¿CÓMO SE PUEDE POTENCIAR LA AUTOESTIMA DESDE EL AULA?

ESCOLAR
Se puede hacer mucho por ayudar a los escolares a potenciar su autoestima. Algunas de esas consideraciones pasan por: Manejar adecuadamente los refuerzos y castigos en el contexto del aula. Existen dos tipos de eventos a manejar tras la realización de una conducta: el refuerzo positivo y el castigo. El primero hace referencia a cualquier respuesta agradable que nos llegue del exterior. Los refuerzos pueden ser cosas materiales, pero en el aula interesan más los refuerzos sociales, tanto verbales (elogios, valoraciones, expresiones de afecto, admiración, etc.) como no verbales (miradas, gestos, atenciones). Obviamente, si mostramos interés ante una conducta una sola vez (refuerzo único) no servirá de mucho, para estabilizar una conducta se requiere cierta continuidad (constancia del refuerzo).

Si una conducta valiosa no recibe refuerzo durante un tiempo, se irá debilitando hasta desaparecer, si no alabamos al alumno por las cosas que hace bien, buscará otras formas de llamar la atención. El segundo de los eventos que puede recibir una conducta es el castigo; este puede considerarse como una consecuencia no gratificante que recibe el sujeto tras la realización de una conducta. El problema que se presenta con el castigo es que no suele cambiar la conducta de raíz; el sujeto sí la cambia con respecto a la persona que administra el castigo, pero no la actitud de fondo que la provoca, es decir, podemos tener problemas de generalización. Es muy importante en el aula administrar los refuerzos y castigos de manera que potencien la autoestima de los alumnos, especialmente en aquellos que sea baja. La distribución de la recompensa y el castigo ha de ser la adecuada, la proporción aconsejable debería ser de 3 a 1 a favor de las recompensas, nunca al revés. Cuando a un alumno se le recrimina tres veces y solo se le reconoce o alaba lo bueno una vez, podemos estar erosionando su autoestima.
General
Evitar el error de la generalización. No puede confundirse un error puntual cometido por un alumno con una característica de su personalidad. A veces tratar a un alumno de «vago» o «tonto» porque ha hecho una cosa mal, es suficiente para ahogar su débil autoestima y estamos generalizando una cosa muy puntual a toda la personalidad del sujeto. Es conveniente delimitar y concretar bien la conducta a corregir, centrando la atención del alumno sobre esa conducta y dejando bien claro que la corrección se refiere a algo muy concreto que ha hecho y que debe cambiar o corregir. Evitar el proteccionismo por compasión. A veces hay alumnos con problemas, manías o defectos que son objeto de burlas, menosprecio y abusos por parte de otros compañeros. No hay que hacer a estos alumnos lo que ellos mismos son capaces de hacer; por ejemplo, puede ser contraproducente que una madre hable con los compañeros del hijo para convencerlos de que no sean malos con él. De esa manera no aprenderá a defenderse por sí mismo y tendrá la sensación de que depende de alguien, quedando en evidencia su impotencia. Es mejor facilitarle estrategias y pasos que él mismo puede intentar. Demostrar verdadero interés por los alumnos. Lo que lleva a interesarse por sus inquietudes, temores, gustos, amigos, etc.

A veces es bueno aparcar la exposición del tema que se esté impartiendo en el aula y hablar de sus asuntos, escucharlos y ayudarlos a expresarse cuando tienen dificultades para decir algo de forma directa, sobre todo si les afecta personalmente. Asimismo, mostrar interés por sus aficiones y gustos, y en caso de que coincidan con los nuestros hacérselo saber. Asignar tareas que sepamos que son capaces de realizar y cuya resolución encuentran gratificante. Dándoles responsabilidades hasta donde sean capaces. Aceptarles tal y como son relativizando sus errores y ayudándoles a encontrar lo que de positivo puede haber en sus fracasos y errores, ya que pueden representar oportunidades para corregir, evitando inconvenientes mayores en el futuro. Ayudarles a tener confianza en sí mismos. Esto se logra a partir de la confianza que los profesores les demuestren y del valor que le otorguen a sus éxitos. Debemos alabar sus esfuerzos y celebrar sus triunfos, también comentar con franqueza las cosas, pedir su consejo en cuestiones que les afectan y tener en cuenta sus puntos de vista, siendo una buena manera de demostrarles que confiamos en ellos; lo importante es crear un clima de confianza y para ello hasta se puede inventar el asunto o cuestión a tratar.
Castigarlo
A la hora de corregirlos o castigarlos por alguna fechoría, se debería hacer de tal forma que el afectado no vea que nos exaspera, hacerlo de la manera más fría posible; dar muestras del «cabreo» del profesor puede multiplicar la percepción de la gravedad del problema minando su autoestima y si lo que quería era fastidiar de verdad, nuestro enojo es una confirmación de su propósito, por lo que nuestro enfado no es pedagógico.
Potenciar la autoestima en el aula es esencial para el desarrollo saludable de los estudiantes. Aquí hay algunas estrategias y enfoques que los educadores pueden utilizar para fomentar la autoestima de sus alumnos:
- Reconocimiento y elogios: Reconoce y elogia los logros y esfuerzos de los estudiantes. Destaca sus fortalezas y logros tanto académicos como personales.
- Fomentar la independencia: Proporciona a los estudiantes oportunidades para tomar decisiones y asumir responsabilidades. La autonomía y el control sobre su aprendizaje pueden aumentar la autoestima.
- Establecer metas alcanzables: Ayuda a los estudiantes a establecer metas realistas y alcanzables. Celebrar el logro de estas metas refuerza la autoestima.
- Promoción de la resiliencia: Enséñales a enfrentar desafíos y superar obstáculos. La capacidad de superar contratiempos fortalece la autoestima.
- Fomentar la autenticidad: Anima a los estudiantes a ser auténticos y a aceptarse a sí mismos tal como son. La autoaceptación es fundamental para una autoestima saludable.
- Promover el trabajo en equipo: Las interacciones positivas con compañeros pueden ayudar a construir la autoestima. Fomenta un ambiente de apoyo y respeto entre los estudiantes.
- Comunicación abierta y escucha activa: Escucha a tus estudiantes y anímalos a compartir sus pensamientos, preocupaciones y logros. La comunicación abierta crea un ambiente de confianza.
- Enseñar habilidades de afrontamiento: Proporciona a los estudiantes estrategias para enfrentar el estrés, la ansiedad y los desafíos. Cuantas más herramientas tengan para lidiar con la adversidad, más fuerte será su autoestima.
- Evitar la comparación: Enfatiza que cada estudiante es único y que las comparaciones con otros no son productivas. Ayuda a los estudiantes a enfocarse en su propio progreso y crecimiento.
- Refuerzo positivo: Utiliza el refuerzo positivo en lugar de la crítica. Fomenta un ambiente en el que los errores se ven como oportunidades de aprendizaje.
- Programas de habilidades sociales: Implementa programas que enseñen habilidades sociales, empatía y resolución de conflictos. Estas habilidades pueden mejorar las relaciones y la autoestima.
- Mentoría y apoyo individualizado: Proporciona oportunidades para la tutoría y el apoyo individualizado a estudiantes que puedan necesitarlo. La atención individual puede marcar la diferencia.
- Promoción de actividades extracurriculares: Anima a los estudiantes a participar en actividades extracurriculares que les interesen. El éxito en actividades fuera del aula puede aumentar la autoestima.
- Modelo a seguir: Los maestros pueden servir como modelos a seguir positivos. Muéstrales a los estudiantes cómo manejar desafíos y enfrentar la vida con una actitud positiva.
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1. Fomentar un ambiente de respeto y aceptación
Un ambiente de respeto y aceptación es esencial para que los estudiantes se sientan valorados. Los maestros deben crear un espacio donde cada estudiante pueda expresarse sin miedo al juicio, donde las diferencias sean celebradas y donde se fomente la inclusión.
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Incluir a todos los estudiantes: Asegurarse de que todos los estudiantes, independientemente de sus habilidades o características, sean parte activa del grupo.
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Valoración de la diversidad: Fomentar el respeto y la aceptación de las diferencias culturales, sociales, físicas y cognitivas.
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Escuchar a los estudiantes: Dar espacio para que los estudiantes compartan sus ideas y emociones sin ser interrumpidos o criticados.
2. Reconocer los logros y esfuerzos
Es importante que los estudiantes reciban retroalimentación positiva sobre sus logros y esfuerzos. Reconocer no solo los resultados académicos, sino también el esfuerzo, la actitud y el progreso en su aprendizaje, ayuda a mejorar su percepción de sí mismos.
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Refuerzo positivo: Destacar los logros, no solo los más grandes, sino también los pequeños avances.
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Refuerzo del esfuerzo: Aplaudir el esfuerzo y la perseverancia, especialmente en los momentos difíciles, en lugar de solo premiar los resultados.
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Celebrar los éxitos grupales e individuales: Reconocer tanto los logros de la clase en conjunto como los logros personales, creando un ambiente de apoyo mutuo.
3. Promover el autoconocimiento
Ayudar a los estudiantes a conocerse a sí mismos y a reconocer sus fortalezas y debilidades les permite desarrollar una autoestima más sólida. Cuando los estudiantes se sienten seguros de lo que pueden hacer y de lo que necesitan mejorar, es más fácil que desarrollen una imagen positiva de sí mismos.
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Actividades de reflexión: Realizar actividades que permitan a los estudiantes reflexionar sobre sus logros, intereses y habilidades.
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Fomentar la autoevaluación: Invitar a los estudiantes a evaluar su propio progreso y establecer metas personales de manera constructiva.
4. Establecer metas alcanzables y desafiantes
Establecer metas claras y alcanzables es una excelente manera de ayudar a los estudiantes a aumentar su autoestima. Cuando los estudiantes logran sus metas, incluso las pequeñas, experimentan un sentimiento de éxito que refuerza su confianza en sí mismos.
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Establecimiento de metas personalizadas: Fomentar que los estudiantes establezcan metas propias, de acuerdo con sus capacidades y necesidades, para que se sientan dueños de su proceso de aprendizaje.
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Desafiar sin sobrecargar: Presentar desafíos adecuados a las habilidades de los estudiantes, de modo que puedan alcanzar sus objetivos con esfuerzo, pero sin sentirse abrumados.
5. Promover la resiliencia frente a los errores
Es importante que los estudiantes aprendan a ver los errores como oportunidades de aprendizaje y no como fracasos. Cuando los estudiantes comprenden que el error es una parte natural del proceso de aprendizaje, su autoestima se fortalece, ya que no tienen miedo de intentarlo de nuevo.
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Normalizar los errores: Reforzar la idea de que los errores son una oportunidad para crecer y aprender, no una señal de incapacidad.
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Fomentar la resiliencia: Ayudar a los estudiantes a desarrollar habilidades de resiliencia, enseñándoles cómo enfrentarse a las dificultades y cómo recuperar la confianza tras un contratiempo.
6. Establecer relaciones positivas y de apoyo
Los vínculos afectivos con los docentes y con sus compañeros de clase son fundamentales para el desarrollo de una buena autoestima. Cuando los estudiantes se sienten apoyados por su entorno cercano, tienen más confianza en sí mismos.
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Mostrar empatía y apoyo: Demostrar que te importa el bienestar de cada estudiante, tanto a nivel académico como emocional.
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Desarrollar relaciones de confianza: Crear un ambiente donde los estudiantes se sientan cómodos para compartir sus preocupaciones y problemas.
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Fomentar el compañerismo: Promover actividades grupales que ayuden a los estudiantes a colaborar, apoyarse mutuamente y formar lazos de amistad.
7. Fomentar la autonomía y la responsabilidad
Permitir que los estudiantes tomen decisiones y sean responsables de su aprendizaje y comportamiento les ayuda a sentirse más competentes y autónomos, lo que refuerza su autoestima.
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Dar oportunidades de liderazgo: Asignar roles y responsabilidades dentro del aula que den a los estudiantes un sentido de pertenencia y confianza en sus habilidades.
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Fomentar la toma de decisiones: Involucrar a los estudiantes en la toma de decisiones relacionadas con su aprendizaje y el funcionamiento del aula.
8. Ofrecer retroalimentación constructiva
La retroalimentación es una herramienta poderosa para el desarrollo de la autoestima, siempre que se ofrezca de manera constructiva. Los estudiantes deben sentir que la retroalimentación es un medio para mejorar, no una crítica negativa.
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Ser específico y positivo: Hacer comentarios específicos sobre lo que el estudiante ha hecho bien y cómo puede mejorar. Evitar generalizaciones negativas o comentarios que disminuyan la autoestima.
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Enfocarse en el proceso: Valorar el esfuerzo y el proceso, en lugar de solo los resultados finales, para reforzar la idea de que la mejora es un camino continuo.
9. Promover la expresión emocional
Crear un espacio en el aula donde los estudiantes puedan expresar sus emociones de forma saludable es crucial para el desarrollo de su autoestima. Cuando los estudiantes aprenden a gestionar sus emociones y expresar sus sentimientos, se sienten más seguros de sí mismos.
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Actividades de expresión emocional: Utilizar dinámicas como la escritura, el arte o el diálogo para que los estudiantes puedan compartir cómo se sienten y cómo manejan sus emociones.
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Crear un entorno emocionalmente seguro: Asegurarse de que los estudiantes se sientan cómodos al hablar de sus emociones y preocupaciones, sin temor a ser juzgados.
10. Desarrollar un enfoque positivo del aula
El maestro debe ser un modelo de actitud positiva. Los estudiantes tienden a imitar el comportamiento de sus educadores, por lo que tener una actitud abierta, optimista y confiada influye en la forma en que los estudiantes se ven a sí mismos.
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Promover una mentalidad positiva: Ayudar a los estudiantes a desarrollar una mentalidad de crecimiento, donde se vea el esfuerzo como la clave del éxito.
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Ser un modelo a seguir: Mostrar empatía, respeto y confianza en los estudiantes, lo cual fortalecerá su autoestima y su capacidad de relacionarse positivamente con los demás.