¿HAY RAZONES PARA ORIENTAR Y PREVENIR DESDE EL MEDIO ESCOLAR?

ORIENTACIÓN
Hay razones más que suficientes para llevar a cabo esa tarea de orientación desde el medio escolar. Destacamos algunas:
a) La escuela es el espacio más saludable que promueve la integración de la persona con su medio natural y social. En este espacio privilegiado, los protagonistas principales, alumnos y profesores, interactúan y se influyen mutuamente generando un contexto enriquecido para estimular valores, inculcar hábitos, desarrollar actitudes positivas y conocimientos básicos que permitan a las personas bajo su tutela alcanzar estilos de vida más saludables (Sigampa, Ferriani y Nikano, 2005). La escuela es incluso capaz de compensar carencias cuando las condiciones sociofamiliares de un alumno sean adversas, pudiendo crear condiciones de protección individualizadas y únicas que ayuden a superarlas.
b) Por evolución, puesto que en la edad escolar el individuo adquiere las bases de su comportamiento, el sentido de la responsabilidad, la capacidad de juzgar, de pensar y actuar por sí mismo. Es el momento óptimo para trabajar inculcando estilos y hábitos saludables que perduren para toda la vida. El desarrollo evolutivo humano se despliega en todas sus potencialidades a lo largo del proceso educativo y el resto de la vida es una oportunidad para realizarlas. Es la etapa en la que se adoptan hábitos higiénicos básicos, se descubren las potencialidades del cuerpo y de la mente. Durante la juventud surgirán problemas y dificultades que el individuo ha de saber encauzar o compensar con habilidades y estrategias adquiridas, en muchos casos, durante su paso por la institución educativa.
c) Por amplitud, es decir, la educación debe abarcar el desarrollo integral de la persona, acompañándola en todas las etapas. Las propuestas educativas deben ser específicas y adaptadas a la situación evolutiva de los alumnos, procurando incidir de manera integradora en el ámbito afectivo, cognitivo, ético y psicosocial. El objetivo es cubrir necesidades evolutivas y suplir deficiencias que vayan surgiendo en aras a alcanzar el desarrollo integral que se pretende.
d) Por delegación, ya que cuando se hacen sondeos de opinión y se le pregunta a la gente quién debería hacer más para ayudar a los jóvenes a ser competentes en habilidades para la vida, se remite a la escuela como la instancia que más puede hacer y más preparada está para conseguir algo en ese sentido. Se subraya la preparación de los profesionales que trabajan en los centros educativos y de los especialistas que los complementan, así como de las ventajas de los compañeros y amigos para los propios escolares. El encauzar estos recursos en pro del alumno con dificultades redunda beneficios para su bienestar.
e) Por subsidiariedad. El papel de la familia como instancia primordial para la educación de los hijos ha sufrido en los últimos decenios un cambio considerable. La ocupación laboral de los progenitores, las familias monoparentales, el no poder contar con los abuelos y un largo etcétera han reducido el tiempo que los padres pueden pasar al lado de sus hijos. Con frecuencia los padres desarrollan una jornada laboral larga e intensa, de manera que los momentos para la charla sosegada con los hijos al regresar al hogar no son propicios, y además el descanso y los preparativos para la jornada siguiente los absorben. Hoy el hogar familiar es menos lugar de encuentro y más lugar para el trabajo y descanso; cada vez con más frecuencia las familias ponen en marcha servicios para el cuidado de sus hijos pequeños y cuando se incorporan a la escuela, delegan en ella esa labor formativa que muchos ya no están en condiciones de poder ofertar. Quizá por ello a la escuela se le esté demandando algo más que en otros tiempos no se le pedía; lo cierto es que si ese más no se aporta, en muchos casos, la familia no lo puede compensar y lo acaban sufriendo los menores. Esta falta de tiempo también se nota cuando los centros educativos requieren la colaboración de los padres en algunas de sus actividades, por ejemplo: los programas preventivos que desde la escuela se extienden a la familia dejan mucho que desear y la razón siempre tiene que ver con la escasa asistencia de los padres.

f) Por extensión, ya que en el medio escolar confluyen y afloran problemas que tienen un marco de referencia bastante más amplio, la escuela aborda algunos de ellos por ser de su incumbencia directa, como son por ejemplo el absentismo de las aulas, el desinterés por lo académico y el fracaso escolar; pero muchos otros interfieren con estos: las conductas violentas, el acoso, la intolerancia, la xenofobia, la desigualdad, las conductas adictivas. Tanto estos como aquellos se relacionan y comparten elementos comunes, por ello sería muy adecuado intentar intervenciones preventivas integrales.
g) Por estrategia, la institución escolar es la única que tiene bajo su tutela a la totalidad de la población en proceso de formación. Este hecho supone una gran ventaja, pues con la debida coordinación y sin grandes esfuerzos, se puede abarcar la totalidad de la población diana, ya que el verdadero problema de las intervenciones de carácter universal es reunir a la población a la que va destinada. La escuela permite llegar a la totalidad de la población infanto-juvenil, bien sea de un curso, un centro, un barrio, una ciudad, una comunidad o un país. Ello supone una gran comodidad y considerable ahorro de tiempo.
h) Por la receptividad de los escolares. La población escolar, por razones evolutivas, se muestra especialmente receptiva y sensible a recibir contenidos y recomendaciones. La autoridad, el prestigio y la simpatía que muchos profesores despiertan en sus alumnos multiplica la receptividad de estos y su adhesión ante sus propuestas es una importante garantía de éxito.
i) Por analogía con el medio social, es decir, la población escolar pasa la mayor parte de su tiempo en la institución educativa, esta institución es fiel reflejo del micromundo social donde se ubica y supone una especie de entrenamiento para la vida en la sociedad. Cuando a un alumno se le enseña a compartir, a respetar, a arreglar diferencias con sus compañeros, a ser tolerante, a tener paciencia con otros que llevan otro ritmo, a colaborar, a dialogar…, es para que sepa desenvolverse mejor en su vida social posterior.
j) Por la experiencia de sus profesionales, en la escuela se pueden detectar problemas tempranos y orientar hacia alternativas de solución. El profesorado posee la capacidad y la formación necesarias para detectar situaciones de especial vulnerabilidad e intervenir sobre ellas. Puede contar con la participación de una serie de mediadores sociales muy amplia, desde los padres y psicólogos, hasta otros agentes sociales que actúan en conexión con el entorno escolar: asistentes sociales del municipio o personal sanitario de los centros médicos, pudiendo prestar una gran ayuda en la búsqueda de soluciones para aquellos alumnos con problemáticas más difíciles.
k) Por modelado, la escuela se considera el espacio ideal para la interacción y el intercambio social entre los menores, lo cual supone que los escolares pueden potenciar al máximo las posibilidades de aprender unos de otros, de imitarse y corregirse. Si enseñamos habilidades para la vida, las posibilidades de asimilación por el juego, la imitación por observación y el consejo de otros se verá potenciada. Todos hemos experimentado la influencia de los compañeros y sabemos lo importante que es cuando su influencia converge hacia actitudes positivas. La influencia del grupo de iguales es crucial a lo largo del período de escolarización, pero especialmente en la adolescencia. La escuela posee una ventaja sobre otras instituciones, como por ejemplo la familia, puesto que, por ejemplo, permite abordar conductas problemáticas en grupo. Muchas veces es donde se han generado y donde se deben corregir.
Existen varias razones fundamentales para orientar y prevenir el consumo de drogas y otros comportamientos de riesgo desde el medio escolar:
- Edad temprana de inicio: El consumo de drogas a una edad temprana aumenta el riesgo de adicción y sus consecuencias negativas a largo plazo. La escuela es un entorno propicio para la educación temprana sobre los riesgos del consumo de drogas.
- Influencia de los compañeros: Los compañeros y el entorno escolar tienen una influencia significativa en las decisiones de los adolescentes. La orientación en la escuela puede ayudar a contrarrestar la presión de grupo que puede llevar al consumo de drogas.
- Educación y concienciación: La escuela es un lugar ideal para proporcionar información precisa y educación sobre los efectos dañinos de las drogas, así como estrategias de prevención.
- Desarrollo de habilidades de afrontamiento: Los estudiantes pueden aprender habilidades efectivas de afrontamiento para lidiar con el estrés, la presión de grupo y otros factores que pueden llevar al consumo de drogas.
- Identificación temprana de problemas: Los profesionales de la educación pueden estar en una posición única para identificar a estudiantes en riesgo y derivarlos a servicios de tratamiento o apoyo.
- Promoción de un entorno saludable: Las escuelas pueden promover un entorno seguro y saludable donde los estudiantes se sientan respaldados y motivados a tomar decisiones saludables.
- Construcción de relaciones de confianza: Los educadores pueden construir relaciones de confianza con los estudiantes, lo que facilita la comunicación abierta y la búsqueda de ayuda cuando sea necesario.
- Prevención de problemas académicos: El consumo de drogas puede afectar negativamente el rendimiento académico. La prevención del consumo de drogas puede contribuir a un mejor desempeño escolar.
- Fomento de la resiliencia: La educación en la escuela puede ayudar a los estudiantes a desarrollar resiliencia, lo que les permite enfrentar mejor los desafíos y resistir la presión de grupo.
- Responsabilidad social: Las escuelas desempeñan un papel importante en la formación de ciudadanos responsables y conscientes de los problemas de la sociedad, incluido el consumo de drogas.
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1. Formación de hábitos y valores desde una edad temprana
Las escuelas son el entorno ideal para inculcar en los estudiantes hábitos de vida saludables y valores que promuevan el bienestar. La educación sobre los riesgos del consumo de drogas y otras conductas de riesgo puede prevenir futuros problemas de dependencia. Además, se pueden fomentar valores como el respeto, la responsabilidad y la toma de decisiones informadas.
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Prevención primaria: Mediante la educación, los estudiantes pueden conocer los riesgos del consumo y cómo tomar decisiones saludables.
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Habilidades para la vida: La escuela puede enseñar habilidades para enfrentar la presión social, el estrés y las emociones, herramientas clave para evitar caer en comportamientos de riesgo.
2. Influencia del entorno escolar en el desarrollo de los adolescentes
La adolescencia es una etapa de desarrollo en la que los jóvenes son particularmente vulnerables a la influencia del entorno social y familiar. El medio escolar tiene un impacto directo sobre la autoestima, la identidad y la socialización de los adolescentes. Un entorno escolar positivo, con actividades formativas, apoyo emocional y programas preventivos, puede reducir las probabilidades de que los jóvenes busquen comportamientos de riesgo como el consumo de sustancias.
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Modelos de referencia: Los profesores y el personal educativo son modelos a seguir para los estudiantes, por lo que su orientación y ejemplo tienen una gran influencia en la toma de decisiones de los jóvenes.
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Red de apoyo: Las escuelas ofrecen una red de apoyo entre compañeros y adultos que pueden identificar señales tempranas de problemas y proporcionar el acompañamiento adecuado.
3. Intervención temprana y detección precoz
La escuela es un espacio privilegiado para la detección temprana de problemas de conducta o consumo de sustancias. Los maestros y consejeros escolares tienen contacto diario con los estudiantes, lo que les permite identificar posibles riesgos o signos de dependencia antes de que se conviertan en un problema mayor.
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Señales de alerta: El personal escolar está capacitado para detectar cambios en el comportamiento, el rendimiento académico o las relaciones interpersonales que podrían indicar el consumo de sustancias o problemas emocionales.
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Intervención inmediata: Con programas adecuados, la escuela puede ofrecer apoyo desde el primer momento, ya sea mediante consejería, orientación psicológica o derivación a profesionales externos.
4. Refuerzo de la capacidad de resiliencia y toma de decisiones
La orientación en el medio escolar también se enfoca en fortalecer las habilidades de los estudiantes para hacer frente a la adversidad y tomar decisiones saludables. Desarrollar la resiliencia emocional y la capacidad para tomar decisiones informadas frente a la presión social puede ser una de las mejores formas de prevención.
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Educación emocional: Programas que promuevan la inteligencia emocional ayudan a los estudiantes a manejar situaciones estresantes, la presión de grupo y las dificultades emocionales sin recurrir al consumo de sustancias u otras conductas de riesgo.
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Toma de decisiones autónoma: Instruir a los jóvenes sobre cómo tomar decisiones que respeten su bienestar y valores puede reducir la vulnerabilidad frente a situaciones de riesgo.
5. Colaboración con familias y comunidad
Las escuelas no son entes aislados; son parte de una comunidad más grande que incluye a las familias. Por ello, es importante que las estrategias de orientación y prevención se realicen de manera conjunta con los padres y la comunidad. Las escuelas pueden ser un punto de enlace donde los padres reciban orientación sobre cómo abordar el consumo de sustancias en el hogar y cómo reforzar los mensajes preventivos.
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Programas de sensibilización: Organizar talleres o actividades para padres y familias para que comprendan los riesgos y las señales de alarma de la dependencia y otros problemas relacionados con los adolescentes.
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Red de apoyo familiar y escolar: La colaboración entre la escuela, la familia y otros actores comunitarios es fundamental para crear una red de apoyo sólida para el adolescente.
6. Desarrollo de programas preventivos y educativos
La escuela es el lugar ideal para implementar programas educativos que promuevan la prevención y la salud. Estos programas pueden incluir talleres, charlas y actividades diseñadas para sensibilizar a los estudiantes sobre los peligros del consumo de drogas y otros riesgos.
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Enfoque educativo integral: Los programas pueden combinar contenidos sobre los efectos negativos de las sustancias, pero también actividades que fortalezcan las habilidades de los jóvenes para rechazar la presión de grupo y elegir opciones saludables.
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Espacios de diálogo y reflexión: Fomentar un ambiente donde los estudiantes se sientan cómodos compartiendo sus preocupaciones y reflexionando sobre los efectos del consumo puede ser una herramienta preventiva poderosa.