¿QUÉ SIGNIFICA QUE LAS DROGAS SON UNA RECOMPENSA?

¿QUÉ SIGNIFICA QUE LAS DROGAS SON UNA RECOMPENSA?

CONSUMICIÓN 

 

Puede suceder que un individuo que consume drogas no lo haga porque busque el placer que le reporta la droga por sí misma, sino que busque otras recompensas asociadas al hecho o situación de consumo. En este caso, el individuo le da más valor al refuerzo secundario ligado al consumo que a la droga consumida (refuerzo primario). El consumo de drogas como refuerzo de segundo orden está presente por ejemplo, cuando decimos que hay jóvenes que consumen por «la presión del grupo», lo que quiere decir que fumar o beber no es lo más importante para ellos, pero sí lo es conseguir la aceptación de los demás en un grupo. Sentirse uno más, considerarse valorado es una gratificación de vital importancia para los adolescentes y hacen lo que sea por obtenerla.

¿QUÉ SIGNIFICA QUE LAS DROGAS SON UNA RECOMPENSA?

Algunos adolescentes de carácter tímido o con dificultades para relacionarse se convierten en los candidatos más «vulnerables» al consumo por esta motivación. El proceso puede secuenciarse del siguiente modo: las drogas de tipo recreativo (alcohol, de diseño, cannabis) favorecen la expresión de emociones y la comunicación verbal. El individuo se siente y expresa de una manera más suelta o desinhibida, sintonizando con el estado emocional del grupo; en este caso, las sustancias consumidas le han facilitado crear una situación en la que se siente a gusto. Este nivel de satisfacción representa el refuerzo condicionado y para alcanzarlo ha de llevarse a cabo el consumo, de manera que asociará dicho consumo a integración y empatía. Otras veces la gratificación tiene que ver con el bienestar que se siente cuando uno se ve aliviado de algo que le molesta, estresa, preocupa y agobia.

 

Satisfacción 

En estos casos, la eliminación de tal estado supone una satisfacción y funciona también como un potente refuerzo, de manera que ante esas situaciones desagradables se buscará aquello que las neutraliza, la droga consumida produce satisfacción por la neutralización de estados disfóricos.

 

La idea de que las drogas son una «recompensa» se refiere a la percepción de que el consumo de sustancias psicoactivas, como el alcohol, el tabaco, las drogas ilegales, entre otras, proporciona ciertos beneficios o placeres temporales que pueden llevar a las personas a consumirlas de manera repetida. Este concepto está relacionado con la forma en que el cerebro responde a ciertas sustancias y cómo puede generar una sensación de recompensa.

En términos neurológicos, muchas drogas actúan sobre el sistema de recompensa del cerebro, que está involucrado en la regulación del placer, la motivación y la satisfacción. Cuando una persona consume una droga que activa este sistema, puede experimentar sensaciones placenteras, eufóricas o de alivio. Como resultado, el cerebro puede asociar el consumo de la droga con una sensación de recompensa, lo que refuerza el deseo de consumirla nuevamente.

Sin embargo, este efecto de recompensa es a menudo de corta duración y seguido de efectos negativos, como resaca, deterioro de la salud, problemas legales y sociales, entre otros. A largo plazo, el consumo de drogas puede llevar a la adicción, lo que significa que la persona necesita consumir cada vez más la sustancia para experimentar los mismos efectos placenteros.

Es importante destacar que la percepción de que las drogas son una recompensa es engañosa, ya que los riesgos y las consecuencias negativas superan con creces cualquier placer temporal que puedan proporcionar. Por lo tanto, es fundamental entender que el consumo de drogas puede ser perjudicial para la salud física y mental, y buscar ayuda en caso de problemas de adicción. La prevención, la educación y el apoyo son esenciales para abordar este problema de salud pública.

 

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Factores clave en esta recompensa:

  1. Efecto placentero inmediato: Muchas drogas producen una sensación de euforia o relajación casi instantánea.

  2. Refuerzo del consumo: Como el cerebro asocia la sustancia con placer, la persona puede sentir la necesidad de volver a consumirla.

  3. Reducción de malestar: Algunas personas recurren a las drogas para aliviar estrés, ansiedad o tristeza, reforzando la idea de que son una “solución” rápida.

  4. Cambio en la química cerebral: Con el tiempo, el cerebro puede volverse menos sensible a la dopamina natural, haciendo que la persona dependa de la sustancia para sentirse bien.

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