La impronta escolar negativa

La impronta escolar negativa

Pudimos apreciar, en la mayoría de los casos, independientemente de la formación normalista o universitaria y de que hubieran tenido experiencias escolares positivas, un constante señalamiento a una serie de prácticas tradicionalistas, autoritarias, discriminatorias que vivieron y sufrieron como estudiantes en la educación básica, en particular en los niveles de primaria y secundaria.

 

Muchos de ellos se refieren al hecho de que los golpearon, los castigaron de otras maneras, los exhibieron y muchos hablan de esto último como algo bochornoso que definió el camino a seguir. Un ejemplo de esto lo encontramos en el siguiente testimonio: “Una de las razones por las cuales decidí involucrarme en la pedagogía humanista fue la siguiente: al entregar una tarea de español a mi maestra de primer año de primaria olvidé escribir la fecha y la reacción en automático, de la misma, fue escribir con letra palmer con un crayón rojo en toda la página la palabra cero. Contrariamente a lo que podría suponer cualquier adulto, me llenó de infinita rabia porque me pareció de lo más injusto a nivel evaluatorio no considerar los aciertos del ejercicio, porque seguramente tuve alguno. Quizá a nivel inconsciente, ahí empecé a priorizar los procesos y no los productos”. Procesos formativos y prácticas de los formadores de docentes

El caso anterior revela cómo esta profesora encuentra en la injusticia una razón importante para dedicarse a la docencia y, en particular, desde una perspectiva humanista, en donde se priorizaran los procesos y no los productos, además, como dicen otras informantes, con una mirada de empatía hacia los alumnos y no solamente limitarse al cumplimiento burocrático de la función de la enseñanza. Otro testimonio representativo que revela la misma situación lo plantea la siguiente profesora: “En mi familia no hay otras personas que se hayan dedicado a la docencia como para pensar que esa circunstancia hubiera influido en mi decisión, ni tampoco asistí a cursos o exposiciones para orientación vocacional, pero creo saber cuándo nació en mí la idea de ser maestra…

La impronta escolar negativa

Recuerdo cómo aquella mañana mi maestra de cuarto grado de primaria plantó en mi cuaderno de trabajo de Aritmética y Geometría, un terrible cuatro del tamaño de la hoja y con una crayola color rojo carmín; era mi calificación para un ejercicio mal hecho y para los problemas que no había sabido resolver. La Señorita Lupe no se había tentado el corazón para anotar ese enorme cuatro en mi libro de “La Patria”… la situación me provocó vergüenza y lloré desconsoladamente. Cuando la Señorita Lupe se percató de mi llanto, me dijo: —Ah, no te gustó tu calificación, pues si quieres una más alta, tendrás que esforzarte. De ahora en adelante, la primera a quien revisaré tareas y trabajos serás tú y si no los tienes bien hechos harás el doble de tarea… tiempo después, yo era quien ayudaba a la maestra a revisar los cuadernos y a tomar el resumen a mis compañeras”. En este otro caso, la decisión se desarrolla nuevamente a partir de la injusticia, pero también a partir del reconocimiento del esfuerzo y de la mejora constante por parte de un docente destacado de la institución. En éste, como en el anterior testimonio, se aprecia cómo muchos de los profesores informantes sin saber con claridad cuál era su decisión profesional, lo hicieron a partir de las experiencias obtenidas con profesores que no necesariamente en un inicio fueron un modelo positivo para ellos, sino al contrario. En suma, aunque no sucede en todos los casos, más de la mitad de los formadores reconoce que en sus antecedentes escolares como alumnos existieron profesores que les inspiraron para desarrollar esta profesión.

 

Escolar

La impronta escolar no solamente significa la huella que deja algún profesor en sus alumnos para que éstos elijan esta misma ocupación como trayectoria de vida, sino también implica la adopción de una serie de estilos a desarrollar como docentes, sea porque están convencidos de que eso es lo correcto ya que su maestro así lo hacía, o sea por negación a una serie de prácticas negativas de otros docentes. 33 Los formadores de docentes. Trayectorias formativas El fortuito desempeño como formador de formadores Si bien es cierto que los formadores con extracción normalista eligieron racionalmente ser docentes de educación básica y para ello ingresaron en una normal como estudiantes, no eligieron desde el principio ser o dedicarse a la formación de formadores, mucho menos en el caso de aquellos con formación inicial universitaria, quienes evidentemente tenían en mente una idea distinta respecto a su futuro laboral. El azar, la casualidad —sobre todo la instrumental— de tener un empleo, cobran aquí una importancia vital para entender cómo se nutre el campo laboral académico de las escuelas normales. Éste es uno de los grandes problemas de dichas escuelas en México y que, considero, es uno de los más importantes hallazgos a tomarse en cuenta en esta investigación: al parecer, muy pocos de los formadores de formadores buscaron dedicarse a ello de manera vocacional o profesional como una primera elección de vida. Más bien pareciera ser que el destino, de manera fortuita e inevitable, aunado a una necesidad o razón instrumental, los llevó a desarrollarse en estos vericuetos de la formación. Los informantes normalistas, por una parte, eligieron de inicio ser profesores de primaria o secundaria.

La impronta escolar negativa

Ahí se desempeñaron durante los primeros años de experiencia docente y eventualmente ingresaron a la normal de diversas maneras o mecanismos, en donde desarrollaron toda una experiencia de vida profesional y se insertaron necesariamente en la labor de formación inicial de docentes, para lo cual no estaban formados. Un docente expresa así su experiencia: “Finalmente egresé, trabajé en escuelas secundarias poniendo en práctica lo aprendido en la Normal. No pasó mucho tiempo cuando se dio la oportunidad de trabajar en el subsistema de educación normal, primero en las oficinas y al mismo tiempo en la Escuela Normal de Educadoras de Jardín de Niños, mi paso por ésta fue muy breve (un semestre), ya que la directora me puso a disponibilidad argumentando que ya no era necesaria mi presencia en la institución, esto ocasionó que me reubicarán en la Escuela Normal Superior de México (ensm). Empecé a dar clases en… Dibujo Técnico… claro, impartiendo materias de Matemáticas, esta primera experiencia duró un año. Debido a que en la ensm los grupos políticos y académicos se encontraban en pugna, por algún motivo fui a parar a… Psicología y a Pedagogía… y es aquí donde realmente empiezo a entrar en contacto con el debate entre las diversas corrientes tanto psicológicas como pedagógicas en la educación. Impartía la materia de Estadística en ambas especialidades”. En el testimonio anterior se plantean dos ideas fundamentales: de una parte, como el ingreso al trabajo en la escuela normal no era un plan de vida predefinido por la Procesos formativos y prácticas de los formadores de docentes 34 mayoría de los informantes, este hecho genera a estos sujetos un nuevo problema: prepararse adecuadamente para desarrollar un buen papel en institución de educación superior, es decir, entrar en contacto y conocer las teorías psicológicas y pedagógicas más avanzadas o que estaban en boga en el proceso de formación.

 

Podemos decir que en términos generales, esto se convierte en una ansiedad o angustia de formación, que se traduce a la vez en una movilización de saberes para poder resolver esa necesidad.

Aunque no se especifique el mecanismo de ingreso a esta institución de educación superior, se evidencia en los siguientes testimonios cómo es que la mayoría de los informantes normalistas ingresó a ella por recomendaciones de profesores o directivos. Una informante dice: “Hacia 1989, me invitaron a colaborar como maestra en la institución formadora de docentes en educación media”. Otra menciona que: “Fui a la Normal y hablé con el director para que me sugiriera donde más buscar trabajo como egresada y me dijo: ‘Si quieres trabajar aquí solicito tu plaza’… emocionada, acepté, pero hubo muchas trabas debido a que no era la única. Ya existía una lista de egresados para trabajar en la normal. En la Dirección General de Normales no aceptaban uno más, pero a alguno de esos compañeros se le presentó otra oportunidad y fue como me aceptaron”. En el último caso podemos apreciar cómo el simple hecho de haber estudiado en escuela normal resulta en este momento suficiente para poder ingresar en la escuela como una coyuntura derivada de que no existían plazas para ser otorgadas en el nivel secundario, para el cual había sido preparada la docente en cuestión. Como este caso existen algunos más dentro de las escuelas normales. La necesidad de dotar de plaza a los egresados se convertía en una especie de obligación para los directores de las escuelas normales, y en ocasiones, como la anteriormente descrita, se cubría este requisito otorgándole al egresado unas cuantas horas dentro de la misma normal. En otras ocasiones, en el caso de los profesores normalistas estaba en primer lugar el hecho de tener experiencia en educación básica, y en segundo lugar conocer a alguien que podría contactarlos para poder ingresar a la escuela normal como docentes.

 

Se visualiza entonces que tener esa experiencia es un valor agregado para ese candidato como formador inicial. Cabe aclarar que si bien es cierto que la mayoría de los formadores de extracción normalista ingresó por esta vía, aproximadamente una tercera parte de ellos lo hizo por ingreso en un concurso de oposición. 35 Los formadores de docentes. Trayectorias formativas Al parecer, en estos informantes, como hemos visto en otros casos y en otros estudios, la recomendación es en buena medida una vía legitimada al interior de estas escuelas para ingresar en ellas. Evidentemente que en este proceso no se consideran los posibles perfiles académicos elaborados para la contratación de docentes, y que tampoco se someten a concursos de oposición abiertos o cerrados para poder acceder a esa plaza. Una parte de los informantes universitarios expresa algo similar a lo anteriormente descrito. Muchos de ellos ingresan por recomendación y sin realizar un concurso de oposición. En este último sentido ocurre algo similar con los docentes no normalistas, quienes sin tener necesariamente un perfil adecuado para el desarrollo de la formación inicial de docentes, se insertan en las escuelas normales teniendo aún menos experiencia y conocimiento del sistema que los anteriores informantes. “…pues me quedé sin trabajo. Yo había sido [sic] tiempo completo en otra escuela, pero privada, y ahí te corren cuando quieren. Y entonces me puse a buscar trabajo… les hablé a varios conocidos para ver si me conseguían algo, pero nada. También andaba entregando currículos en las escuelas. No había nada. Y entonces me acordé de un maestro de la maestría que trabajaba aquí y que le digo. Yo ni sabía que existía esta escuela.

 

La «impronta escolar negativa» se refiere a experiencias adversas o desfavorables que un individuo ha experimentado durante su tiempo en la escuela. Estas experiencias pueden dejar una marca profunda y negativa en la percepción de la educación y en el desarrollo personal:

Experiencias de Bullying:

  • Hostigamiento y Acoso: Ser víctima de intimidación, burlas o exclusión por parte de compañeros o incluso docentes.

Desmotivación y Fracaso:

  • Fracaso Académico: Experiencias de bajo rendimiento académico o reiterados fracasos en el ámbito escolar.
  • Desinterés por el Aprendizaje: Sentirse desmotivado o desconectado de los procesos de aprendizaje debido a malas experiencias previas.

Relación Negativa con los Docentes:

  • Falta de Apoyo o Comprensión: Experimentar falta de apoyo por parte de los profesores, sentimiento de incomprensión o falta de empatía.

Problemas de Adaptación:

  • Problemas de Integración: Dificultades para integrarse en el entorno escolar, sentirse marginado o excluido.

Impacto en la Autoestima:

  • Baja Autoestima: Experiencias negativas en la escuela pueden afectar la autoimagen y la confianza en uno mismo.

Consecuencias a Largo Plazo:

  • Actitudes Negativas Hacia la Educación: Puede generar aversión hacia la escuela o instituciones educativas en el futuro.
  • Impacto en el Desarrollo Personal: Las experiencias negativas en la escuela pueden influir en la autoimagen, las aspiraciones y la motivación para aprender.

Abordaje y Superación:

  • Apoyo Psicológico: Enfrentar y superar estas experiencias puede requerir apoyo psicológico, terapia o consejería.
  • Revalorización de la Educación: Reconocer y trabajar en la superación de estas experiencias para no limitar las oportunidades futuras.

 

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📌 ¿Qué es la impronta escolar negativa?

Se entiende como:

El conjunto de experiencias escolares vividas de manera negativa (humillaciones, castigos, indiferencia, presión excesiva, etc.) que dejan una marca duradera en la persona, afectando su forma de ver la enseñanza, el aprendizaje y la institución escolar.


🧠 Efectos en la formación docente

En los futuros docentes, estas improntas pueden:

  • Condicionar su estilo de enseñanza, muchas veces replicando o rechazando lo vivido.

  • Generar temores o resistencias, especialmente en prácticas de aula.

  • Influir en la forma en que entienden la autoridad, la disciplina o la relación con los estudiantes.

  • Obstaculizar la construcción de una identidad pedagógica sólida y crítica.

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