Si me dejas, moveré MI mundo

Si me dejas, moveré MI mundo

Autores 

 

A partir de las propuestas de algunos autores (Folkman y Lazarus, 1988; Echeburúa, 2005; Reeve, 1992, citado en Limonero et al., 2010), se presentan a continuación una integración de los principales tipos de respuesta y las estrategias que implican. Habrá que tener en cuenta, no obstante, que cuando una persona se enfrenta a una situación que es percibida como una amenaza, el afrontamiento hace referencia a un proceso dinámico, entre el sujeto y la situación estresante, en el que se incluyen los intentos del sujeto para resistir, pero también para superar, esas demandas del ambiente que le resultan excesivas, de manera que pueda adaptarse a la nueva situación y experimentar una transformación que vaya más allá del equilibrio.

 

De manera general, podemos distinguir dos modos de afrontamiento, uno directo y otro indirecto, en función de si la estrategia es proactiva o es evitativa. Métodos de afrontamiento directos Identificación de la fuente de estrés y, en segundo lugar, desarrollo e implementación de estrategias de afrontamiento contra el estresor. Inicialmente, pueden establecerse dos tipos de respuesta: Respuestas centradas en la regulación emocional

Búsqueda de apoyo social. Consiste en pedir ayuda, consejo, compartir con un amigo o familiar el problema en busca de soluciones.

 

Redes

Apoyo social que se refiere a la red de amistades o personas que tiene un sujeto y de las cuales puede recibir ayuda —recursos afectivos y prácticos— en momentos de crisis. Si bien suele buscarse el apoyo de profesionales que aporten herramientas (apoyo instrumental) e información (apoyo informativo), el apoyo social afectivo, que no busca soluciones sino la expresión del daño y la experiencia compartida del dolor y la pena, se busca habitualmente en la familia y en los amigos, aunque a veces puede obtenerse al implicarse en grupos de autoayuda o en asociaciones.

Distanciamiento. Tratar de olvidar el problema, restarle importancia, comportarse como si nada. No se trata de negarlo, pero sí de buscar momentos desconexión, de disfrute, en medio del dolor. Algo aparentemente paradójico, pero que la experiencia nos muestra como coexistentes (reír en un funeral, chistes sobre el desempleo,…).

Autocontrol. Actuar sin precipitarse, controlar las emociones que se producen. A lo largo del proceso de afrontamiento de una adversidad, se producen muchas situaciones que pueden generar desequilibrios emocionales, y que hacen necesario un tiempo de asimilación que permita controlar dichos momentos, para poder generar respuestas más adecuadas.

Aceptación de la responsabilidad. Reconocer la implicación en el problema y en su mantenimiento. Implica salir del papel de víctima, dejar de culpar a los demás de haberle arruinado la vida (de lo contrario, se entra entonces en una espiral de pensamientos y sensaciones infelices «no hay derecho…»).

Reevaluación positiva. Encontrar lo bueno de lo malo, «no hay mal que por bien no venga». Regulación emocional más centrada en el problema.

 

Interpretación 

Es la reinterpretación positiva del suceso, hasta donde ello es factible. En el momento del impacto no suele ser posible, pero poco a poco la persona puede aprender a confiar que todo tiene un sentido, y que es posible extraer algo constructivo de la desgracia, encontrar «flores en el estiércol». Huyamos, pues, de «ese determinismo psicológico equivocado que nos ha empujado a creer muchas veces que con las personas no hay nada que hacer y que su camino es hacia el infierno.» José Luis Gonzalo Respuestas centradas en el manejo del problema que está causando el distrés

Si me dejas, moveré MI mundo

Confrontación. Acciones directas dirigidas hacia la situación. Confrontación, expresión de la ira, potencialmente agresivas. A lo largo de todo el proceso se dan momentos puntuales en los que coexisten emociones de ira, rabia, enfado, con otras emociones positivas. El afrontamiento confrontativo consiste en dirigirse directamente a la fuente de estrés e intentar identificar la emoción en el momento en que se presenta, de validarla. Se trata de experimentar la emoción pero sin que domine al sujeto, para después transformarla. Por ejemplo, enfrentarse a la angustia, para orientarse rápidamente en la nueva realidad y adaptarse con retos inmediatos.

En este caso se trata de una reacción que permite entrar en una espiral positiva, de la que se sale más fortalecido y mejor persona que antes.

Planificación de solución de problemas. Pensar o ejecutar un plan, introducir cambios a partir del mismo, en busca de mejora. Planificar un «tratamiento alternativo» a lo que le está pasando, establecimiento de nuevas metas y relaciones.

 

Editorial Luis Bonilla. Expertos en enseñanza, formación a distancia, tutores cualificados y con variedad de cursos online.

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