entrega de comida como UberEats y Rappi ha transformado la forma en que comemos, facilitando el acceso a una variedad de opciones de comida sin tener que salir de casa.
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Consumo consciente: Existe un creciente interés por el consumo sostenible, con más personas eligiendo productos orgánicos, locales o ecológicos. La preocupación por el impacto ambiental y la salud ha incrementado la demanda de productos naturales y dietas más saludables.
🔹 1.3. Consumo colaborativo
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Plataformas como Airbnb y TaskRabbit promueven el consumo compartido de recursos, como viviendas o servicios, lo que permite una accesibilidad mayor sin necesidad de posesión total del bien.
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Este tipo de consumo ha impulsado la economía colaborativa, que promueve la utilización compartida de productos y servicios, especialmente entre generaciones más jóvenes.
2. Cambios en los modos de consumo de sustancias
🔹 2.1. Digitalización del consumo de entretenimiento
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Videojuegos y realidad virtual: Los jóvenes están adoptando nuevas formas de entretenimiento a través de plataformas de videojuegos en línea, algunas de las cuales permiten consumir experiencias compartidas de manera virtual.
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Influencers y marketing digital: Las marcas ya no dependen exclusivamente de la publicidad tradicional; se han aliado con influencers en redes sociales para promocionar productos, muchos de los cuales pueden ser productos digitales o servicios en línea.
🔹 2.2. Consumo de drogas y sustancias psicoactivas
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Nuevas drogas y productos sintéticos: El consumo de drogas sintéticas (como el éxtasis, LSD y otras drogas de diseño) ha aumentado, a menudo consumidas en fiestas o entornos virtuales.
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Consumo en línea: El mercado negro de drogas ha migrado a la web profunda (dark web), lo que ha facilitado el acceso y anonimato para el consumo y distribución de sustancias.
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Reducción de estigma en el consumo de marihuana: En muchos países, la legalización de la marihuana ha hecho que el consumo sea más abierto y menos estigmatizado, cambiando las actitudes hacia esta sustancia.
🔹 2.3. Influencia de las redes sociales en las conductas de consumo
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Comportamiento de imitación: El aumento de los selfies, videos de estilo de vida y demostraciones públicas de consumo en redes sociales (como Instagram y TikTok) ha influido en el comportamiento de consumo, desde la ropa hasta las drogas y bebidas.
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Presión por la validación social: Los adolescentes y jóvenes sienten que deben mostrar una vida «perfecta», lo que los lleva a consumir productos o servicios que se perciben como moda o para conseguir aceptación social.
3. Factores que han impulsado estos cambios
🔹 3.1. Avances tecnológicos y accesibilidad digital
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El acceso a internet, smartphones y plataformas en línea ha transformado radicalmente los hábitos de consumo, haciendo todo más rápido, accesible y conveniente. Los consumidores pueden obtener productos al instante desde cualquier parte del mundo.
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La creación de nuevas aplicaciones ha transformado desde el consumo de entretenimiento hasta las compras diarias.
🔹 3.2. Cambio en valores y conciencia social
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Los consumidores de hoy están cada vez más concienciados con la sostenibilidad, el bienestar social y la ética empresarial, lo que está cambiando el tipo de productos que se eligen.
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Responsabilidad social: Muchas marcas están adoptando prácticas más responsables en cuanto a la producción ética, el comercio justo y la minimización del impacto ambiental.
🔹 3.3. Cambios en las relaciones sociales
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Las plataformas sociales han alterado la forma en que las personas interactúan y consumen contenido. Esto también ha cambiado las formas de trabajo y de relaciones familiares.
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Globalización: La capacidad de acceder a productos y servicios de todo el mundo ha generado una mayor diversidad de opciones para los consumidores, pero también una mayor competencia entre marcas.
4. Consecuencias de estos cambios en los modos de consumo
🔹 4.1. Impacto en el bienestar emocional y psicológico
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El consumo constante de información y entretenimiento digital puede generar fatiga mental y contribuir a trastornos como la ansiedad o la depresión, especialmente en los jóvenes.
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El consumo inmediato de productos y servicios puede fomentar la impaciencia y la insatisfacción, ya que los consumidores buscan gratificación instantánea.
🔹 4.2. Preocupaciones ambientales
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Aunque el consumo responsable está en aumento, el crecimiento de la economía digital y el e-commerce también ha contribuido al aumento de la huella de carbono, debido al envío masivo de productos y la explotación de recursos naturales para la producción tecnológica.
🔹 4.3. Desigualdad y accesibilidad
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No todos los sectores de la población tienen el mismo acceso a las tecnologías que facilitan este tipo de consumo. Las desigualdades económicas y sociales también juegan un papel crucial en cómo las personas pueden acceder a los productos o servicios de consumo moderno.