¿CÓMO NOS ENGAÑAN LAS DROGAS?

¿CÓMO NOS ENGAÑAN LAS DROGAS?

CEREBRO 

 

El cerebro humano no es un producto de la modernidad, sino la expresión de un proceso de desarrollo y evolución que dura ya miles de años. Entre los sistemas cerebrales desarrollados destaca uno de especial importancia para comprender la conducta adictiva, el denominado «sistema de recompensa». Se trata de un circuito neuronal localizado en áreas intermedias y profundas del cerebro (núcleo acumbens, amígdala), un complejo sistema interrelacionado con diferentes núcleos y estructuras que registra y procesa todo aquello que tenga que ver con el placer y las gratificaciones, aspectos que claramente están implicados con las conductas de supervivencia, entre ellas dos importantes: la alimentaria y la sexual. Con la activación de este circuito se experimenta sensación de placer y, mientras se experimenta esa sensación, se guardan en la memoria los estímulos asociados a esas conductas placenteras. La consolidación de este archivo permite contextualizarlas y si en el futuro el individuo vuelve a ser expuesto a esa estimulación contextual, su capacidad evocadora suscita conductas de acercamiento.

¿CÓMO NOS ENGAÑAN LAS DROGAS?

Si de las conductas básicas que protegen la supervivencia desterramos el placer, el ser humano se convertiría en algo apático con riesgo de extinguirse; así por ejemplo, no se come por obligación cuatro veces al día, ni se lleva a cabo la conducta sexual para dejar descendencia en cada una de ellas. La evolución se ha encargado de asociar placer a muchas conductas que resultan imprescindibles para la supervivencia y eso nos aleja de la extinción. Sabemos que el centro de operaciones del placer en el cerebro se descubrió por los años cincuenta del pasado siglo, al comprobar en animales experimentales que llegaban a la extenuación apretando una palanca para recibir una mínima descarga eléctrica en una zona concreta de su cerebro que acabó asociada con el centro placer. Años más tarde se comprobó que las ratas eran capaces de autoadministrarse una droga de manera reiterada hasta llegar a morir. Estos hallazgos con animales se extrapolaron y reforzaron la idea de que los seres humanos buscan la droga para experimentar sus efectos placenteros, más que para evitar las consecuencias negativas de la abstinencia.

 

El mundo 

Lo importante de esto es que todo el mundo estaba de acuerdo en una característica que tenían las drogas: su capacidad de activar zonas del cerebro relacionadas con el placer. Teniendo en cuenta el papel del placer en las conductas de supervivencia, podemos imaginar al cerebro humano cometiendo errores al asociar el placer de las drogas con algo importante para la supervivencia, elaborando decisiones, incrementando la motivación y ejecutando acciones de búsqueda e ingesta de drogas. Además, la reiterada activación de esos circuitos consolida en el cerebro un aprendizaje erróneo: «Las drogas son importantes para subsistir». Realmente parece que los consumidores más adictos se implican en la procura de la droga como si en ello se les fuera la propia vida, lo que enfatiza dicho error.

¿CÓMO NOS ENGAÑAN LAS DROGAS?

Pero, ¿por qué el cerebro tiene dificultades para controlar este tipo de conducta? Recordemos que con la activación del circuito de la recompensa se potencia el aprendizaje de las conductas relacionadas con su consecución, pues se memorizan fácilmente los estímulos contextuales asociados; este tipo de recuerdos es muy resistente al olvido y posee una gran potencia motivacional; debe ser así, ya que en el fondo para el sujeto tienen que ver con la viabilidad del individuo como especie.

 

Las drogas pueden engañarnos de varias maneras, y es importante comprender estos engaños para evitar caer en la adicción y sus consecuencias negativas. Algunos de los principales engaños de las drogas son:

  1. Placer temporal: Muchas drogas, como el alcohol o las drogas ilegales, pueden proporcionar una sensación inmediata de placer y euforia. Esto puede llevar a las personas a creer que el consumo de drogas es inofensivo y gratificante en el corto plazo.
  2. Alivio de malestares: Algunas personas recurren a las drogas para aliviar el estrés, la ansiedad, la depresión u otros malestares emocionales. Las drogas pueden ofrecer un escape temporal de estos problemas, lo que puede llevar a la creencia errónea de que son una solución efectiva.
  3. Falsa sensación de control: En las etapas iniciales de uso de drogas, algunas personas pueden sentir que tienen un control total sobre su consumo y que pueden detenerse en cualquier momento. Esto puede llevar a una subestimación de la capacidad adictiva de las drogas.
  4. Tolerancia: Con el tiempo, el cuerpo desarrolla tolerancia a muchas drogas, lo que significa que se necesita una cantidad cada vez mayor para lograr el mismo efecto. Esto puede llevar a un aumento en el consumo de drogas, lo que a su vez aumenta el riesgo de adicción.
  5. Engaño cerebral: El cerebro puede ser engañado por el consumo de drogas, ya que las sustancias químicas en las drogas pueden alterar la función cerebral y las vías de recompensa. Esto puede hacer que el cerebro anhele continuamente la droga y sienta que la necesita para funcionar correctamente.
  6. Negación: La adicción a menudo va acompañada de negación, donde la persona adicta niega o minimiza los problemas relacionados con el consumo de drogas. Esto puede llevar a una falta de conciencia sobre la gravedad de la situación.
  7. Autoengaño: Las personas pueden convencerse a sí mismas de que pueden controlar su consumo de drogas y que no están experimentando problemas. Esto puede retrasar la búsqueda de ayuda.
  8. Evitación de síntomas de abstinencia: En muchos casos, el miedo a los síntomas de abstinencia puede llevar a un consumo continuo de drogas. Las personas pueden sentir que necesitan la droga solo para evitar sentirse mal.

 

Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.

 

 

¿Cómo engañan las drogas al cerebro?

  1. Alteración del sistema de recompensa:
    El cerebro humano tiene un sistema de recompensa que se activa cuando experimentamos placeres naturales, como comer, dormir o tener relaciones sociales. Las drogas, en particular las que afectan los neurotransmisores como la dopamina (que regula el placer y la motivación), pueden activar este sistema de manera más intensa y de forma artificial.

    • Por ejemplo, la cocaína y las anfetaminas aumentan la liberación de dopamina, generando sensaciones de euforia.

    • La heroína y otras opiáceas estimulan los receptores de dopamina y otros neurotransmisores, creando una sensación de bienestar extremo o «subidón».

  2. Desensibilización y tolerancia:
    Con el consumo repetido de drogas, el cerebro se adapta a los efectos de la sustancia. Esto significa que, con el tiempo, se necesita más cantidad de la droga para obtener el mismo «efecto» o sensación de gratificación, un proceso conocido como tolerancia.

    • Este cambio hace que la persona necesite consumir más para experimentar el mismo placer, lo que puede llevar a un consumo excesivo o peligroso.

  3. Desregulación emocional:
    Las drogas también afectan las áreas del cerebro que regulan las emociones, como el sistema límbico. Al alterar estos procesos, las drogas pueden engañarnos haciéndonos sentir que estamos resolviendo o manejando problemas emocionales, cuando en realidad estamos suplantando soluciones a largo plazo por una gratificación temporal.

    • Por ejemplo, el alcohol puede generar una falsa sensación de relajación o alivio del estrés, mientras que en realidad, a largo plazo, puede empeorar la ansiedad o la depresión.

  4. Bloqueo de la señalización normal:
    Algunas drogas, como los alucinógenos, pueden interferir con la forma en que el cerebro procesa las señales sensoriales. Estas sustancias pueden hacer que una persona vea, escuche o perciba cosas que no están realmente allí, engañando la percepción de la realidad.

    • Esto puede llevar a una desconexión entre lo que la persona experimenta y lo que realmente está sucediendo en su entorno, aumentando el riesgo de tomar decisiones peligrosas.

  5. Alteración en la toma de decisiones y el juicio:
    Muchas drogas afectan la corteza prefrontal del cerebro, una región crucial para la toma de decisiones, el autocontrol y la planificación. Al alterar su funcionamiento, las drogas pueden reducir nuestra capacidad para evaluar correctamente los riesgos, tomar decisiones racionales o considerar las consecuencias de nuestros actos.

    • Esto explica por qué las personas bajo el efecto de sustancias a menudo toman decisiones impulsivas o arriesgadas que normalmente evitarían.

Engaño a largo plazo:

Con el tiempo, el cerebro se adapta y se reconfigura para depender de la sustancia, lo que se traduce en adicción. En este punto, el cerebro ya no produce las cantidades naturales de dopamina o bienestar sin la droga, lo que hace que el consumo se vuelva una necesidad para «sentirse normal». Esto refuerza el ciclo de consumo y adicción.

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